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Columna de John Müller: “Estamos peor, pero estamos mejor…”

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POR Equipo Radio Pauta |

Cantinflas ha dado la mejor explicación de los resultados del informe PISA.

Quizá la reflexión más precisa e irónica sobre los resultados del informe PISA de este año, la prueba educativa más amplia e importante del mundo, la ha hecho el pedagogo y filósofo español Gregorio Luri en el diario Abc. Dice Luri citando al gran Mario Moreno Cantinflas: «Estamos peor, pero estamos mejor. Porque antes estábamos bien, pero era mentira. No como ahora que estamos mal, pero es verdad».

Dado el hundimiento global de los resultados, donde sólo se salva Asia, la frase de Cantinflas sirve para describir la situación de todo el mundo. Ha caído Chile, España, pero también ha caído el promedio de la OCDE y sobre todo de la Unión Europea. Lo que más me ha llamado la atención es que la caída de España es similar a la de Chile pese a que nuestro país estuvo dos años sin clases presenciales y España apenas tres meses.

¿Qué quiere decir esto?, le pregunto al profesor Luri. “Que lo importante no fue el confinamiento, sino la gestión pedagógica del mismo”, me responde con la seguridad de quien conoce bien su materia. “Por otra parte, a algunos alumnos (en torno al 10%-15%) el confinamiento les vino tan bien que incrementaron sus conocimientos”. Claro, los que mejoraron es porque tenían condiciones óptimas y no tenían que luchar con un entorno desestructurado o una despensa vacía. Probablemente, ese porcentaje lo pase peor con las clases presenciales porque vuelven el acoso escolar y las burlas. Pero se me hace difícil creer que las condiciones materiales de las familias chilenas para gestionar la falta de clases fuera mejor que las de las familias españolas. Pero, como dice una amiga, “Pisa somos los padres”. Y es verdad, al final la educación es eso que transmiten las familias, lo del colegio, en cambio, es formación.

He visto las preguntas de PISA y me han recordado las de la vieja Prueba de Aptitud Académica que se rendía en Chile. Una gran parte de ellas no requieren conocimientos específicos para contestarlas, sino criterio y sentido común. Pero, claro, hay estudiantes que cuando ya ven un rectángulo dibujado en una pregunta se bloquean y piensan que nunca aprendieron trigonometría y no podrán contestar. Y a veces la pregunta es tan tonta como qué lado de la figura es más largo en comparación con los otros dos o si está pintado de negro.

El problema es que la escuela -ni la de hoy, ni la de antaño ni la de mañana- nunca ha estado diseñada para enseñar a pensar, sino para transmitir conocimientos que es experiencia enlatada. Y las pruebas con las que fuimos evaluados tampoco estaban diseñadas especialmente para exhibir criterio.

Recuerdo una pregunta de la Prueba de Ciencias Sociales de 1981. Eran tres gráficos sobre la evolución anual del caudal de un río y había que identificar cuál de ellos era del norte de Chile. Los que pensaron que necesitaban saber de hidrología para contestar ni siquiera terminaron de leerla y la dieron por imposible. Y era de puro sentido común: el río del norte era el que aumentaba su caudal en verano, con el llamado ‘invierno boliviano’. Los otros dos gráficos eran de ríos de régimen pluvial.