Actualidad

Columna de Gonzalo Cordero: los unos y los otros

Imagen principal
Radio Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“Hace algún tiempo se acuñó la frase ‘los niños primero’, pero se quedó solo en eso, en una frase que suena bien, pero se aplica mal”, dice Gonzalo Cordero.

Una de las mayores aspiraciones de las sociedades modernas es el ideal de la igualdad de oportunidades, para que cada uno ocupe el lugar al que lo lleve su dedicación y esfuerzo, de manera que el destino no esté determinado por la cuna, sino por el carácter. Allí se encuentra el ideal de justicia que ya enunció Cervantes, cuando don Quijote le dice a su escudero: “Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro”.

Esta semana, sin embargo, una parte de nuestra juventud asistió a sus respectivos colegios y tuvo sus clases con normalidad, mientras otra parte se vio privada de esa oportunidad, un nuevo paro del colegio de profesores de duración indeterminada los dejó en sus casas. Unos, los que vivieron la normalidad, pertenecen al segmento que asiste a la educación particular, tienen acceso a mayores recursos materiales y, en general, también a un mayor capital cultural.

Los otros, enfrentan la vida desde una posición mucho más adversa, su única oportunidad de “emparejar la cancha” debiera estar en la educación, porque ellos no tienen redes, las condiciones para estudiar en sus hogares suele ser precaria, los materiales son escasos. La obligación que, como sociedad, tenemos con ellos es mucho mayor.

Pero sistemáticamente la ideologización política, la manipulación de grupos de presión, el populismo de autoridades que prefieren invertir los recursos públicos en ámbitos que generan retornos inmediatos de popularidad, han precarizado la educación a la que asisten los otros, que se aleja cada vez más de la que reciben los unos.

Los grupos anarquistas, de overoles blancos, han destruido el Instituto Nacional, que fue un verdadero emblema de la movilidad social. Una luz de esperanza, una señal de que es posible, aunque para un número acotado, ganarle al destino, de allí salieron generaciones y generaciones de profesionales exitosos, de servidores públicos, de personas destacadas en los más diversos ámbitos.

Hace algún tiempo se acuñó la frase “los niños primero”, pero se quedó solo en eso, en una frase que suena bien, pero se aplica mal. Los niños que asisten a la educación pública son rehenes de los más diversos grupos e intereses, entre los cuales está el colegio de profesores. Dramática paradoja.

El paro de profesores nos enfrentó, por enésima vez, a la herida sangrante de una sociedad en que los intereses políticos y la capacidad de presión hacen imposible soñar siquiera con ese ideal concreto de justicia, en que a cada uno se le puede medir por lo que es capaz de hacer.