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Columna de John Müller: “Piñera en su hora final”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Aquel que salva una vida, es como si salvara un universo entero”, dice el Talmud.

En poco más de una semana, Chile ha perdido a la mitad de sus expresidentes. Sebastián Piñera de forma abrupta e inesperada y Ricardo Lagos de manera voluntaria y planificada, han dejado de formar parte de los activos del republicanismo y han pasado al epígrafe de los intangibles.

Cuando una empresa pierde el 50% de su fondo de comercio en tan breve plazo, tiene problemas para presentar una cuenta de resultados equilibrada. Sobre todo porque Piñera se había marcado como objetivo ser el mejor expresidente de Chile y sólo tenemos indicios de cómo iba a ser eso.

Sabemos que desde hace unos meses hablaba frecuentemente con el Presidente Boric y que le ofrecía ayuda. Que reunía a sus exministros para que usaran su conocimiento del Estado para arrimar el hombro. También le marcaba desafíos a la derecha, como en el último plebiscito constitucional. A ésta no siempre le gustaban. Algunos hubiesen preferido que se callara.

Estos días, los artículos periodísticos están llenos con los hechos de la vida del expresidente y se discute sobre su mejor decisión. Unos escogen la reconstrucción del terremoto de 2010, otros el matrimonio igualitario, los de allá que él fue el primero en llevar a la derecha a La Moneda en 50 años, los de más acá, que no le echara más gasolina al fuego del estallido social.

Desde que ocurrió en 2010 siempre he creído que la gran decisión de Sebastián Piñera fue el rescate de los mineros de Copiapó. La razón es simple, esos 33 hombres estaban condenados por la naturaleza a morir y a desaparecer en lo más hondo de la tierra y fue su empeño el que lo evitó y los trajo sanos y salvos de vuelta con los suyos.

Hay quien dirá que sus gestiones durante la pandemia salvaron más vidas. Es cierto, pero en ese momento, todo el mundo estaba remando en la misma dirección y Piñera sólo se ocupó de optimizar la posición de Chile en el proceso. Pero en la mina San José, la mayoría era escéptica y fue una solitaria decisión suya, que escapaba a toda racionalidad, la que salvó 33 vidas.

“Aquel que salva una vida, es como si salvara un universo entero”, dice el Talmud. Esa es la inscripción de la medalla de los Justos entre las Naciones que refleja la fe en la Humanidad.

Para mí, la de los mineros es una decisión incomparable como caracterización del liderazgo. Piñera no tuvo la suerte de tener un Piñera que lo sacara de su helicóptero atrapado en las profundidades del lago como él arrancó a los 33 mineros de las garras de la muerte.

Si, además, se confirma que el expresidente ordenó a los demás ocupantes del helicóptero que saltaran mientras él intentaba un amerizaje, habrá que añadir que prefirió arriesgar su propia vida para salvar otras tres, lo que revestirá su memoria de una capa de heroísmo que no es propia de los tiempos que vivimos, pero que retrata a una personal excepcional.