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Columna de John Müller: “Palos en las ruedas”

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POR Equipo Radio Pauta |

El gobierno no puede mostrar desidia o flojera en la ejecución presupuestaria, sobre todo en los capítulos de inversión.

A finales de noviembre, el gobierno del presidente Gabriel Boric celebró de manera entusiasta que el tercer trimestre la economía chilena había crecido un pobre 0,6%. Incluso, se habló de “tapabocas” para las personas que venimos diciendo que la economía chilena está estancada o en franca decadencia. En términos generales, el crecimiento económico no suele estar en manos de los gobiernos, como tampoco la creación de empleo (excepto la del sector público), pero lo que sí se puede decir es que gran parte del deterioro sí lo está.

Un gobierno que pone suficientes palos en las ruedas, o no se molesta en retirar los que pusieron sus antecesores, sí es responsable en buena medida del estancamiento o la decadencia. Palos en las ruedas pueden ser la incertidumbre constitucional, pero también el exceso de ‘permisología’, las normas tributarias que castigan la acumulación de capital, las leyes laborales que desquician las relaciones laborales… incluso la tolerancia hacia la delincuencia y la violencia pueden considerarse un palo en las ruedas.

Pero hay un punto donde los gobiernos no pueden disimular su responsabilidad y es en la ejecución del Presupuesto que el mismo se dio. La Ley de Presupuestos es el plan de trabajo de la Administración y tiene una raigambre profundamente democrática desde que los caballeros del rey Juan Sin Tierra le exigieron que otorgara la Carta Magna antes de disponer de sus recursos: hombres o impuestos.

Por eso no es buena noticia que, a solo dos meses de concluir el año, el avance de la ejecución del gasto público indique que este se encuentra en el 57,5% de lo presupuestado. El desglose indica que el gobierno lo hace mejor en la ejecución de las transferencias de capital, que ya ha completado en el 65,3% de lo planificado (mucho mejor que en los dos años precedentes, que aún estaba por debajo del 60%), pero en lo que tiene que ver con la ejecución de la inversión está en el 47,9% de lo previsto, menos de la mitad de lo que se planificó en la Ley de Presupuestos. En este asunto, una décima de variación puede ser la diferencia entre que un chileno tenga trabajo o no.

Es conveniente que el Gobierno mantenga un ojo vigilante sobre el grado de ejecución del presupuesto y lo use como una medida para autocalificarse. No hay que dramatizar, porque las estadísticas hacia atrás son referencias distorsionadas por la pandemia y la velocidad de transmisión de las estadísticas en la Administración Pública es lentísima, pero no hay que dejar de chicotear a la burocracia. Una estrategia que se ha probado exitosa en otros países es anunciar un ‘presupuesto base cero’ a partir de 2024, lo que significa que todo aquello que no se ejecutó en 2023, será retirado del presupuesto y usado para luchar contra el déficit.