España cambia de caballo en el conflicto del Sáhara Occidental
Pedro Sánchez toma partido por Marruecos después de que España estuviera casi cinco décadas alineada con los saharauis.
La semana pasada, una nube de polvo del Sahara cubrió buena parte de España. El domingo, su rastro todavía se podía apreciar en los coches embarrados que circulaban por Madrid. Pero no sólo se trató de polvo. El viernes, la Casa Real de Marruecos difundió partes de una carta de Pedro Sánchez, el jefe del gobierno español, donde éste considera que la solución planteada por Rabat para resolver el conflicto del Sahara Occidental es la “más seria, realista y creíble” que hay sobre la mesa.
Que España tome partido por Marruecos en este conflicto que data de hace 47 años supone un giro copernicano de la política exterior española. Eso explica el malestar de buena parte de la sociedad española que considera que el país no merecía ser informado por un comunicado del rey marroquí sino a través del Parlamento español.
Pero, más allá de la formalidad, el cambio afecta al núcleo de la política y la sensibilidad de la izquierda española que ha estado históricamente alineada con el pueblo saharaui y cree que el conflicto del Sáhara es responsabilidad de la desordenada salida de España de la zona. Por lo tanto, la nueva política divide al electorado del partido socialista y a éste con el resto del gobierno de coalición de Sánchez.
El Sáhara Occidental es el territorio de la costa atlántica de África situado al sur de lo que hoy es Marruecos y al norte de Mauritania. Es básicamente un desierto de 266.000 km. cuadrados, que equivale a un tercio de la superficie de Chile o a 2,5 veces el desierto de Atacama. Las condiciones de vida son extraordinariamente duras. No hay lluvias suficientes para mantener la agricultura, apenas se sostiene el pastoreo nómada, pero sí hay pesca abundante, fosfatos y minerales. España colonizó la zona desde las islas Canarias a partir de 1476, mucho antes de que se formaran estados en el área, y consolidó su posición tras la guerra con el sultanato de Marruecos en 1860.
El Frente Polisario
Marruecos se independizó de Francia y de España en 1956. De inmediato reclamó el Sáhara Occidental como suyo. En 1967, la ONU recomendó a España la descolonización de este territorio que era provincia suya y Mauritania también lo reclamó. Simultáneamente, surgió un movimiento independentista entre la población saharaui (fundamentalmente árabes y bereberes) que desembocó en la creación del Frente Polisario.
España, que fue designada potencia administradora de la región, quería salir de allí y anunció un referéndum de autodeterminación para 1975. Marruecos, convencido de que lo ganaría el Polisario, se opuso. El 6 de noviembre de 1975, mientras el dictador español Francisco Franco agonizaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de La Paz de Madrid, el rey Hasán II de Marruecos inició una multitudinaria marcha civil y pacífica (la Marcha Verde) que ocupó el territorio del Sáhara. España no se resistió y abandonó la zona.
Tiempo después se desató una guerra entre Marruecos, Mauritania y el Frente Polisario, en la que éste último fue asistido por Argelia. El Frente proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). En 1979, Mauritania fue derrotada por el Polisario y se retiró. En 1991, la ONU consiguió un alto el fuego entre Marruecos y el Polisario. A esas alturas, Marruecos había conseguido modificar en parte la demografía de la zona con colonos, la mayoría de los saharauis se habían refugiado en el sur de Argelia y era prácticamente imposible realizar el referéndum que se había recomendado en 1974.
La cuestión del censo electoral ha sido clave en los desacuerdos. El ex secretario de estado norteamericano James Baker formuló dos planes de paz para la zona a pedido de la ONU sin resultado. Dimitió en 2004 diciendo: “No creo que haya solución a esta crisis”. Lo más cerca que se ha estado de organizar el referéndum de autodeterminación en la zona fue en enero de 2000. Pero hubo 120.000 reclamaciones contra el censo. A la vista de la cantidad, el secretario general de la ONU congeló el proceso y presentó un plan de partición entre Marruecos y el Polisario. El plan, aceptado por el Polisario, fue rechazado por Marruecos.
Responsabilidad española
Marruecos que controla de facto la mayoría de la región, ha ofrecido autonomía para el Sáhara, pero siempre bajo su soberanía. Rabat considera que el Polisario es una organización títere de Argelia y que, sin el apoyo de ese país, el conflicto no existiría. El Polisario, en cambio, considera que la única solución posible es un referéndum de autodeterminación con un censo sin colonos. España ha apoyado esta posición y eso le ha permitido congraciarse con Argelia, país que es el principal suministrador de gas natural de la Península Ibérica.
Un informe jurídico de la ONU considera que todavía el administrador legítimo de la zona es España. Sin embargo, en diciembre de 2020, el presidente de EEUU, Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí, en un paso que descolocó a España. El gesto de EEUU siguió a un acuerdo de cooperación entre Israel y Marruecos. El gobierno de Madrid se ha equivocado repetidamente en su visión del conflicto. Nunca ha entendido que el Marruecos moderno es una creación estratégica de EEUU que arranca con el desembarco aliado en Casablanca en la Segunda Guerra Mundial y con la promesa del presidente Roosevelt al sultán Mohamed bin Yusuf de que apoyaría la independencia del país. Yusuf se convertiría en el rey Mohamed V, abuelo del actual monarca.
El paso dado por Sánchez es muy arriesgado. Primero por la propia división que provoca en su partido y en la coalición de gobierno. Una buena parte de los discrepantes cree que el presidente quiere congraciarse con EEUU de cara a la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid el 29 y 30 de junio próximo. En segundo lugar, porque muchos españoles consideran que la cesión es el resultado de las presiones ilegítimas que Rabat ejerce sobre España tolerando la inmigración ilegal y las invasiones regulares de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla que están en África. Por último, los analistas creen que tomar partido por Marruecos en este conflicto supone enfrentarse a Argelia que es el principal suministrador de gas natural de España. De hecho, Argelia retiró su embajador el sábado pasado y dijo que no había sido informada de este cambio por España.
Se ha destacado que desestabilizar la relación con Argelia cuando está en peligro el suministro de gas ruso al norte de Europa no parece una política razonable. Los españoles esperan que esta semana, su gobierno aclare su posición.
John Müller está en de Radio PAUTA en dos programas: Primera Pauta, de lunes a viernes a partir de las 07:00 horas, y Marcando Pauta, de lunes a viernes a partir de las 08:00 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en www.PAUTA.cl.