Columna de John Müller: “Los dos gobiernos de Gabriel Boric”
“Lo más llamativo del cambio de gabinete es lo perfectamente separadas que están las habitaciones de Apruebo Dignidad y las del Socialismo Democrático”, dice John Müller.
Quizá lo más importante del cambio de gabinete haya sido constatar que el presidente Gabriel Boric no tiene un gobierno, sino que tiene dos. Uno es el de Apruebo Dignidad y otro el de los socialistas democráticos. La manera en que se movió el bisturí en esta reestructuración demuestra que los órganos afectados estaban en el lado de Apruebo Dignidad, donde Revolución Democrática claramente fue castigada por el escándalo del Caso Convenios.
Sin embargo, en el área de gobierno subcontratada al Socialismo Democrático no ha habido cambios relevantes y se aprecia una gran estabilidad y un protagonismo que ese sector no imaginaba cuando Boric llegó a la Presidencia.
Lo segundo importante es que el castigo a Revolución Democrática se concreta en la llegada del militante comunista Nicolás Cataldo al Ministerio de Educación.
Cuando en septiembre del año pasado el presidente pensó en sustituir a Monsalve por Cataldo en la subsecretaría de Interior, pero al final no lo hizo, el PC montó un escándalo mundial hablando del anticomunismo de la sociedad chilena.
El diputado Boris Barrera habló del “anticomunismo que les brota del cuerpo” y la diputada Hertz dijo que había una “fobia desatada” contra su partido. Incluso el senador Daniel Núñez sugirió en Radio Pauta que podían marcharse del Gobierno ante esta desconsideración.
Es de imaginar que el PC manifestará ahora su plena satisfacción al haber sumado un ministro.
Y el tercer punto a destacar, es la salida de Marco Antonio Ávila de Educación. Se marcha diciendo que “logramos instalar la necesidad de reactivar el sistema educativo, que es la gran deuda tras la pandemia”.
Unas declaraciones muy dignas de la forma de pensar del Frente Amplio. Uno pensaba que los ministros estaban para resolver las demandas, no para crearlas desde el gobierno. Digamos que, al coger el megáfono, el ministro ha hecho un Boric.