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Cristián Warnken: “¿A quién apunta ahora el dedo de Ricardo Lagos?”

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POR Andres Sepúlveda |

“El dedo apuntó esta vez a los maximalistas, que prefirieron redactar una Constitución partisana, en vez de moderar sus agendas propias, para elaborar una agenda de futuro común”, dice Cristián Warnken.

Reflexión de Cristián Warnken desde el jardín: 

El dedo de Lagos es un ícono de la época de la dictadura militar de Pinochet. El dedo apuntando al director, que atravesaba la pantalla para apuntarnos también a nosotros. Ciudadanos paralizados entonces, por el miedo y la desesperanza para decirnos: “Chilenos, levántate y anda”, es de esos gestos que hacen época. 

Recordé ese dedo que agitó los espíritus y cambió el estado de ánimo de los 80s. Cuando se hizo pública ayer la declaración de Lagos sobre el plebiscito del 4 de septiembre que nos espera. 

¿A quién apunta este dedo ahora?

Uno podría decir que a la Convención Constituyente no fue capaz de elaborar un texto constitucional que suscitara un amplio acuerdo que pudiera reconstruir el pacto social tan dañado o inexistente de nuestro país. 

El dedo apuntó esta vez a los maximalistas, que prefirieron redactar una Constitución partisana, en vez de moderar sus agendas propias, para elaborar una agenda de futuro común. 

Lagos levantó esta vez su dedo con elegancia y cuidado, para no herir a nadie, pero sus palabras son una flecha al corazón de ese espíritu refundacional que embriagó incluso en ciertos momentos a los más moderados dentro de la Convención. 

El Lagos de hoy tiene estilo, y cuando dice algo fuerte lo hace, no con la voz tronadora y golpeadora de los 80s, sino usando los silencios, las indirectas, como recursos más efectivos que el ataque directo. 

Sin abanderizarse ni por el Apruebo ni por el Rechazo, ha puesto una lápida a la ilusión que ese texto constitucional propuesto será el que rija los destinos de la nación en las próximas décadas. 

Lagos le acaba de decir al país que falta todavía mucho por trabajar y mucho que dialogar, antes de llegar a la Constitución que la mayoría de los chilenos anhelan. 

Lagos además, le acaba de decir a la izquierda que no habrá refundación de Chile, gane el Rechazo o el Apruebo, pero si hay un futuro para el país. 

Y ese futuro solo es posible con una Constitución y no con un programa político como parece ser en muchos pasajes este texto redactado por la Convención. 

El dedo de Lagos hoy apunta hacia una dirección en el horizonte, y hace levantar la vista de parte importante de los convencionales, de sus propios ombligos identitarios. 

Una Constitución no es un juego de niños, parece decirnos uno de los padres de nuestra izquierda que tantos han querido matar. Quisieron sacrificarlo en el comité central de su partido de origen hace unos años. Quisieron capturarlo con una selfie. Pero Lagos escapó de todas las trampas y traiciones, mostrando que sigue siendo todavía un rey de la selva. De la selva política chilena en la que lamentablemente estamos extraviados en la mitad del camino de nuestras vidas, como dice el Dante en el comienzo de la Divina Comedia. 

Lagos demostró ayer que sigue siendo un guía, un Virgilio que pone su dedo hacia el largo trecho que nos queda por recorrer para llegar a nuestro destino. 

Los guías así, a diferencia de los políticos púberes, se llaman estadistas, y esta estadista tiene dedo, estilo y estilete. 

Soy Cristián Warnken, y esta es mi reflexión, desde el jardín”.