Columna de Víctor Maldonado: “A pueblo sensato, gobierno que propone lo posible”
“La condonación del CAE puede ser potencialmente una medida regresiva y no es cosa que un gobierno se considere de izquierda y deje a un país menos equitativo del que recibió. Es deseable pasar del ideologismo al realismo”, dice Maldonado.
La condonación del Crédito con Aval del Estado (CAE) está trayendo un debate de fondo que ha ido mutando de centro de interés. Partió como la exigencia de cumplir una promesa incluida en el programa. Sin embargo, cada vez más se ha empezado a debatir sobre la pertinencia ética de mantener semejante promesa y este punto de vista no había aparecido hasta el momento.
La crítica ha provenido tanto de personalidades de centroizquierda como de la oposición, mostrando, nuevamente, una tendencia creciente a tratar los temas en profundidad, por lo que las diferencias en dos bloques no son la pauta.
Bien encausado, este debate puede otorgarle al gobierno una reforzada capacidad de maniobra, siguiendo la línea asumida en la ley corta de isapres.
El gobierno puede ofrecer una interpretación realista de lo que significa responder a una exigencia autoimpuesta, limitada por los recursos existentes, en los plazos que se requieran y, sobre todo, acotada a los casos que ameritan.
Ahora, tendrá que contentarse con todavía menos que en el tema de las isapres porque se trata de justificar una promesa, no de librarse de un colapso.
Lo que se necesita es un acuerdo estratégico y eso está fuera del alcance de la pura retórica y de algún tipo de magia que pueda generar el Presidente en su próximo mensaje, mucho menos de anuncios espectaculares que no convenzan.
Boric tiene que contar con el respaldo previo de sus coaliciones para comprometerse en lo alcanzable. Las palabras tienen que acercarse a los hechos que se puedan verificar en un año. Para eso no necesita hablar mucho, sino hablar bien, lo que en esta ocasión significa dirigirse a los que dudan, mucho más que a quienes lo apoyan a todo evento.
Los grandes temas están pasando de ser atolladeros a tareas. Si se quiere que una promesa vaga pase a tener un cumplimiento efectivo, tiene que ser reinterpretada, acotada y escalonada en su cumplimiento. Se efectúa en la medida en que las condiciones del país lo permitan y considerando una implementación justa, que nunca es una aplicación pareja para pobres y ricos.
La condonación del CAE puede ser potencialmente una medida regresiva y no es cosa que un gobierno se considere de izquierda y deje a un país menos equitativo del que recibió. Es deseable pasar del ideologismo al realismo.
¿Está el gobierno en condiciones de dar este paso? Sin duda, porque consiste en ratificar un curso de acción que ya ha adoptado y que le permite asumir la iniciativa como no ha sido posible durante sus primeros años.
Esta administración no necesitará ser derrotada por la derecha si decide perder por anticipado, intentando cumplir un programa que requiere más de un período presidencial para completarse, suponiendo que esto sea posible.
Es al gobierno al que le importa el programa, a la ciudadanía le interesan los resultados. Lo exijible es implementar cuanto permitan los acuerdos mayoritarios que se puedan alcanzar con la oposición.
Mantener las diferencias es optar por la inacción, la unidad no es unanimidad. Todo depende de que, en el paso a la concreción de logros limitados, el gobierno tenga el respaldo de sus coaliciones. La lírica puede esperar al último mensaje.