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El sueño chileno del hidrógeno verde

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Agencia Uno/PAUTA
POR Eduardo Olivares |

“Con sus horas de viento y sol, Chile cuenta con una gran ventaja a la hora de generar energías renovables. Esto nos permitiría derrochar energía renovable para generar hidrógeno verde”, dice John Müller.

Huir de la realidad es un fenómeno habitual en Chile. Durante años, el país creyó que limitaba al norte con Dinamarca, al Este con Francia y los chilenos éramos “los ingleses de América del Sur”. También los expertos en demoscopia han detectado que las personas pobres creen que son de clase media porque se identifican con los valores de esta clase pese a que su realidad material (no tienen agua potable, sus calles no están pavimentadas, carecen de acceso a ciertos servicios) indica que no lo son.

El último territorio soñado es el de que el hidrógeno verde será el nuevo cobre y Chile será “la Noruega sudamericana del siglo XXI” gracias a la producción de este combustible respetuoso del medio ambiente. El Gobierno, que no es capaz de garantizar la vigencia del Estado de Derecho en vastas zonas del país, se empeña en hablar de esta revolución energética del mismo modo que O’Higgins musitaba “Magallanes” cuando agonizaba en el Perú.

Pero el hidrógeno plantea una serie de problemas básicos que todavía debe solucionar la tecnología. Uno es que se necesita muchísima energía para producir la electrólisis que permita separar la molécula de agua y obtener hidrógeno. Dependiendo del origen de esa energía el hidrógeno es clasificado por colores: si es producida con combustibles fósiles, el hidrógeno es “negro” o “gris”, si se produce una captura de las emisiones de CO2 de la energía, es “azul”, y si se mezclan energías fósiles y renovables es “amarillo”.

Obviamente, con sus horas de viento y sol, Chile cuenta con una gran ventaja a la hora de generar energías renovables. Esto nos permitiría derrochar energía renovable para generar hidrógeno verde.

Un segundo asunto tiene que ver con el almacenamiento y transporte del hidrógeno. La gracia de producir hidrógeno verde es que se pueda vender y para eso es necesario llevarlo hasta un consumidor. La densidad del hidrógeno es extraordinariamente baja. Como consecuencia, la cantidad de energía que se obtiene de un determinado volumen de hidrógeno, aún licuado, es reducida. Por lo tanto, es preciso transportar mayores volúmenes de hidrógeno que de otros combustibles para obtener la misma cantidad de energía. El transporte aéreo o marítimo no han resuelto esto todavía: se necesitarían aviones tres o cuatro veces más grandes que los existentes sólo para llevar el combustible autopropulsante.

Es verdad que esto no debería ser un obstáculo para empezar a soñar. Chile ha sido el primer país de la región en presentar una estrategia oficial sobre el hidrógeno verde, en noviembre de 2020. Y tiene dos proyectos, uno en Antofagasta (proyecto HyEx) y otro en Magallanes (proyecto HIF), en desarrollo. Pero, ser líderes en la región no significa echar campanas al vuelo. Más allá de la tecnología, que en el sector energético se comporta cada vez más como una commodity, lo importante es la seguridad jurídica que pueda ofrecer un país -y esto supone la certeza de que el Estado de Derecho está vigente- para el desarrollo de cualquier industria y el entorno favorable a los negocios (business friendly) del mismo.

Curiosamente, pese a sus grandes ventajas con las energías renovables, Chile no figura entre los 10 mejores países para invertir hoy en hidrógeno, según el nuevo índice de atractivo de inversión en Hidrógeno (Hydrogen Investability Index, H2i) creado en octubre pasado por las consultoras de infraestructuras de ámbito internacional Cranmore Partners y Energy Estate. Nuestro país está en el lugar 14º de un ranking que encabezan Alemania, España, EE. UU., Australia y Francia. La clasificación de cada país se basa en una evaluación exhaustiva de la capacidad de inversión, el apoyo normativo, los recursos renovables, la infraestructura de transporte y almacenamiento, la demanda local y la seguridad energética.

Un país puede estar bendecido por la naturaleza, tener salitre, cobre o petróleo (ahí está Venezuela) en cantidades ingentes, pero si no está ordenado virtuosamente no tiene nada que hacer en el concierto mundial.

John Müller conduce Primera Pauta, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.