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Columna de Víctor Maldonado: “La diferencia entre subir y que te suban”

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POR Equipo Radio Pauta |

“Hay diferencia entre subir una montaña a pulso y hacerlo pidiendo que le ponga un ascensor, asiento y bebidas a mano para admirar el paisaje mientras se sube”.

Mientras subsistan las actuales reglas del juego, los grandes bloques políticos no pueden evitar que candidaturas independientes y de pequeños partidos puedan persistir en mantener postulaciones que debilitan a la figura principal presentada por el pacto. La disciplina partidaria va contracorriente.

Hay una tendencia al agrupamiento que se está instalando con fuerza, lo que es muy bueno para la gobernabilidad, pero esta es una respuesta de los propios partidos que trabajaron por largo tiempo en sentido contrario y tienen que vérselas con una debilidad que es hija de sus obras.

Si un independiente llega a tener una posición destacada, incluso puede que pretenda imponer condiciones a una coalición para postular. Tiene las ventajas de reconocer filas en un sector y ninguna de las obligaciones de un militante.

La derecha, por ejemplo, encuentra su mayor escollo en este tipo de candidaturas que le impide, por ahora, presentar un frente único en la comuna de Santiago contra la alcaldesa Irací Hassler.

El escollo en esta ocasión se llama Aldo Duque, y Sebastián Sichel pudo ser el beneficiario. Nos encontramos con la figura de un independiente que pide a los partidos que le despejen la cancha, eliminando competencia en la derecha para postular sin problemas. Nuevamente, Sichel se equivoca en la táctica.

En Santiago se espera una competencia dura, pero es un premio y no un castigo. Es un desafío que puede permitirle renacer a una figura política, por lo que vale la pena asumir riesgos. Nadie espera a quienes se hacen mucho de rogar.

Hay una lógica que se está instalando en la trastienda porque se han encontrado los límites de la negociación.

Una medida de fuerza, pero no arbitraria

La primera de las constataciones es que hay que ponerles coto a las pretensiones de los independientes. En Las Condes, Marcela Cubillos tuvo éxito al sorprender al conglomerado de derecha. Allí se debatía la permanencia de la actual alcaldesa como si fuera un asunto privativo. El cuestionamiento externo los pilló de sorpresa, pero hasta el más lento se da por avisado desde entonces.

Si en los casos por resolver Chile Vamos deja que los independientes instalen sus términos, se le irá perdiendo el respeto y la disciplina se habrá abandonado en el camino. Así, Sichel llego tarde para imponer condiciones.

Claro que la centroderecha no ha resuelto formalmente el asunto porque estas cosas no se discuten de forma aislada, pero RN cortó unilateralmente por lo sano al proclamar a Mario Desbordes. Es una medida de fuerza, pero no arbitraria.

Los independientes ya han sido notificados que, si operan con la exigencia de “la breva pelada en la boca”, se pueden ir despidiendo de sus pretensiones. No se trata de partir con el camino despejado, sino de despejar el camino con la activa participación del abanderado. Eso lo entienden fácilmente los militantes.

Una cosa es que candidatos menores partan por bajarse apenas se les pida y otra conseguir que se tengan que bajar. Es la diferencia entre subir una montaña a pulso y hacerlo pidiendo que le ponga un ascensor, asiento y bebidas a mano para admirar el paisaje mientras se sube. La derecha espera ganar, pero no por eso va a aceptar que la usen de trampolín sin ensuciarse las manos.