Columna de Víctor Maldonado: “Republicanos no se va a moderar, está ganando tiempo”

“Lo decisivo no es el número de artículos que se hayan votado por unanimidad, es constatar si el texto establece o no el predominio permanente de unos sobre otros o bien representa un acuerdo nacional”.

Las puñaladas mortales bajaron de 10 a 2

En el proceso constitucional la suerte está echada. La negociación en curso tiene más de apariencia que de realidad. Republicanos no se ha movido un ápice de lo que estaba dispuesto a ceder desde un principio, por lo que hay muchas declaraciones de relleno, pero ninguna modificación real.

No es lo mismo que alguien renuncie al conjunto de iniciativas que nos perjudican o solo a una fracción de ellas. En el primer caso estamos ante un intento sincero de enmienda, en el otro, nos encontramos ante la conocida política del “tejo pasado”, que deja instalado lo que les interesaba junto a otros elementos que podían desechar, quedando, además, con buena imagen.

Nadie se puede presentar como salvador de un peligro al que no estaríamos expuestos si no fuera por su propia acción. Hay algo indecoroso en ofrecer como gesto de buena voluntad la solución a un problema que él mismo creó.

Cuando la fuente de un peligro lo es también de su superación, estamos ante un timo, bien presentado, eso sí, pero timo al fin.

Antes de empezar a aplaudir por esta necedad, debería interesarnos averiguar si este experto en superar estropicios creados por su propia voluntad no está también operando con astucia.

Una cosa es que el astuto pueda salirse con la suya y otra distinta es que, por añadidura, consiga que su víctima lo aplauda. Para despejar esta posibilidad, lo que importa es concentrarse en identificar si el texto constitucional mantiene o no un sesgo inaceptable a favor de una fracción del país. Por eso importa la declaración de Ricardo Lagos: “no estoy disponible para, de nuevo, hacer una Constitución donde un sector tiene un veto privilegiado”.

Una oportunidad para la cosmética

Lo decisivo no es el número de artículos que se hayan votado por unanimidad, es constatar si el texto establece o no el predominio permanente de unos sobre otros o bien representa un acuerdo nacional, pensando en que las mayorías y minorías están en permanente modificación y que se necesitan reglas que perduren más allá de lo que resulta representativo el día de la elección.

Kast necesita cada día disponible para el despliegue de una campaña comunicacional en favor del apruebo y de su opción presidencial porque ambas cosas son indisolubles. Espera que lo que lo haga triunfar sea agudizar la polarización porque, para cuando los demás se decidan, las opciones ya estarán ocupadas por sus rostros respectivos más emblemáticos.

El líder de derecha parte de la base que al PC no le quedará otra opción que jugarse por el rechazo, mientras los demás estarán muy ilusionados de estar consiguiendo algo relevante hasta el último día. No ganarán mucho, salvo que les interese la cosmética, pero perderán tiempo y la iniciativa.

Mientras todos “negocian”, republicanos sabe que cuenta con los votos decisivos y, por lo tanto, que no ocurrirá nada que contradiga sus planes.

Lo que Kast espera es que una opción constitucional, ya muy identificada con su persona, sea un sinónimo de estar votando por un “proyecto modernizador, que da estabilidad política, que da seguridad y certeza jurídica”, tal como ya lo ha señalado. Por eso repite: “nosotros ya no tenemos dudas”. Nosotros, tampoco.