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Carta de Cristián Warnken: querido río

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Radio Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“Qué hermoso… Ser atravesados por un río. Es tan simple: debemos volver a conversar con los árboles, los ríos, el cielo, las montañas”, dice Cristián Warnken.

Querido río:

Te voy a escribir una carta, sí, una carta a un río, lanzaré esta carta, apenas la termine a tu cauce. Río Chanleufú que significa en lengua huilliche “río de muchos brazos”. Naces en el Volcán Casablanca con muchos afluentes se conectan en tu recorrido, en tu límpido descenso.

Qué hermoso eres y qué sonoro. Acabo de caminar en un pedazo de bosque cuyo sendero avanza en paralelo a tu cauce, y he cerrado los ojos y he sentido una paz que no sentía hace mucho. En el mundo hay pocos refugios de paz hoy: la paz, el silencio, que permiten la reconexión con nuestro ser más profundo (nuestro propio cauce) son cada vez más escasos. Habitualmente le escribo cartas a políticos, a líderes del mundo, pero nadie hoy se da el tiempo de leer cartas y menos de escuchar.

Cada uno se escucha a sí mismo hoy, en un diálogo de sordos que no parece llevarnos a ninguna parte. Sé que tú escucharás lo que te digo y yo tengo que aprender a escucharte. Para eso tengo que acallar mi mente, mi “yo” desbocado y disperso y ser atravesado por ti. Sí, atravesado por ti…

Recuerdo esos bellos versos del poeta argentino Juan L. Ortiz: “Fui al río y lo sentía / cerca de mí / enfrente de mí/ (…) La corriente decía cosas que no entendía / De pronto, sentí el río en mí / corría en mí / con sus orillas trémulas de señas / Era yo un río al anochecer / suspiraban en mí los árboles / el sendero y las hierbas se apagaban en mí / ¡Me atravesaba un río/ me atravesaba un río!”.

Qué hermoso… Ser atravesados por un río. Es tan simple: debemos volver a conversar con los árboles, los ríos, el cielo, las montañas. Estamos rodeados de ellas, presencias vivas, nuestro país es más paisaje que país (como dijera Parra), pero tan pocas veces, nos acercamos a las fuentes. Por eso estamos secos, por eso nos extraviamos. Ya nadie enseña a conversar con los ríos. Ya no hay barqueros -como aquel del libro Siddhartha de Hermann Hesse– que nos esté esperando para cruzarnos a la otra orilla. Barqueros maestros, ríos maestros. En el río está todo. De ahí nació la filosofía cuando un griego muy antiguo, Heráclito dijo: “Uno no se baña dos veces en el mismo río”.

Ahí estaba todo dicho. La vida es devenir, puro cambio, y el río lo sabe, y nosotros lo olvidamos. Caudaloso río del sur, puro milagro de aguas desbocadas en medio de la desertificación del planeta, he llegado a ti por azar, caminando y me detengo junto a ti, frente a ti y pienso. Pero mi pensar no es un elucubrar intelectual sino meditativo. Pensar junto al río es suspender el juicio y dejarse atravesar por él. Todos los que toman decisiones hoy en el mundo debieran venir junto a ti y preguntarte, en este fluir están las respuestas, no en Google ni en las bibliotecas, aquí está el verdadero saber que necesitamos con urgencia. Lo dijo Hölderlin, poeta alemán que paseó junto al Neckar: “Los ríos braman indiferentes a nuestra sabiduría/y, sin embargo, ¿quién no los ama?”.

Te amo, río frío de Chile sur, me quiero quedar aquí a esperar… ¿A esperar qué? Lo que adviene, lo inesperado, lo que, cuando estamos inmersos en el activismo frenético, no podemos vislumbrar. Yo también llegué hoy junto a ti, cargado de mis angustias, cansancios, ansiedades. Ahora estoy limpio. Me he bañado en ti y sé que cambias y permaneces.

Como yo cambio, segundo a segundo… Y lanzo esta carta sobre tu corriente para que la lleves hasta el mar. ¡Acabo de descubrir que soy, somos, sólo unas gotas en un río que desciende, que no hay que aferrarse a nada, ni nadar contra corriente…! ¡Esa es la gran lección que hay que aprender! ¡Hay tantos ríos en este país que nos pueden enseñar y atravesar, allí debiéramos llevar a nuestros niños, que han estado tanto tiempo encerrados…! ¡Saquémoslos de las pantallas y traigámoslos a los ríos!  Frente a las frías y rígidas pantallas que nos hacen navegar en engañosos cursos digitales, el río espejo, el río libro, el río música, el río que lleva risas y lágrimas, el río que nos bautiza, nos sana, el río por el que inevitablemente, descenderemos algún día a otras aguas. Gracias río, por escucharme, gracias por atravesarme…

Cristián Warnken