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La ecuación de las vicepresidencias adjuntas que arriesga la vacancia de dos cargos

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Agencia Uno
POR Paul Follert |

De las siete vicepresidencias adjuntas, solo cinco consiguieron los patrocinios necesarios. Las otras dos vacancias eran motivo de conflicto, tanto en la izquierda como en la derecha.

La etapa más difícil ya había pasado. Más de 20 horas duró la votación que terminó con María Elisa Quinteros (MSC) como presidenta de la Convención y Gaspar Domínguez (INN) como vicepresidente. Ahora era el turno de las vicepresidencias adjuntas, y aunque se preveía que iba a ser un proceso más fácil, no estuvo exento de dificultades. 

El panorama comenzaba complicado para el Frente Amplio y el Colectivo Socialista, dos grupos que habían sentido cierto golpe luego de las elecciones del miércoles 5 de enero, donde no necesitaron de sus votos para que Quinteros obtuviera la presidencia. 

Por sí solos no podían llegar a los patrocinios. Necesitaban al menos los apoyos de Independientes No Neutrales, que en algún momento irían hacia Pueblo Constituyente (al menos así lo entendieron algunos convencionales de ese sector).

Sin embargo, los apoyos que había entregado INN a Quinteros no iban con condiciones. “Estamos llanos a apoyar a distintas fuerzas políticas que quieren transformaciones reales para nuestro país, y en ese contexto creemos que la debida representación de esas fuerzas de la mesa ampliada es muy importante y desde esa perspectiva, es que nosotros estamos viendo la posibilidad de apoyar, ya sea al Frente Amplio al Colectivo Socialista u otras fuerzas políticas”, dijo Mauricio Daza (INN)

En ese escenario, las posibilidades del “bloque bisagra” de integrar la Mesa Directiva aumentaban. El Frente Amplio apostaba por Amaya Álvez, quien fue coordinadora de la Comisión de Reglamento y que en algún momento estuvo cerca de ser la carta del FA para la vicepresidencia. Los socialistas impulsaban a Tomás Laibe, uno de los miembros pertenecientes a la bancada disidente de la Convención. Solo necesitaban un voto cada uno para lograr los patrocinios.

Comienza la búsqueda

En los Pueblos Originarios, que necesitaban solo ocho patrocinios, ya tenían definidos los nombres hace un tiempo: Natividad Llanquileo (Mapuche) era la carta de una parte de los escaños y que apoyaba la Coordinadora Plurinacional. Mientras que Lidia González (Yagán) era la candidata del otro grupo de pueblos originarios, que integraban nueve convencionales, por lo que sobraba un voto. 

Ese voto suelto fue fundamental para que Álvez lograra la meta. El origen de ese respaldo estuvo en la negociación de las primeras vicepresidencias adjuntas, que ocurrió el 28 de julio. En ese entonces, el Frente Amplio dividía sus patrocinios entre las distintas candidaturas, ya que uno de sus filas, Jaime Bassa, ocupaba el cargo de vicepresidente.

Fue ahí cuando Tiare Aguilera (Rapanui), a quien solo le faltaba una firma, recibió el patrocinio de Álvez. “Ella (Álvez) en el primer instante ofreció el patrocinio, sin ningún tipo de condición, por un voto de confianza hacia Escaños”, comentó Aguilera. Así Álvez recibía el patrocinio de Lidia González y el FA esquivaba la posibilidad de quedarse debajo de la Mesa. 

En el Colectivo Socialista recibían siete patrocinios de INN y solo faltaba uno. Esa firma llegó desde el Colectivo del Apruebo, que tenía cinco patrocinios comprometidos con la derecha a cambio de que esta le entregara apoyos para la coordinación de la Comisión de Armonización. En ese contexto, y ante la posibilidad de que sectores más moderados como el Colectivo Socialista y el FA quedaran abajo de la Mesa, decidieron entregar un patrocinio al primero. 

El quinto nombre provino desde el Partido Comunista y su llegada fue más fácil. La convencional Bárbara Sepúlveda (PC) tenía los patrocinios comprometidos del colectivo Movimientos Sociales Constituyentes, luego de que una de sus integrantes, Elisa Giustinianovich, recibiera en la Mesa pasada los patrocinios de Chile Digno. Solo le faltaban tres votos, dos de ellos provenientes de la Coordinadora Plurinacional. Desde ese grupo comentan que tuvieron que entregar esos patrocinios, ya que Chile Digno tenía comprometidas las firmas con dos Escaños que apoyaban a Llanquileo, quien también es parte de la Coordinadora.

Ante ese escenario y la imposibilidad de que los dos Escaños se restaran del apoyo a Llanquileo, la Coordinadora tuvo que entregar dos patrocinios de miembros que no fueran de Pueblos Originarios. La otra firma provino desde el Colectivo del Apruebo, luego de una conversación entre Fuad Chahin (DC) y Marcos Barraza (PC). 

Los patrocinios que complicaban a dos vicepresidencias adjuntas

Había dos sectores que aún no lograban consensuar los apoyos: la derecha en su totalidad y la Coordinadora Plurinacional junto con Pueblo Constituyente.

En el caso de Vamos por Chile, colectivo que se dividió en cuatro grupos, las conversaciones estaban trabadas. En Independientes RN-Evópoli, aún quedaban las heridas de la elección pasada de la Mesa Directiva. En ese momento, la UDI decidió presentar una carta propia y no acordar un nombre con sus compañeros de Vamos por Chile, dejando afuera de la directiva a RN y Evópoli.

El nombre de Cristián Monckeberg (Indep. RN-Evópoli) generaba consensos en ese colectivo, que además sumaba los cinco patrocinios del Colectivo del Apruebo. Sin embargo, aún faltaban tres firmas, que no vendrían de sus compañeros de la UDI. Los gremialistas impulsaban su propio nombre: Felipe Mena (UDI). A su candidatura también le faltaban tres patrocinios.

Mientras la derecha intentaba llegar a un acuerdo, en la otra vereda tenían sus propios problemas. En Pueblo Constituyente pensaron que contaban con el apoyo de Independientes No Neutrales; sin embargo, no había un acuerdo explícito para aquello. Por lo tanto, necesitaban de los patrocinios de la Coordinadora Plurinacional para que Daniel Bravo se convirtiera en vicepresidente adjunto. El inconveniente es que en ese sector el nombre de Bravo no tenía buena acogida. 

Ante ese escenario, Pueblo Constituyente propuso el nombre de Francisca Arauna, pero tampoco generó consenso en la Coordinadora. Ya había terminado el plazo para la presentación de patrocinios y aún no llegaban a un acuerdo. Entonces, los miembros de la Coordinadora propusieron sus propios nombres, primero Tania Madriaga y luego Manuel Woldarsky. El argumento era que Natalia Henríquez (Pueblo Constituyente) ya había integrado la Mesa y era momento de dar espacio a otras fuerzas. Incluso, se evalúa la posibilidad de dejar vacante el cargo. 

Hasta el cierre de esta edición, tanto la derecha como Pueblo Constituyente y la Coordinadora Plurinacional, no habían llegado a un acuerdo para proponer los dos nombres a las vicepresidencias adjuntas.