De Cema Chile a Virginia Waters: la historia de Lucía Hiriart de Pinochet
Hija de un senador radical, la viuda del fallecido Augusto Pinochet, Hiriart forjó una imagen de mujer fuerte en el régimen militar. “Nunca he sido tan mandona, como dicen”, aseguraba. Falleció el 16 de diciembre de 2021.
Quince años después de la muerte de Augusto Pinochet, su esposa Lucía Hiriart Rodríguez (1922-2021) falleció la tarde del 16 de diciembre de 2021, a los 99 años de edad.
Una de sus últimas apariciones públicas fue el 25 de noviembre de 2015, para el natalicio número 100 de Pinochet, quien murió el 10 de diciembre de 2006. Fue en la casa de la familia de Los Boldos, en Bucalemu, en cuya capilla se depositaron las cenizas del general (r).
La ceremonia la organizó la Fundación Pinochet y la encabezó el general (r) Luis Cortés Villa. Llegó un centenar de adherentes.
De ese día quedan las últimas fotos autorizadas de Lucía Hiriart Rodríguez, vestida de blusa blanca y blazer azul marino. Como la viuda de Pinochet, ese día tuvo un rol protagónico, pero silencioso. Hubo una liturgia que dirigió el sacerdote Jaime Herrera y un discurso que leyó el historiador Gonzalo Rojas, titulado Augusto Pinochet Ugarte: tres decisiones fundamentales para la historia de Chile.
Entonces Lucía Hiriart tenía 92 años y respondió a una pregunta a revista Qué Pasa sobre la conmemoración: “Es muy emocionante que toda esta gente esté presente. Me hace pensar que aún quedan chilenos que son fieles, leales, y que es necesario que Dios ayude a nuestra patria”.
Cinco años después, el 21 de abril de 2020, Lucía Hiriart reapareció públicamente. Fue con motivo de la muerte del exministro del Interior de Pinochet Sergio Onofre Jarpa, cuando junto con sus hijos envió condolencias a la familia de Jarpa en El Mercurio. “Con profundo pesar nos unimos al sensible fallecimiento”, dice el escueto texto.
Hija de un senador radical
Lucía Hiriart Rodríguez nació en 1922 y de niña vivió en Antofagasta y San Bernardo. Sus padres fueron Lucía Rodríguez Anda y Osvaldo Hiriart Corvalán, un abogado militante del Partido Radical que fue ministro del Interior del presidente Juan Antonio Ríos durante un año. Además, fue senador por la Primera Agrupación Provincial Antofagasta y Tarapacá, en el período 1937- 1945.
En 1943 se casó con Augusto Pinochet Ugarte y tuvieron cinco hijos: Lucía, Augusto, Marco Antonio, Jacqueline y Verónica.
El matrimonio duró 62 años, hasta la muerte de Pinochet. Sus últimos días, Lucía Hiriart los vivió en un departamento en La Dehesa, que fue comprado en 2014, donde era visitada por sus hijos y nietos.
Tras el Golpe Militar, ofició como primera dama durante toda la dictadura. Junto con una veintena de colaboradores, ocupaba todo el piso 17 del edificio Diego Portales (hoy el Centro Cultural Gabriela Mistral), hasta que en 1981 se trasladó a La Moneda.
También presidió CEMA-Chile, que a partir de 1974 coordinó los centros de madres del país. Lo hizo hasta 2016 y, según contó en una declaración judicial ante el ministro Guillermo de la Barra, se retiró por “motivos de salud. Se me hacía muy difícil cumplir con funciones en la fundación. Pero creo que se trata de una institución muy organizada y con un voluntariado muy fuerte”.
El 19 de enero de 2019, CEMA-Chile cerró sus puertas. Además, entregó 108 propiedades a Bienes Nacionales y a otras instituciones de beneficencia después de la indagatoria judicial, a cargo de De la Barra, que finalmente fue sobreseída.
Pero antes de esa determinación judicial, Lucía Hiriart alcanzó a declarar como inculpada ante el ministro De la Barra, quien indagó la venta de inmuebles de la institución y el delito de malversación de caudales públicos, luego de una denuncia del Consejo de Defensa del Estado (CDE).
Esa declaración fue publicada por El Mercurio dos semanas después.
Pero fue otra indagatoria judicial en Chile la que por primera vez alcanzó a la a toda la familia Pinochet: el caso Riggs. Lucía Hiriart estuvo procesada en 2007, por el juez Carlos Cerda, por malversación de caudales públicos. Pero la Corte Suprema acogió un recurso de amparo y anuló el procesamiento.
Su relación con Pinochet
Una de las pocas veces que Augusto Pinochet habló públicamente sobre Lucía Hiriart fue en el libro Ego Sum Pinochet, de las periodistas Raquel Correa y Elizabeth Subercaseaux, de Editorial Zig Zag. Su primera edición fue publicada en 1989, un año después de que perdiera el Plebiscito del 5 de octubre de 1988, que marcó el final del régimen militar, y mientras aún era comandante en jefe del Ejército.
Fue una serie de entrevistas realizadas en La Moneda, donde Pinochet habló del golpe militar, de personajes y hechos de la historia y “da su versión personal respecto de los derechos humanos durante su gobierno”, señala la reseña del libro.
Pero en un momento las periodistas cambiaron de tema y le preguntaron por literatura latinoamericana y cine. Pinochet contó que había leído Conversación en la Catedral de Mario Vargas Llosa y dijo que le gustaban las películas italianas, “aquellas donde actúa la Ornella Muti, la Gina y la Sofía Loren y otras”.
Entonces, las periodistas le comentaron si acaso le gustaban esas actrices. Pinochet contestó: “¿Quieren que les diga una cosa? No me gustan las mujeres así. Me gustan como mi esposa y muy femeninas”
-¿Intelectuales?- le contrapreguntaron.
“¡Claro! Una mujer con quien no se puede conversar no interesa. Uno no puede dedicarse a las materias puramente contemplativas con la mujer. Tiene que haber conversación franca, intercambio de ideas, conocimientos de historia, etc., ¿no creen?”, respondió Pinochet.
También le consultaron si era verdad que Lucía Hiriart lo mandaba. “Claro- se ríe a carcajadas-; sí, cuando me manda a lavar los platos”, contestó.
-¿En cosas de gobierno también?
“¡Cómo se le ocurre que me va a mandar! A mí no me manda nadie. Cada uno en su área. Nunca he aceptado el mando de nadie. Ni de mi madre. Ahora, en la parte militar, uno obedece las órdenes, pero no en lo demás. Y como gobernante, con el poder que me dio el pueblo en 1980, he respetado la Constitución totalmente“.
“Nunca he sido tan mandona, como dicen”
Que ella tenía un carácter fuerte y dominante fueron parte de las características que siempre se le asignaron. Por eso la pregunta a su marido en el libro Ego Sum Pinochet se repitió en 2008, cuando se la formularon a Lucía Hiriart en la primera entrevista que dio dos años de la muerte de Pinochet a La Tercera. El título: “Nunca he sido tan mandona, como dicen”.
En esa entrevista, Lucía Hiriart contó que esos dos últimos dos años como viuda de Pinochet habían sido difíciles: “Su muerte fue muy imprevista, no se consideraba para nada que fuera así de repentina. Ese día, en el hospital lo dejarían ir a la casa, porque era mi cumpleaños (se emociona). Entonces fue tremendo. Me ha costado mucho acostumbrarme a estar sola. Tengo a mis hijos y nietos, todos muy cariñosos, pero no es lo mismo. Es fuerte porque tuve que hacerme cargo de muchas cosas, como gastos y otros, que nunca hice. Toda la vida mi esposo se preocupó de eso”.
También, cuando le preguntaron qué había sido lo más complicado en ese período (entonces estaba abierta la investigación por las cuentas secretas que se encontraron a Pinochet en el Banco Riggs), dijo: “La situación que no se concreta respecto de los dineros de mi marido y el embargo de algunas propiedades. Eso ha sido lo más difícil, porque uno no sabe cuánto más Dios me dará de vida. Puedo irme y aún no se ha resuelto ese tema, que me ha impedido tomar algunas iniciativas que quería. Eso me coarta un poco el futuro”.
Hasta que vinieron las preguntas sobre su influencia en su marido en la toma de decisiones: “Era el ascendiente natural que tiene una esposa en un buen matrimonio basado en el cariño, la tolerancia y lealtad”, respondió.
Le insistieron: “¿Está consciente de que la imagen que existió de usted como primera dama fue la de una mujer dura, que impulsó a su marido a actuar con severidad?”. Lucía Hiriart contestó: “Sé que eso dicen de mí. No me conocen. Sí le puedo asegurar que tengo bastante confianza en mí misma y me gusta enfrentar las cosas con valentía. No sé si siempre actuaré con sensatez, pero he intentado hacerlo. Nunca he sido prepotente ni tan mandona como dicen. Ahora bien, si tienes a mucha gente trabajando bajo tu tutela es necesario cultivar cierto ascendiente”.
También le preguntaron si era cierto que ella empujó a Pinochet a dar el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y que lo conminó a ser ministro de Defensa. “Esa conversación que usted menciona la tuvimos en broma. Augusto me decía que aspiraba a ser igual que mi padre, quien fue ministro de Estado. Entonces, yo le respondía: ‘Bueno pues tienes que ser ministro de Defensa'”.
Virginia Waters y la detención en Londres
El 16 de octubre de 1998, mientras estaba internado en la London Clinic, en Londres, Pinochet fue detenido por orden del juez español Baltasar Garzón por crímenes de lesa humanidad. En Chile ya se había presentado la primera querella en su contra por violaciones a los derechos humanos cometidas durante su mandato.
Había viajado poco antes junto a Lucía Hiriart para operarse una rodilla. Iba con pasaporte diplomático pues era senador vitalicio.
Según contó en 1998 en una entrevista a canal 13 su hijo Augusto Pinochet Hiriart, además de la operación, Pinochet tomó el vuelo porque “quería tener un último viaje, porque sabe que el mundo está cambiando hacia el lado que no nos gustaría a nosotros, pero hacia allá va, entonces el se dio cuenta que no iba a poder seguir viajando y quiso ir porque le encanta Inglaterra, le encanta Europa”.
Poco antes de su detención, la exprimera ministra británica, Margaret Thatcher, fue a tomar té con el matrimonio en Chester Square, Londres. Luego, cuando se inició el proceso contra Pinochet, fue una de sus principales defensoras.
Por eso rol, cuando Thatcher murió el 8 de abril de 2013, un artículo de el diario español El País contó que Lucía Hiriart envió una carta de condolencias: “Nunca olvidaré su visita histórica el 26 de marzo de 1999 a Virginia Water. Ese sigue siendo el único momento luminoso en el recuerdo de aquellos días oscuros que pasamos en Wentworth, esperando poder regresar a Chile”, decía el texto.
Durante los 503 días que duró el proceso judicial, Pinochet fue visitado también por políticos chilenos. Pero con los años, varios de sus partidarios se apartaron de su figura. “Cuando mi marido estaba vivo, a él lo venían a saludar muchos más. Hubo mucha gente que llegaba más tarde para que no los vieran, pero todos aparecían. A mí no me visitan tanto. Sin embargo, me tiene sin cuidado”, dijo en 2008 a La Tercera.
Lucía Hiriart estuvo junto a Pinochet durante todo el proceso judicial en Londres. Vivieron en el exclusivo sector de Virginia Waters. El 2 de marzo del 2000, el ministro del Interior británico, Jack Straw, lo liberó por razones humanitarias. Al día siguiente, el matrimonio ya estaba en Santiago.
Poco después de regresar a Chile, el 3 de marzo de 2000, Pinochet enfrentó su primer desafuero por los crímenes de la Caravana de la Muerte. Luego fue procesado por el juez Juan Guzmán Tapia. Y vinieron otras causas sobre violaciones a los derechos humanos.
En 2008, en la citada entrevista en La Tercera, a Lucía Hiriart le preguntaron si su marido pudo haber asumido una responsabilidad política. Y esto respondió: “No, prefiero no recordar los aspectos malos. Es otra de las cosas que he tratado de hacer durante estos dos años: vivir el presente. Quiero olvidarme del pasado, sobre todo porque yo no tuve injerencia alguna. Mire, hay gente que yo respeto por ser chilena y por ser persona, pero nunca voy a pensar como ellos. Para mí hay una división con la que me voy a morir. Aun con una mirada tranquila hacia atrás, creo que fueron circunstancias muy difíciles en donde hubo que tomar resoluciones fuertes”.