Felipe Berríos renuncia a los Jesuitas: “He sido denunciado de hechos que no he cometido”
En una carta, el religioso acusó que se ha sentido “maltratado por el gobierno de la Compañía” y reclamó que “es inaceptable que un ciudadano de este país sea sometido a un proceso jurídico distinto al Estado de Derecho”.
Este jueves 24 de noviembre, a través de una carta, Felipe Berríos anunció su renuncia a la Compañía de Jesús. En abril, el religioso fue acusado de conductas de connotación sexual que se habrían cometido en contra de mujeres menores de edad.
En agosto, la congregación informó el cierre de la investigación previa canónica realizada en contra de Berríos. La indagatoria estuvo encabezada por la abogada María Elena Santibañez y acreditó “la verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes”.
Felipe Berríos renuncia a los Jesuitas: “He sido denunciado de hechos que no he cometido”
En la carta, a la que accedió PAUTA, dirigida a sus “queridos compañeros jesuitas”, el todavía sacerdote expresa que “desde que entré a la Compañía de Jesús, he sido un jesuita pleno, he vivido apasionada y creativamente mi vocación”.
Sin embargo, expresa que “este año, como saben, ha sido complejo”. Esto, acusa, por dos razones: “He sido denunciado de hechos que no he cometido” y “se han atribuido a gestos y palabras mías connotaciones que nunca tuvieron”.
“Una cosa es que mi forma de ser sacerdote, horizontal y directa, pueda haber incomodado o ser considerada inadecuada por alguien. Pero no comprendo por qué el gobierno de la provincia insinúa en sus declaraciones que se me ha investigado por hechos que podrían constituir delitos graves”, señala.
Felipe Berríos sostiene que a su “difícil situación” se suma “el modo en que el gobierno de la provincia ha actuado en relación a mí”. “Menos mal que he podido contar con muchos jesuitas y diversas personas, conocidas o no, que me han mostrado su cariño y apoyo”, dice.
“Es inaceptable que un ciudadano de este país sea sometido a un proceso jurídico distinto al Estado de Derecho”
El religioso aprovechó su carta para deslizar críticas en contra de la investigación canónica que la Iglesia Católica lleva en su contra. “Es inaceptable que un ciudadano de este país sea sometido a un proceso jurídico distinto al Estado de Derecho”, reclama.
Además, denuncia que “no se han respetado mis derechos fundamentales, en un proceso poco transparente, con tiempos ilimitados, mitad secreto y mitad público”. Cuestiona que le es “imposible defenderme en igualdad de condiciones respecto de quienes me acusan”.
Debido a eso, argumenta, “he llevado el asunto a la justicia penal, a la que estamos sujetos todos los chilenos y que garantiza procesos transparentes y públicos”.
“Me he sentido maltratado por el gobierno de la Compañía”
En su misiva, el presbítero acusa haber sido “maltratado” por las autoridades jesuitas y critica al superior provincial, Gabriel Roblero sj. “Me duele contarles que me he sentido maltratado por el gobierno de la Compañía, que tanto quiero. Sus ambiguas declaraciones a la prensa han sido condenatorias. Todo esto en un proceso mediático con filtraciones intencionadas que me han perjudicado”, dice.
“Entiendo que el provincial tenga que ser ecuánime ante una investigación y que deba aplicar los protocolos. Pero eso no significa que no deba acogerme con algo de empatía, velando por la presunción de inocencia”, expresa.
Sobre el superior, apunta que “ha tenido actitudes objetivas y comprobadas en que ha optado más por cuidar la imagen de la institución y su propia persona, que la búsqueda de la verdad y la justicia. Si por alguna razón el provincial ha sido incapaz de actuar como provincial, tiene para ello un socio y consultores para corregirlo, quienes han brillado por su ausencia”.
“Se me hace imposible vivir la obediencia jesuita”
Felipe Berríos plantea que por esta situación “se me hace imposible vivir la obediencia jesuita”. “Lo que se me ha impuesto en estos meses -vivir alejado de mi comunidad de La Chimba- me plantea un dilema que nunca debería haber existido”, señala.
“Se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación. Jamás debería haber existido este dilema en que para vivir mi vocación de jesuita debo de renunciar a ser jesuita”, asegura.
Argumenta que “durante siete meses he agotado todas las instancias de gobierno para tratar de revertir este dilema. Pero siempre he tenido la misma e infundada respuesta: debo quedarme en Santiago por tiempo indefinido”.
El sacerdote aclara que “no estoy pidiendo un trato especial” y cuestiona que “no me parece que querer seguir trabajando con mi comunidad en el norte sea algo que vaya a entorpecer la investigación canónica en la que me veo envuelto. Sobre todo porque siempre he estado dispuesto a colaborar en todo lo que se me ha pedido para esclarecer los hechos. Pero mantenerme aislado, mientras tengo responsabilidades con gente muy necesitada y tareas a las que debo atender con urgencia, me parece que no tiene justificación alguna”.
“Debo renunciar a ser jesuita”
“Queriendo profundamente a la Compañía de Jesús, y estando agradecido por todo lo que ella me ha dado, y muy consciente de que gracias a ella he podido identificarme con el Señor y su evangelio, por lealtad a la misma Compañía, debo renunciar a ser jesuita”, declara Felipe Berríos en su carta.
Además, sostiene que “no puedo permanecer indefinidamente lejos de mi comunidad. No puedo ser jesuita y no obedecer. No puedo irme a La Chimba haciéndome el leso, porque eso sería traicionar mi conciencia, la misma que la Compañía me ayudó a formar”.
“Siempre dije que moriría como jesuita, pero jamás me imaginé que llegaría a la encrucijada de que obedecer como jesuita perjudicaría mi vocación. Tal vez este sea el día más triste de mi vida. Pero si no doy este paso, todos mis días en adelante se harían tristes y estoy hecho para en todo amar y servir”, sentencia en la misiva.
El religioso confiesa que “dejo con dolor la Compañía que ha sido mi familia. Pero la misma Compañía no me ha dado otra opción”. Asegura, también, que volverá a La Chimba “a compartir la vida de los excluidos”.
Cierra su carta citando un verso del libro “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha” en que el caballero andante comenta a Sancho que “la libertad es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos” y “el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”.
Misterio sobre su futuro
Hasta el momento, se desconoce si la renuncia de Felipe Berríos a la Compañía de Jesús incluye también la dimisión al sacerdocio.
En caso de no incluir la renuncia al sacerdocio, la situación de Berríos se complica. Las normas de la Iglesia, contenidas en el Código de Derecho Canónico, exigen que si un religioso deja una congregación, debe solicitar a un obispo ser acogido en su diócesis o pedir la admisión en otro instituto religioso.
El canon 265 del mencionado código establece que “es necesario que todo clérigo esté incardinado en una Iglesia particular o en una prelatura personal, o en un instituto de vida consagrada o en una sociedad que goce de esta facultad, o también en una asociación pública clerical que haya obtenido de la Sede Apostólica tal facultad, de modo que de ninguna manera se admitan los clérigos acéfalos o vagos”.
En tanto, en caso de dejar el sacerdocio, la investigación canónica en su contra llegaría a su fin, dado que deja de depender de sus superiores religiosos.