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Carta de Cristián Warnken: a la ministra del Interior Carolina Tohá

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POR Equipo Radio Pauta |

“Esto no es campaña del terror de “la derecha”: esto es el terror viviendo entre nosotros todos los días. Es la sensación de que la violencia, la delincuencia se les escapó de las manos al gobierno”, dice Cristián Warnken.

Señora Ministra del interior:

Le escribo esta carta después de saber que asaltaron y golpearon ayer a la nieta de una persona muy humilde y trabajadora que conozco, y de saber que anoche robaron los computadores de un colegio a pocas cuadras del Presidente, en el barrio Yungay, colegio al que asesora un amigo profesor. Y que unos encapuchados encañonaron y asaltaron al taxista que me fue a buscar al aeropuerto. Y que una amiga de mi familia fue amarrada y amordazada en su propia casa ¡Eso, en apenas dos días! 

Esos no son los diarios, ministra, como parece creer el Presidente. No son los diarios. Es el diario de vivir de millones de chilenos y chilenas secuestrados por el miedo, ellos no alcanzan a salir en los diarios, ni sus casos llegan a Fiscalía.

Esas no son noticias de primera plana, porque las noticias de primera plana son que secuestraron y después mataron al hermano de un agricultor en Pomaire, que secuestraron a un empresario en Rancagua, que balearon en la cara a un turista en Santiago centro, que anoche balearon a un conductor al que hubo que amputarle el dedo, etc. Esto no es campaña del terror de “la derecha”: esto es el terror viviendo entre nosotros todos los días. Es la sensación de que la violencia, la delincuencia se les escapó de las manos al gobierno. Y que mientras el Subsecretario del Interior, da un punto de prensa, para anunciar medidas y avances, alguien dispara y hiere o mata a un peatón en plena calle.

Probablemente son medidas que llegaron demasiado tarde o que no logran de verdad cambios visibles en la vida cotidiana de los sectores más vulnerables del país, los más desprotegidos y expuestos a esta ola de terror que avanza incontenible y que ha convertido las calles de nuestras poblaciones en campo de batalla entre bandas de narcotraficantes extranjeros, cuyo modo de actuar y operar no tiene nada que ver con el antiguo “ladrón” chileno. Que digo del “lanza”, los antiguos lanzas deben estar espantados de ver a sus colegas superando todos los límites mínimos de la ética de los asaltantes. Son asaltantes capacitados en Colombia, como lo informara hoy el Fiscal Nacional.

Qué inmensa paradoja: mientras vivimos una crisis educacional que revela la falta de capacitación de directivos y profesores, nos enteramos que los únicos que se capacitan para hacer muy bien las cosas son los narcotraficantes. Mientras quiebran todos los días industrias, el narcotráfico se está convirtiendo en la industria más rentable y eficaz del país. Nuestro país se ha vuelto muy frágil y vulnerable, casi indefenso diría.

Sin una Inteligencia eficiente, con policías superadas por los hechos, un país que, al perder la seguridad, empieza a perder su libertad. La libertad es una palabra vacía en un país inseguro. No somos libres para circular en las noches en nuestros barrios, no son libres nuestros jóvenes expuestos como nunca a una violencia que todos los días se supera a sí misma, no pueden ser libres los que emprenden y crean nuevos negocios, sabiendo que los pueden secuestrar o matar, Chile no sólo ya perdió su seguridad, está a punto de perder su Libertad. No son noticias, señora ministra, no son los diarios.

El Presidente parece que ni siquiera sale de su casa en el barrio Yungay para averiguar qué está pasando en el barrio donde vive, lugar de asaltos y mafias varias, el Presidente lleva varios días en silencio ( quizás porque sus asesores le recomendaron no hablar hasta después del plebiscito) y su silencio se escucha más en medio de los balazos y las sirenas que todos los días sus vecinos, los ciudadanos de su país, escuchamos como música de fondo de un país estancado y atemorizado que con este nivel de inseguridad, se volverá un país inviable, un país donde nadie querrá venir a invertir y cuyos empresarios empezarán a buscar otros destinos (muchos ya lo han hecho).

Ayer supimos que la Aduana de Valparaíso, una institución con 130 años, la más antigua de Chile y América dejará de funcionar en la ciudad de Valparaíso por la inseguridad de una ciudad administrada por un “alcalde niño” (así lo llamó el escritor Marcelo Mellado) que le da todas las facilidades a un comercio informal que saturó las calles, pero que es incapaz de proteger el patrimonio económico cultural y económico del país.

No, señora ministra, estas no son noticias, son hechos, son las señales de alarma, tal vez las últimas, para que el gobierno reaccione. No, no me diga por favor que estoy a favor del “populismo punitivo”. No creo que esto se arregle llenado más las cárceles ni quiero que tengamos un Bukele en Chile, pero lo vamos a tener si el Presidente sigue diciendo que las malas noticias del país son por culpa de los diarios y si no se envían señales potentes y efectivas de parte del Estado de que Chile no va a permitir que este país se convierta en una nuevo El Salvador.

No quiero más cárceles, pero para la mayoría de los chilenos sus barrios y domicilios se han convertido en cárceles. Los delincuentes, asesinos y sicarios andan libres en la calle, los ciudadanos honestos y trabajadores están presos en manos de un Estado que sí funciona: el del crimen.

Señora ministra: no estoy de acuerdo en que la acusen constitucionalmente, y por eso quiero pedirle que le diga al Presidente que salga de su domicilio protegido y seguro, resguardado las veinticuatro horas por policías, y mire de cara al país desprotegido y vulnerable y a los ciudadanos hastiados por la violencia y les diga algo.

No una vaguedad lírica, no una frase para el mármol y el twitter, no, un mensaje con una respuesta clara a la crisis que vivimos, que nos dé la sensación de que en Chile hay una autoridad que nos gobierna, y no un Presidente que cree que el terror que hoy nos gobierna es una invención de los diarios.

La saluda Cristián Warnken.