El 18 de septiembre, un encuentro entre el pasado y el presente
El historiador y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson, explicó que las Fiestas Patrias buscan recordar “la reafirmación de la identidad y del sentido de autogobierno, y de una soberanía que comienza lentamente a consolidarse en el marco de nuestra sociedad”.
En entrevista con Marcando Pauta, de Radio PAUTA, el historiador y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson, el 18 de septiembre “celebramos la realización de la Primera Junta de Gobierno, la cual, irónicamente, sesionó en nombre del cautivo rey Fernando VII. Es el inicio de un proceso que culmina en 1818 con la declaración de independencia formal […]. Desde un inicio, se celebra como la reafirmación de la identidad y del sentido de autogobierno, y de una soberanía que comienza lentamente a consolidarse en el marco de nuestra sociedad”.
Sobre la fecha de la celebración, el profesor planteó que “más de algún cínico ha planteado que se optó por el 18 de septiembre porque el 23 de febrero habría sido una fecha bastante menos apropiada para celebrar como independencia en plenas vacaciones de verano”.
Wilson recordó que la batalla con la que culminó el proceso de independencia fue la de Maipú, el 5 de abril de 1818. Sin embargo, “la presencia española en Chile continuó bastante tiempo más en Chiloé. De hecho, el coronel Quintanilla se rinde en Chiloé varias semanas después de la batalla de Ayacucho, que marca el final de la dominación española en América del Sur. Los chilotes tienen el honor de ser el último lugar donde flameó la bandera española”.
El problema, dijo el historiador, es que “la declaración de independencia se firma con plazo retroactivo, durante la retirada del ejército chileno desde Concepción frente a la presión del ejército español […], como si se hubiese firmado en Concepción, pero en realidad existe todo un debate” respecto al lugar donde se firmó.
Finalmente, se opta por el 18 de septiembre porque es “la primera referencia de un cuerpo deliberativo propio chileno respecto del destino de su propio país”.
Además, hay otras razones: “Parte importante de la élite santiaguina, los tomadores de decisiones del Chile colonial, residían en los fundos y sus haciendas […], había que esperar a que bajara el caudal de los ríos y que la gente pudiera salir de los fundos para llegar a Santiago y, por eso, la reunión en el Tribunal del Consulado el 18 de septiembre. Esto no se hizo en junio, julio o agosto simplemente porque era imposible que llegara una cantidad relevante de tomadores de decisiones nacionales”.
¿Cómo se han celebrado tradicionalmente las Fiestas Patrias?
El profesor Fernando Wilson explicó que, de forma bastante consciente, se optó por “el folclor campesino del valle central como símbolo o reflejo de chilenidad. Eso se comienza a manifestar espontáneamente ya a principios del siglo XIX, por ejemplo en las celebraciones que se dan en las chinganas de Valparaíso o del Almendral, después del retorno de la expedición de Bulnes, la victoria en Yungay sobre el ejército de Andrés de Santa Cruz en la guerra contra la Confederación, donde además se compone espontáneamente el ‘Himno de Yungay’, la primera alusión explícita al concepto de ‘pueblo’ que se da en Chile”.
Las primeras celebraciones, según el académico, “están asociadas a las festividades de la trilla, de la matanza de animales, y en general representan un momento de libertad, felicidad y relativa riqueza […]. Era un periodo de relativa bonanza, de buenos alimentos, disponibilidad de vinos, licores y cervezas”.
“Chile tiene una multiplicidad de manifestaciones folclóricas: el mundo chilote, el mundo mapuche, el mundo insular […], el norte después de la Guerra del Pacífico, el norte chico. Sin embargo, la potencia del campo y de la hacienda como centro social y como cuna de desarrollo de la sociedad chilena, que podríamos definirla geográficamente entre el Biobío y el Maule […], se convierte en el eje cultural del país y es lo que celebramos hasta el día de hoy”, explicó el historiador de la UAI.
Las Fiestas Patrias, hoy, reflejan “un contacto de dos mundos, el del pasado y el mundo del presente […]. Nos encontramos con una manifestación de cultura popular presente que se contrasta con una visión de un mundo cultural tradicional en el cual todos los chilenos, no importando la latitud, nos reconocemos”.
“La cultura es un ente dinámico, vivo, no la podemos congelar ni controlar […]. Pueden surgir las rancheras mexicanas, la cumbia o multiplicidad de otras manifestaciones, y probablemente la cueca y las distintas manifestaciones tradicionales chilenas van a ir, con el paso del tiempo, recogiendo elementos que las van a ir enriqueciendo y desarrollando”, agregó.
Escuche la entrevista completa al profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Fernando Wilson, en Marcando Pauta.