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Columna de Víctor Maldonado: “Confrontando currículos y prontuarios”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Milei apareció, se opuso a la élite, acertó y ganó. Kast apareció, ganó, luego se excedió y perdió. No es la misma trayectoria. La receta mágica de la ultraderecha tendrá la posibilidad de mostrar sus frutos en Argentina. Y no es por desearle mal a nadie”.

La constitución de mayorías se ha vuelto una necesidad en Chile y el próximo gobierno será de derecha ampliada o de una centroizquierda reforzada.

Este dato aislado no nos dice mucho. Lo que más va a importar, de ahora en adelante, es quién establece el predominio en cada bloque, de manera que quede definida la orientación específica que se le dará a la gestión del poder. Las variantes en ambos lados de la cancha han llegado a ser notables.

Desde el inicio de la transición, hasta apenas un par de años atrás, decir derecha era lo mismo que referirse a una coalición que había llegado a moderarse.

A medida que la dictadura quedaba alojada en el pasado y sus ataduras se aflojaban, la coalición que se fue consolidando aspiró a representar nuevos sectores para llegar al poder.

Fue entonces que este afiatado esquema experimentó con mucho éxito un desborde desde su ala derecha por parte de republicanos. Las últimas elecciones presidenciales y de consejeros constitucionales mostraron que el rango de variación entre los liderazgos que ofrecía la derecha era significativo. Superaba con creces los estilos personales, diferían en los objetivos a alcanzar.

Hay menos distancia entre los sectores moderados de ambos lados que al interior de la derecha, pero como una cosa son los consensos amplios y otra, la constitución de mayorías, hay que partir por casa.

En la oposición ya nadie es una novedad y cada uno tiene que responder por una trayectoria, así como por las consecuencias de sus acciones.

De manera que en adelante no bastará con que se apele a lo mal que lo hicieron otros porque esta vez no se habla protegido por el anonimato mediático. Desde el punto de vista de los electores, puede que cada competidor tenga un currículo, pero también un prontuario. Es decir, la cancha se ha emparejado. Ya no existen los jugadores sin pasado ni historia previa, todos tienen algo que explicar.

No fue espaldarazo, fue garrotazo

Los republicanos han mostrado una debilidad que les puede ser fatal. No tienen la flexibilidad para adoptar la posición que más les conviene. Lo que han hecho es decantarse por la opción más adversa al diálogo, que es lo que les permite su base de apoyo y una dirigencia que gusta más de posiciones radicales.

Puede que se presenten en Chile todas las condiciones que permitan el surgimiento de un líder populista como el de Milei en Argentina. Lo que no tiene nada de seguro es que este líder sea Kast.

José Antonio Kast desechó el camino más despejado y directo, aprovechando un consenso previo existente. Se comportó tanto como conductor como conducido, adoptó una clara posición identitaria, pidió a los electores que lo siguieran y los aludidos le dieron un garrotazo en vez de un espaldarazo.

Milei apareció, se opuso a la élite, acertó y ganó. Kast apareció, ganó, luego se excedió y perdió. No es la misma trayectoria. La receta mágica de la ultraderecha tendrá la posibilidad de mostrar sus frutos en Argentina, antes de que en Chile se tenga necesidad de ponerse creativos. Y no es por desearle mal a nadie.

No se va a seguir ganando con repetir lo que se venía haciendo la víspera. La derecha no va a crecer hasta ser mayoría, tiene que atraer a otros para lograrlo.