Convención: traspiés de candidaturas que tienen entrampadas las negociaciones por la presidencia
La sesión inconclusa para definir a los sucesores de Loncon y Bassa dura casi 20 horas y tras ocho rondas de votación no hubo acuerdo. La votación se retoma este miércoles 5 de enero en la tarde.
Se anticipaban votaciones y negociaciones extensas, aunque los más optimistas pensaban en que habría humo blanco, como máximo, en la tercera ronda. Esas predicciones quedaron cortas y las votaciones por la presidencia de la Convención Constitucional se extendieron hasta la madrugada del miércoles 5 de enero.
En el Colectivo Socialista comenzaron la jornada optimistas. Y tenían razones: habían logrado un acuerdo con el Frente Amplio para postular a Ramona Reyes, un nombre que también tenía buena llegada en grupos como Independientes No Neutrales y el Colectivo del Apruebo. Faltaba convencer a los convencionales de Independientes RN-Evópoli y a parte de la izquierda.
En Independientes No Neutrales, en tanto, se miraba con cierta distancia la postulación de Patricia Politzer, quien no había logrado concitar el apoyo necesario, por lo tanto, era inevitable terminar apoyando a la carta del Colectivo Socialista.
Más a la izquierda el panorama era incierto.
Si bien la candidatura de Eric Chinga (Diaguita) había recibido un importante apoyo de Chile Digno, luego de que Bárbara Sepúlveda (PC) se bajara de la carrera, aún estaban lejos de conseguir los apoyos para la presidencia: solo tenían 29 votos.
Un escenario similar vivía la candidatura de Cristina Dorador. La científica apoyada por Movimientos Sociales Constituyentes también había logrado un acuerdo la tarde del lunes 3 de enero con una parte de los pueblos originarios. ¿El trato? Apoyarían a Dorador a cambio de que los Movimientos Sociales votaran a favor de Rosa Catrileo para la vicepresidencia.
En la otra vereda, la derecha no lograba llegar a un acuerdo.
Si bien postularon en primera instancia a Bárbara Rebolledo, se trataba de una candidatura “testimonial”, ya que aunque toda la derecha se uniera para impulsar a la periodista no alcanzaban ni la mitad de los 78 votos necesarios para la presidencia. La decisión era esperar para ver cómo se movían los otros colectivos, ya que al menos en Independientes RN-Evópoli la condición era que a la candidatura que apoyaran debían entregarle, de vuelta, los patrocinios necesarios para que Cristián Monckeberg ocupara el cargo de vicepresidencia adjunta.
En ese contexto, la primera votación terminó de la siguiente manera: Ramona Reyes (34), Bárbara Rebolledo (32), Eric Chinga (29), Cristina Dorador (22), Patricia Politzer (13), Daniel Bravo (11), Eduardo Castillo (7), Geoconda Navarrete (1), Paulina Veloso (1), Bárbara Sepúlveda (1), Loreto Vidal (1) y dos nulos.
Ramona Reyes: El “inesperado” problema
En la primera ronda no hubo acuerdo, y era predecible. El Colectivo Socialista aún se mantenía firme con la candidatura de Reyes, ya que en una segunda ronda se les sumarían los votos de Independientes No Neutrales y del Colectivo del Apruebo. Con eso llegarían a 54 votos.
Fue en medio de esa ronda cuando comenzó a circular información acerca de una serie de irregularidades ocurridas en el municipio de Paillaco mientras Reyes era alcaldesa. Los datos no eran nuevos. De hecho, el día anterior a las votaciones, justo antes de que un grupo de convencionales del Colectivo Socialista realizara un punto de prensa, circuló una nota en los grupos de Whatsapp de los asesores de la Convención donde se informaba que la Contraloría responsabilizó a Ramona Reyes por desviar fondos públicos para un congreso de la Confusam.
Al enterarse de la circulación de la noticia, los convencionales socialistas suspendieron el punto de prensa. Más tarde sería la propia exalcadesa la que respondería ante la situación: “La verdad es que eso me entristece, complica la función que uno viene a representar acá, porque si es por buscar cosas a quienes hemos sido alcaldes y alcaldesas, la Contraloría está permanentemente vigilando el accionar administrativo”.
Parecía que el problema no pasaría a mayores, pero cuando se votaba por segunda vez por la presidencia reflotaron otras informaciones sobre irregularidades que iban desde despidos injustificados hasta faltas de probidad. El tablero cambiaba.
“Tomé la decisión de dejar en libertad al Colectivo Socialista, seguimos en la negociación y vamos a tratar de lograr amplios acuerdos […] he tenido dos procesos de intentos de destitución, de los cuales gané todos”, dijo Reyes.
Ante una inminente baja de la candidatura de Reyes, INN confirmaba que volverían a levantar la candidatura de Politzer. Mientras tanto, en redes sociales los partidarios del Frente Amplio presionaban para que dicho colectivo apoyara la candidatura de Dorador.
En ese contexto, llegaron a la Convención dos figuras del Frente Amplio: Margarita Portuguez, presidenta de Revolución Democrática, y Sofía Fortunatti, jefa de prensa de Convergencia Social. Ahí acordaron inclinarse por la candidatura de Dorador.
La nueva cancha
Ante el nuevo escenario, al Colectivo Socialista no le quedaba mucho margen de acción y decidió apoyar a Politzer, quien ya tenía de vuelta los votos de su propio colectivo. Incluso, la propia Ramona Reyes se inclinó por la carta de INN.
Mientras tanto, la candidatura de Dorador tomaba fuerza. El apoyo del Frente Amplio se traducía en un primer lugar de la científica en la tercera ronda, donde llegó a 46 votos. El desafío ahora era conseguir los votos en los sectores que hasta el momento se habían inclinado por Chinga. Las miradas apuntaban a Pueblo Constituyente.
El colectivo que integran algunos convencionales de la ex Lista del Pueblo, que en un principio habían apoyado la candidatura de Daniel Bravo, ahora se movían entre Chinga y Dorador. En ese momento fue la propia científica quien se acercó al colectivo para conseguir los votos de los convencionales de ese colectivo que estaban apoyando a Chinga.
Mientras que en Pueblo Constituyente veían cada vez más lejos la posibilidad de que Chinga consiguiera los votos. A eso se sumaba la probabilidad en ascenso de que Politzer llegara a la presidencia. Las posibilidades no caían bien en Pueblo Constituyente, que ante ese escenario finalmente decidieron apoyar a Dorador.
Apenas terminaron las conversaciones con Pueblo Constituyente, Dorador se reunió con un grupo de convencionales de Chile Digno, principalmente del Partido Comunista. El día anterior Marcos Barraza (PC) confirmaba el apoyo a Chinga, pero junto con eso sostenía que no iban a actuar con rigidez. Sin embargo, desde el PC comentan que ante el estancamiento de los votos por Chinga debían inclinarse por una candidatura que impidiera la llegada de Politzer, que a ojos de Chile Digno no aseguraba un perfil transformador. Fue justamente esa flexibilidad la que se tradujo en un acuerdo con MSC, para que una parte de Chile Digno apoyara la candidatura de Dorador.
Las negociaciones dieron frutos, pero no los suficientes. En la cuarta ronda Dorador alcanzó 60 votos, a sólo 18 de llegar a la presidencia. El receso era clave para negociar y las conversaciones irían dirigidas hacia los socialistas, que en ese momento dividían sus apoyos entre Patricio Fernández y Patricia Politzer.
Bajarse, pero con condiciones
La quinta ronda mostraba un escenario totalmente distinto a lo que se vivió en el principio de la sesión. Ante el estancamiento de Politzer, los socialistas se inclinaron por apoyar a la figura de Fernández. En la derecha, en tanto, había crecido el interés por apoyar una candidatura que fuera capaz de competir contra Dorador, y Fernández cumplía con ese perfil.
Por su parte, Dorador se mantenía casi con los mismos apoyos, luego de que se sumaran cuatro votos a su candidatura.
La votación fue estrecha: 61 votos para Fernández y 64 para Dorador. Se acercaba la votación final y en ese momento era determinante la decisión de la candidatura de Chinga. Sus votos, que irían para Dorador, serían suficientes para que la científica se convirtiera en la nueva presidenta de la Convención, pero las conversaciones no fluyeron. “Creemos que es necesario estar dentro de la Mesa, sería una señal potente para que podamos ser actores en el plebiscito de salida y esto se apruebe […]. Hicimos una petición concreta, nada subjetivo: poder representar la voz del pueblo en la Mesa”, sostuvo Chinga.
A cambio de apoyar a Dorador, el convencional diaguita pedía los patrocinios a MSC para ocupar una de las siete vicepresidencias adjuntas, para lo cual necesitaría 24 firmas. El problema es que MSC ya tenía un acuerdo con el PC, luego de que en la votación de la Mesa pasada, el Partido Comunista le entregara los patrocinios a Elisa Giustinianovich (MSC) para ocupar la vicepresidencia adjunta. “No quieren transar y nosotros no nos vamos a bajar”, decía una fuente de la Coordinadora que apoyaba a Chinga.
Las conversaciones no llegaron a buen puerto y finalmente Dorador obtuvo 64 votos, mientras que Fernández se quedó con 61.
El hecho de que la candidatura de Fernández fuera apoyada y levantada por la derecha, según comentaron convencionales del Colectivo Socialista, terminó por distanciar a varios integrantes de ese grupo. De esta manera, diez socialistas votaron por Dorador y otros seis lo hicieron por Fernández. “¿Qué están viendo los militantes socialistas en sus casas? Que el propio colectivo traiciona a los suyos gratis, a costo de nada. Regalan la presidencia a cambio de nada, traicionan a uno de los suyos y en la vicepresidencia tampoco aseguran nada”, comentó el convencional Manuel José Ossandón.
En ese escenario, la científica llegó a 72 votos y solo le faltaron siete votos del Colectivo Socialista, de los que en la práctica solo necesitaba seis. Sin embargo, no eran votos que pudieran cambiar. Los socialistas sinceraron que había un grupo que en ningún escenario votarían por Dorador. Había que buscar nuevos nombres.
Los últimos intentos
Ante el poco margen para apoyar a los nombres existentes, INN levantó la candidatura de Benito Baranda, una figura que generaba un consenso transversal en los socialistas. En la derecha, sin embargo, ante la caída de Fernández, se inclinaron por volver a levantar sus propios nombres: María Angélica Tepper y Rocío Cantuarias, a la espera de conocer cómo se darían los apoyos en la séptima ronda.
El escenario provocó que Dorador perdiera los votos de los socialistas y aún así Baranda no logró los votos necesarios: Baranda obtuvo 36 y Dorador 64. La Convención entraba así en un nuevo reinicio de las negociaciones que no tuvo éxito. Pueblo Constituyente retiró sus apoyos a Dorador para inclinarse por quien fue su primer candidato, Daniel Bravo. La octava ronda terminó con la candidatura de Dorador debilitada y sin un consenso entre los colectivos.
El cansancio ya se hacía notar entre los convencionales. En la madrugada conversaban en los patios del Congreso Nacional sede Santiago para intentar llegar un acuerdo. En ese intertanto, surgieron y se cayeron candidaturas como la de Baranda, quien no logró concitar apoyos en el ala más izquierda de la Convención.
En paralelo, la opción de Dorador concitaba cada vez menos apoyos, lo que terminó alejando al Frente Aamplio. De esa manera se hizo insostenible mantener la candidatura de la científica. “Es difícil ser independiente en político”, dijo Dorador emocionada.
La decisión movió nuevamente el tablero: el Frente Amplio volvía a la carrera por la presidencia y conversaban con distintos sectores para conseguir los apoyos para Amaya Álvez. Asimismo, la convencional Rosa Catrileo lograba algunos respaldos en el Colectivo Socialista para la presidencia. Sin embargo, ambas candidaturas eran miradas con distancia en el ala más izquierda de la Convención, que proponía a María Elisa Quinteros, que según comentan en MSC, tendría un apoyo más transversal.
Algunos convencionales presionaban a la Mesa Directiva para suspender la votación ante un escenario que se volvería a repetir: ninguna candidatura conseguiría los 78 votos. En consecuencia, los integrantes de la directiva optaron por suspender la votación y trasladarla hasta la tarde de este miércoles 5 de enero desde las 15:00 horas.