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Cristián Warnken: “La deconstrucción de los símbolos está en marcha hace mucho tiempo”

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POR Alejandro Repenning |

En esta reflexión desde El Jardín, el autor nos propone una mirada sobre el acto de la campaña del Apruebo Transformar en Valparaíso que terminó con una performance contra la bandera chilena.

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“Esto del agravio a la bandera chilena realizado ayer en medio de una manifestación por el Apruebo en Valparaíso. No es un acto extraño o bizarro que nos sorprenda, o que nos debiera sorprender. Por supuesto, que ha despertado el rechazo transversal de los chilenos. 

Sin embargo, este es el síntoma, la consecuencia de una serie de actos y una forma de actuar que se instaló en el país a partir del estallido social del 2019. No de las manifestaciones pacíficas, y legítimas de los ciudadanos, sino de toda aquella violencia, nihilista y destructiva  que arrasó con el espacio público, que derribó estatuas, que quemó símbolos, bibliotecas, iglesias, etc. 

Todo ese nihilismo destructivo apareció ayer con un botón de muestra, esta vez centrado en la bandera chilena y tal vez, agravado por el hecho que nos encontramos ante una elección y un plebiscito en una semana más. 

Probablemente sin plebiscito el próximo domingo este acto no habría sido condenado, por muchos de los actores políticos y culturales que aparecen hoy conminándolo.

Ellos mismos han guardado silencio durante años, ante la destrucción de lo simbólico. Esto forma parte de una batalla cultural, no hay que ser inocentes, aquí se ha querido deconstruir y destruir símbolos patrios, valores compartidos que tienen que ver con lo más profundo de Chile.

Afortunadamente este acto si queremos verlo positivo del horroroso, grotesco, y horrible espectáculo de ayer, es que deja en evidencia, desnuda, revela y muestra todo lo que está en juego hoy en la sociedad chilena. 

La violencia sobre donde estamos parados tiene muchas dimensiones, y esta violencia destructiva que se usa el supuesto arte para enviar un mensaje a las nuevas generaciones, a los niños -hay que pensar que habían niños en el acto-. Esta violencia destructiva simbólica es tan feroz como la de quemar un espacio público, quemar buses,  quemar iglesias, quemar bibliotecas, etc. 

Hoy los chilenos y chilenas han tenido la oportunidad de ver en todo su esplendor lo que produce la anomia, la pérdida de normas y la pérdida de límites. Hemos vivido desde octubre del 2019 de completa anomia. 

La destrucción  de la bandera y su uso en un acto performativo es solo un elemento más, o un síntoma más, de esa anomia.  

Algunos especulan cuánto afectará esto al resultado del plebiscito, eso no es lo más importante. Obviamente es mirar esto desde una perspectiva electoralista pequeña y reductiva. Esto es mucho más grave y profundo. 

Otros asombrosamente dicen que no era el momento y la ocasión para hacerlo. ¿Significa eso que este mismo acto se podría haber hecho en otro contexto? ¿No vimos muchos de estos actos antes en la Plaza Baquedano? ¿No vimos acaso un acto muy parecido y tan grotesco, vulgar y grosero, una performance de jóvenes frente a la casa central de la Universidad Católica?

Hoy, todos lo condenan, pero lo condenan porque tenemos un acto electoral y porque se están jugando un acto de poder en los próximos días. 

Debemos permanecer atentos. Debemos estar alertas, tal vez este acto nos hace despertar y saber que lo que se está liberando es mucho más que una batalla política. Es una  batalla de valores, una batalla cultural. No entre el conservadurismo, y el progresismo. Es entre lo que llamaría la deconstrucción. La desconstrucción de lo que nos une, de lo simbólico que nos pertenece, de nuestros valores y nuestros símbolos. Esa deconstrucción está en marcha hace mucho tiempo, ha intoxicado al sistema pedagógico, a las universidades y a los medios de comunicación, y hoy aparece más visible porque hay una elección el domingo siguiente”. 

Soy Cristián Warnken, y esta es una reflexión Desde el Jardín