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Columna de John Müller: “La última oportunidad”

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POR Equipo Radio Pauta |

El plan de búsqueda de desaparecidos y ejecutados políticos es la última oportunidad real de hacer justicia, con casi la mitad de los casos de represión política entre 1973 y 1990.

Creo que lo único que tiene posibilidades de perdurar de todas las polémicas y tensión que se ha exhibido en Chile en estas fiestas patrias, es el plan nacional de búsqueda de desaparecidos y las palabras del comandante en jefe del Ejército, general Javier Iturriaga, ofreciéndose a cooperar con la Justicia en todo lo que se les exija.

Resulta muy sorprendente que, pese al vigoroso movimiento de denuncia de los detenidos desaparecidos que creció en torno a la Vicaría de la Solidaridad y de su reconocimiento en el Informe Rettig, y tras 33 años de democracia, aún siga sin aclararse cuál fue la suerte de 1.092 detenidos desaparecidos y dónde están los cuerpos de otros 377 ejecutados políticos. Esto constituye una herida abierta que sólo la verdad puede reparar.

Esta cifra representa casi la mitad de las personas asesinadas por razones políticas en Chile entre 1973 y 1990. Un medio fracaso que, por la gravedad de lo ocurrido y por el dolor permanente que causa, debe ser abordado muy seriamente. La tarea de este plan de búsqueda es compleja, pero constituye quizá la última oportunidad de conseguir información sobre este asunto de fuentes vivas. Por eso, el gobierno debe asegurarse de poner a las personas más competentes a trabajar en él.

Las palabras del general Iturriaga fueron bien recibidas por el gobierno, pero no se podía esperar otra respuesta de una institución que está sometida al poder civil al menos desde que el general Augusto Pinochet la abandonó.

El actual jefe del Ejército ha establecido una especie de ‘doctrina Schneider’ renovada, que busca la no politización del Ejército, y que se parece mucho a la noción constitucionalista que tenía el comandante en jefe René Schneider, asesinado por extremistas de derecha en 1970 para evitar el ascenso de Salvador Allende al poder.  Iturriaga también ha recordado que prácticamente no quedan militares en activo que participaran en los hechos del golpe, lo cual constituye una dificultad añadida y un indicador de que se acaba el tiempo para estas indagaciones.