La Columna de John Müller: “La imagen de Chile”
El Gobierno debe aclarar si ha rechazado la invitación de la Feria de Fráncfort por verdadera austeridad o por pura flojera burocrática.
El Gobierno de Gabriel Boric ha declinado la invitación de la Feria del Libro de Fráncfort para que Chile fuera el invitado de honor en la edición del año 2025. Por lo visto, se han aducido razones de “austeridad” para ello, pese a que el Ejecutivo cuenta con un Ministerio de las Culturas, es decir, con una burocracia especialmente creada para estos cometidos.
La Feria de Fráncfort es el acontecimiento anual más importante desde el punto de vista de la industria editorial. Pero, además, es un acontecimiento único que permite proyectar la cultura de un país a los cuatro puntos cardinales.
España fue el invitado de honor en 2022 y eso le supuso un gasto de 12 millones de euros (más de 10.000 millones de pesos). Sólo un millón de euros fue el costo del stand que levantó España en Fráncfort. Hay además, una serie de gastos en los que incurrieron las empresas que directamente participan en el sector y las que dependen de él que no se reflejan en ese presupuesto.
Hablé con personas del Ministerio de Cultura español que me dijeron que el costo económico no fue lo más importante. El mayor problema fue el desafío organizacional que los cuatro días de honor suponen. Hay que coordinar a las editoriales y los autores y todos los participantes en los diferentes actos. Hay que generar un concepto de imagen-país (España planteó el lema “Creatividad desbordante”) y reclutar a líderes como Ferrán Adriá para aprovechar de promocionar la gastronomía española, sus fiestas culturales, sus tradiciones… A nadie le cabe duda de que España recuperó lo invertido con creces a través del turismo y el prestigio como destino inversor.
El gobierno tendrá que explicar cuáles son las razones por las que se ha dejado escapar de esta manera una oportunidad única de proyectar a Chile en el exterior. ¿Faltan recursos administrativos para planificar y organizar? ¿No se podía invitar al sector privado?
Tiene que quedar claro si la burocracia del Estado chileno ha terminado por obstruir las arterias de la voluntad política o no.