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Columna de Víctor Maldonado: “Si todos buscan ganar en la chica, Chile pierde en la grande”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Mientras las coaliciones se concentran en marcar tanto para su equipo en las próximas elecciones, los ciudadanos sienten el que está perdiendo el partido es el país”

Nuestros cuatro males de fondo

Hubo un tiempo en que fue frecuente y ahora causa extrañeza, pero el caso es que 11 confesiones religiosas suscriben una declaración pública haciendo un diagnóstico de la situación del país. Lo que agregan es un diagnóstico ético.

Se percibe -dicen- un “grave deterioro que se ha producido desde hace algunos años en nuestras relaciones cívicas, que afectan seriamente la capacidad de buscar soluciones justas y oportunas a las dificultades que enfrentamos”, con “un malestar muy generalizado”, que hace difícil “la comprensión y el diálogo”.

Destacan un “grave problema de inseguridad”, la corrupción presente en “innumerables casos han afectado de manera transversal”; la incapacidad de los actores políticos para alcanzar acuerdos tiene “efectos desintegradores para la convivencia cívica y el progreso”.

Es un tipo de iniciativa hecha para remecer y motivar acciones que rectifiquen tendencias muy negativas y peligrosas. No está hecho para agradar ni para suavizar un mensaje de por sí duro. Dejarlo pasar agravaría la crisis.

La declaración de las iglesias señala cuatro males principales en nuestra convivencia nacional: la separación entre compatriotas, la inseguridad imperante, la presencia de corrupción y la tendencia a polarizar posiciones.

El resultado general qué denuncian es un proceso de desintegración colectiva y de frustración de muchas personas. Nos hemos desacostumbrado a que no se hable de esta forma, pero igual lo necesitamos. Además, se predica con el ejemplo al ponerse de acuerdo sobre lo medular de un mensaje a Chile.

Las tareas grandes de la política

Antes de entrar en la competencia política, vale la pena advertir que de los males que se presentan se deducen cuatro tareas nacionales para cualquiera que se interese en política: mejorar nuestra convivencia, promover la paz, mantener un comportamiento ético público y practicar el diálogo.

Tenemos un déficit de comunidad y no se va a recuperar por inercia; el compromiso con el servicio público se ha debilitado. Hace muchos años Pablo VI decía: “si quieres la paz, trabaja por la justicia” y sorprende que estas palabras resuman lo que las iglesias nos dicen hoy.

No se trata de una voz de alerta que sólo compartan personas de espíritu religioso. Perciben lo mismo nuestros mejores políticos. Hace poco, Michelle Bachelet se dirigía a la centroizquierda diciendo: “Es importante que todos los sectores democráticos y que quieren el progreso en nuestro país, puedan unirse porque necesitamos poder seguir avanzando en fortalecer la democracia, fortalecer los Derechos Humanos, asegurar las oportunidades para todos”.

Esta petición viene unida a una autocrítica, mientras “nosotros hablamos desde el cerebro, desde la racionalidad y estos grupos (de extrema derecha) le están hablando a la emoción, al corazón, al miedo, fundamentalmente al miedo”. Está claro quien estaría siendo más efectivo en la comunicación.

Es importante percibir qué mientras las coaliciones se concentran en marcar tanto para su equipo en las próximas elecciones, los ciudadanos sienten el que está perdiendo el partido es el país. No es momento para apuestas pequeñas, si no enfrentan los problemas mayores los demócratas dejan el camino libre.