Columna de John Müller: “El lobby inverso”
El caso de las reuniones ‘chez Zalaquett’ aporta una originalidad chilena: esta vez es el gobierno el que quiere influir a los empresarios y no al revés.
Hasta seis ministros han intervenido en las reuniones organizadas por el exalcalde y dirigente de la UDI Pablo Zalaquett, un reconocido lobista, con empresarios de distintos sectores. Algunos ministros, como el de Economía y la de Medio Ambiente, estuvieron mano a mano con empresarios cuyo balance económico depende de las decisiones que tomen estos cargos públicos. Zalaquett ha dicho que no fue lobby, que él sólo estaba “acercando” gente. Los ministros acudieron tan sigilosamente que algunos hasta se habían olvidado de que habían estado. Llamativo.
En el Congreso, los ministros de Economía y Medio Ambiente admitieron, además, que no hicieron el curso de probidad que la Contraloría ofrece a todos los cargos públicos que van a acceder a una responsabilidad administrativa. La generación que se burló de los cursos de ética para los empresarios en pecado ahora admite que, en realidad, no le gusta tomar lecciones de nadie.
La línea de justificación formulada por el presidente Gabriel Boric en torno a este desliz de sus ministros –“¡dialogar hasta que duela!”– es muy reveladora de la situación, ya que sugiere que estamos ante un caso de lobby inverso: no son los empresarios ni el lobista los que están tratando de capturar al regulador (los ministros), sino que es el gobierno el que está tratando de atraerse y seducir a sectores sociales que considera relevantes.
¿Los considera relevantes por sus caras bonitas, por los impuestos que pagan (o eluden, como diría Vallejo) o porque cuentan buenos chistes? No, los considera relevantes porque cree que pueden influir en sectores políticos en los que el gobierno está deslegitimado o a los que directamente ha defraudado y ya no consigue seducir. ¡Quién mejor que un empresario para hablarle a la derecha ‘neoliberal’, ya sea la moderada o la republicana, y convencerle de que hay que darle una salida al Gobierno en el tema de las pensiones o el pacto fiscal!
Lo más singular del caso es que el lobby inverso es exactamente eso: lobby. Un intento de influir con mano izquierda en un proceso político que debe darse en el escenario que corresponde y que está dotado de luz y taquígrafos para que todo el mundo se retrate: las instituciones políticas.
Los intentos de influir no se limitan a las reuniones en casa de Zalaquett, ha habido muchas más y no sólo con empresarios, también con exministros y personalidades políticas y académicas. En todas, el mensaje es el mismo: el gobierno necesita una salida política al bloqueo en que se encuentran sus reformas emblemáticas -el pacto fiscal y las pensiones-, y necesita que alguien mueva a los actuales dirigentes de la derecha que no quieren pactar unas normas que les parecen malas para el país.
Mi impresión es que el gobierno no ha calibrado bien hasta donde es un sinsentido subir impuestos cuando el ciclo tiene la economía en el suelo y cuánto daño hace el permanente cuestionamiento del sistema de pensiones en un país que ya no se percibe tan rico como para andar repartiendo el dinero.