Columna de Víctor Maldonado: “Por favor, siga cometiendo sus errores habituales”
“El resultado práctico del evidente cansancio de la opinión pública ante un proceso que se ha prolongado demasiado es que la decisión del voto estará mucho más asociado que antes a los acontecimientos que se estén presentando en la contingencia de este mes. Perderá el más torpe”, dice Víctor Maldonado.
En poco más de un mes esta nueva y, probablemente, última etapa del proceso constitucional masivo habrá concluido. No hay forma de que salgamos más optimistas, puesto que vamos a permanecer divididos y polarizados.
Ahora, el acento se está poniendo en lo que queremos evitar, no en el buen resultado que se pueda obtener. No son pocos a los que les interesa más no tener que volver a votar que definir por qué alternativa estarán sufragando.
Hemos pasado por la experiencia de tomar decisiones relevantes sumergidos en un ambiente en el que parecía que lo más importante era lo que se estaba decidiendo. El caso emblemático fue la Campaña del No y luego ese ambiente se reprodujo en parte en algunas elecciones presidenciales.
De soñadores a insomnes
Ahora no será así. Lo típico de este plebiscito es que lo propiamente relacionado con él está ocupando un espacio acotado y lateral en el interés ciudadano. No existen voces significativas que desdeñen la importancia de lo que nos aprontamos a definir, pero pocos tienen la intención de involucrarse a fondo.
El resultado práctico del evidente cansancio de la opinión pública ante un proceso que se ha prolongado demasiado es que la decisión del voto estará mucho más asociado que antes a los acontecimientos que se estén presentando en la contingencia de este mes. Perderá el más torpe.
Todos habrán notado que el fin de la incertidumbre ya no está asociado a la opción A favor, porque solo el consenso nos permitiría un cierre definitivo del proceso constitucional y este brilla por su ausencia.
Estamos cambiando la utopía de una mejor sociedad por la utopía de que las cosas funcionen o, en una versión más conservadora, que vuelvan a funcionar.
Esto sucede porque, salvo la extrema derecha, todos los demás han tenido la oportunidad de confrontar sus anhelos con su implementación práctica y los resultados no han sido esplendorosos. Por eso, los que deciden en base a sus sueños han sido reemplazados por votantes insomnes y alerta.
¿Podría usted ser muy de derecha este mes?
Estando por el En contra, solicito con humildad a la oposición que tenga a bien mantener sus errores habituales. No pido nada adicional, sino continuidad.
Me conformo con que desmientan su llamado a la unidad nacional de la franja con sus acostumbrados ataques furibundos al gobierno. Si no es mucho pedir, una acusación constitucional no estaría nada mal. Desde ya cuento con que presidencialicen el plebiscito, para lo cual deposito mi plena confianza en Kast. O sea, me basta con que sean lo más de derecha posible. Gracias.
Mostrando una parcialidad indigna de un analista, me permitiré solicitar al oficialismo una inusual, pero corta veda de sus tropiezos habituales. No voy a exagerar pidiendo un buen gobierno en todas las áreas, sólo lo básico.
Involucrar al gobierno en el debate constitucional es un error porque lo convertiría en un plebiscito sobre su gestión y, siendo una minoría, es lo mismo que optar por perder. Por eso, cuando usualmente se ve al Presidente intentando ubicar el tono que quiere darle a sus declaraciones, habrá que recordarle que guardar silencio es una opción, una preferible, en este caso. Dedicarse a sacar sus tareas adelante es el mejor servicio que el oficialismo puede hacer ahora.