Heroínas invisibles del 8M: Margot Duhalde, la primera aviadora chilena
En este Día Internacional de la Mujer, recordamos la historia de la piloto chilena que combatió junto a los aliados durante la Segunda Guerra Mundial y que en su regreso al país, no tuvo lugar en la Fach.
Se trató de la primera mujer aviadora de Chile. Su nombre es Margot Duhalde nació el 12 de diciembre de 1920 en Río Bueno y desde una temprana edad desarrolló una afición por la aviación.
Su entusiamo llegó a tal punto que a los 16 años se inscribió para obtener sus alas en el Club Aéreo de Chile, a pesar de que la institución solo permitía tener la licencia a mayores de 20 años.
Logró convertirse en piloto y tiempo después estalló la Segunda Guerra Mundial. Duhalde decidió ir a Europa para integrarse a las Fuerzas Francesas Libres para pilotear. Luego fue enviada a Londres donde cumplió sus funciones en el Air Transport Auxiliary.
Su misión: transportar distintos aviones de guerra a diversos puntos de Europa para que los solados lo usaran en combate.
“Sacar licencia de piloto para una mujer era muy difícil, e incluso impensado”, declara Isabel Plant, fundadora de Mujeres Bacanas a Radio Pauta. Además, añade que “en Europa habían más mujeres que estaban en lo mismo”.
Por sus servicios, fue condecorada por el gobierno francés con la Legión de Honor.
Sin embargo, al volver a Chile postuló a una destacada aerolínea nacional que no la aceptó, ya que no permitían pilotos mujeres. “Solo pudo aspirar a ser piloto comercial. Nunca pudo pilotar para la Fach, a pesar de su increíble experiencia. Esto porque que el cargo de piloto mujer no existía”, sostuvo a Radio Pauta, Ximena Prado, historiadora y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Tiempo después, Duhalde ejerció como controladora de tráfico aéreo, como instructora de vuelo y hasta fundó una escuela de pilotos que lleva su nombre.
Para Isabel Plant, la historia de Duhalde “tiene esta mezcla de aventura, ser pionera y ser una mujer chilena en un momento histórico”. Recalca que “ella realmente rompió un techo de cristal, pero para que las mujeres se puedan mantener en esos nuevos espacios que conquistan, la sociedad las tiene que acompañar, y a Margot Duhalde no la acompañó”, concluye.