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Carta de Cristián Warnken a los diputados de Chile

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POR Equipo Radio Pauta |

“¿Pero dónde está la mayoría decente y responsable en este hemiciclo? ¿Por qué esplende tan poco y más bien parece brillar por su ausencia?”, se pregunta Cristián Warnken.

Carta a los diputados de Chile:

Descorazona ver que después de todo lo que hemos vivido como país estos años, ustedes hagan pocas cosas sustantivas para elevar el nivel tan deteriorado de la política. Y que, por el contrario, parezcan empeñados en volver una y otra vez a sumergirse en el pantano, el fango o convertir una y otra vez el espacio del diálogo y los acuerdos en una pista de circo.

“Un político es más raro que un unicornio”-dijo una vez Borges. Fue generoso con la imagen escogida. Ojalá abundaran unicornios en el hemiciclo. Son animales fantásticos y poéticos. Me parece que si hay animales a los cuales comparar a nuestros políticos, habría que buscarlos no precisamente en los dominios de la imaginación y el ensueño, sino en el de la picaresca y tal vez en las peleas de gallos.

No quiero caer en el deporte fácil de pegarle a los políticos, pero veo que ustedes no dejan de darse cachetadas de payaso y exponer sus miserias y pequeñeces en ese amplificador de la realidad que son las redes sociales. Hagamos un balance de los últimos años: ustedes  llevaron al país a revivir el flagelo de la inflación que creíamos desterrado, después de la irresponsable operación de los retiros, y algunos lo hicieron  traicionando, incluso las que se supone son sus más íntimas convicciones políticas.

También boicotearon todas las propuestas para enfrentar la delincuencia y el narcotráfico, y ahora, poco tiempo después, se levantaron en paladines de la seguridad. Intentaron acusar constitucionalmente a un Presidente que ya estaba en las cuerdas, en medio de un estallido delictual que tenía al país en llamas. Ahí mostraron que, por oportunismo, no vacilaban en poner en riesgo la democracia.

Ahora, ante los ojos de todo el país, levantan una bizarra e inédita alianza para darle la presidencia a una diputada del Partido Comunista, apoyada por un diputado errático, un señor que se autodenominó alguna vez el “Bukele chileno”,  que se colocó en el pecho una estrella de sheriff y que dijo que la Constitución “había que violarla una y otra vez”. El mismo que, en un programa de televisión, hace pocos días, al ser requerido por un ejemplo de un piropo que a él le gustara, respondió: “Huachita rica, quien fuera laxante, pa’ hacerte ca…”. Tal cual. Lamento tener que citar esa ordinariez, pero es la única manera de mostrar cuál es el nivel o la línea de reverberación: todo en el bajo vientre, ahí parece moverse a sus anchas el diputado del Partido de la Gente, un partido-como tantos- en decadencia terminal.

Incontinente verbal, el nuevo vicepresidente de la Cámara, acaba de dispararse en los pies diciendo que un ministro fue el que fraguó el acuerdo que lo llevó a la testera: después tuvo él mismo que contradecirse  (el deporte de la autocontradicción se ha instalado en Chile, desde el Presidente de la República para abajo). Este diputado de este nuevo “acuerdo”, militó en un partido de derecha,  luego adhirió a teorías políticas anticapitalistas y después se acercó a grupos neonazis. Un prontuario de coherencia ejemplar, por cierto. Ese es el nuevo vicepresidente de la Cámara de Diputados de la República de Chile. Apoyado por una izquierda “woke”, que ha puesto el grito al cielo por declaraciones de otros muchos menos violentas en relación con la mujer, y que hasta ahora guarda silencio riguroso.

Obvio: el voto del diputado díscolo le ha permitido a la alianza que va desde la DC al PC (¡Qué dirían Frei padre y los fundadores de la falange de esto!) quedarse con la testera de la Cámara de Diputados. No voy a citar el garabato que usó el diputado Rivas para insultar a sus camaradas de partido tras disputar un cupo por una Comisión. Pero está claro que el diputado no tiene filtro ni contención. El mismo se excusó diciendo que ello había sido producto de su Toc y del “síndrome der Tourette”, diagnosticado por la también diputada y psiquiatra María Luisa Codero, quien también ha tenido problemas de maltrato hacia sus colegas.

La salud mental, al parecer, no reina en la Cámara de Diputados. Cada cierto tiempo irrumpen la pulsión desatada, histeria, el exhibicionismo y el narcisismo,  pocas veces la razón, la prudencia, la  sabiduría política. Diputados que parecen necesitar altas dosis de Ritalin para ser contenidos y que actúan más como niños desordenados que como adultos responsables del destino del país.  Y mientras, el país empantanado, sumido en una crisis de seguridad y migratoria sin precedentes, un país enfrentado a la mentira y la burla de una dictadura (la de Venezuela) en su propio territorio, un país estancado, sin vocación de crecimiento, en decadencia (digámoslo aunque duela) mientras, ustedes, diputados de la República nos muestran (mejor dicho exhiben) una y otra vez  cuan bajo puede llegar  la política, profundizando así el camino de la decepción y la bronca.

Populistas y populares, pero nunca preocupados de verdad por el pueblo, por sus dolores y angustias presentes. Preparando -con sus incoherencias e incompetencias- el camino para que surja un liderazgo autocrático como en otros países de nuestro continente, abriendo las anchas alamedas para tirar a la democracia por el alcantarillado. Sin buena política, el país no llegará a ninguna parte.

Se necesitan grandes acuerdos para enfrentar los grandes problemas que nos aquejan, pero ni siquiera esos acuerdos se logran en las propias filas (lo acaba de mostrar la oposición en esta elección de presidente de la Cámara de Diputados). Se levantan razonables voces pidiendo la reforma al sistema político. Me temo que eso no bastará. Aquí se necesita una reforma moral, una renovación profunda del personal del poder legislativo y de toda la política. Y partidos políticos que no sean solo agencias de empleos o productores de farándula política. Que los partidos políticos no lleven más candidatos  que anden repartiendo ositos de peluche ni a cantantes caídos en desgracia o protagonistas de reality shows.

Que se elijan a los mejores, los más sobrios y competentes, que tuiteen menos y piensen más, para hacerse cargo de los enormes problemas que el país necesita con urgencia resolver. ¿O todavía la política tiene que caer más bajo aún hasta tocar fondo? ¿Es que no hemos tocado fondo todavía? Es verdad que con comentarios como esta carta que escribo, se puede caer en el error de disparar a la bandada. Y tal vez estoy siendo injusto y no ponderado en mi crítica y decepción. Es probable que casos como el de Rivas y otros bufones no sean la mayoría, pero sí son los que se ven más.

¿Pero dónde está la mayoría decente y responsable en este hemiciclo? ¿Por qué esplende tan poco y más bien parece brillar por su ausencia? Un carabinero mártir asesinado hace pocos días, mostró al país lo que es cumplir con el deber hasta el sacrificio, conmoviéndonos a todos. Esa es el ejemplo de servidor público que el país necesita, un servidor que no se sirve de lo público para sus agendas cortas y mezquinas, sino que sirve genuinamente a lo público.

¿Cuántos de ustedes están dispuestos a ese sacrificio y entrega por la patria? “Patria” dije, no dije “pyme”,  las pequeñas pymes en que se han convertido muchos partidos políticos. Diputados y políticos de Chile: muéstrennos algo de coraje y valor cívicos, de sentido de la responsabilidad superior, de amor por el país (que no es lo mismo que amor por los votos), algo que sea. Para que los ciudadanos no caigamos en la desesperanza total, en la decepción sin vuelta atrás, en la rabia irredimible del pueblo contra la política.

Todos sabemos qué pasa cuando desaparece la política y quién la reemplaza…

Los saluda, Cristián Warnken.