Columna de Víctor Maldonado: “Superar una emergencia no es resolver una crisis”
“Lo más lamentable es que el problema mayor puede quedar sumergido. En Atacama podrán tomar medidas de emergencia y lograr que las actividades se reanuden, pero salir de la parálisis no es lo mismo que recuperar la normalidad”.
No es un solo lugar, es el primero
El Ministerio de Educación entregó el plan de retorno a clases como una forma de superar la parte más crítica del conflicto con el profesorado en Atacama. El plan no representa un acuerdo previo con el magisterio regional, por lo que las diferencias se han mantenido. Aun así, la negociación del término del conflicto se ha hecho indispensable. El inicio de la solución inmediata tardó en llegar.
Hay que evaluar si el oficialismo aquilató adecuadamente la situación porque lo observado fue un largo titubeo. Se ha insinuado en el Ministerio que la situación ha sido sobredimensionada debido a factores políticos regionales; aunque también se acepta que los servicios locales de educación pública muestran serias deficiencias, es decir, que el problema puede ser más general.
Es esto lo que falla: la visión ponderada de conjunto. Cuando se está ante esta situación, son las respuestas tácticas las que están predominando.
En una crisis, cuando se evalúan los asuntos en forma aislada, el diagnóstico es inadecuado porque no se sabe cuánto están afectando los distintos factores. Por eso ha sido tanta la demora en asumir un rumbo en el conflicto.
No se actúa igual frente a un grupo político que está exagerando un problema que ante una situación crítica que se asoma en una región, pero que se mostrará tarde o temprano en otras, aunque con algún retardo.
Ante una dificultad corriente su tratamiento puede ser tomado como un caso puntual porque el tiempo no resulta ser un factor tan apremiante. Si lo que se enfrenta es una crisis, este tipo de aproximación es imposible porque el control del escenario no lo tienen las autoridades y porque la multiplicación de eventos críticos hace que el conflicto se desborde. Es lo que ha estado pasando.
Recurriendo al alambrito
Hay una carencia que se manifiesta aquí, aunque es más fácil ver lo que se hace que lo que se deja de hacer. El ministro Cataldo ha multiplicado sus apariciones en muchos medios de comunicación, pero no se le ve al mando de la situación, sino tratando de hacerse cargo. Una intervención de fondo, poniendo cada cosa en su lugar, ha faltado todo este tiempo.
No se trata de moverse mucho, sino de marcar el rumbo, aunque esto no es la especialidad del gobierno ni en esta ni en otras áreas.
Lo más lamentable es que el problema mayor puede quedar sumergido. En Atacama podrán tomar medidas de emergencia y lograr que las actividades se reanuden, pero salir de la parálisis no es lo mismo que recuperar la normalidad. Es salir de una pana en la carretera recurriendo al mítico alambrito.
Lo que quedará en la retina es lo precario del funcionamiento conseguido y la certeza de que en cualquier momento las soluciones de emergencia dejarán de funcionar porque están hechas para salir de la pana, no para llegar a destino.
Una constatación práctica se expandirá lenta pero irreversiblemente. Lo que el Ministerio de Educación está haciendo ahora, a la rápida y con atraso, pudo haberse hecho a tiempo, con normalidad. Pudo hacerse y no se hizo. El que no puede lo menos no puede lo más. Es inútil intentar convencer a otros que se puede implementar tareas extraordinarias, como son las grandes reformas, cuando se falla en abordar tareas ordinarias. Ojalá las apariencias engañen.