Columna de Víctor Maldonado: “Tirar dos elefantes a la piscina”
“La única reacción ante la falta de un orden proveniente del gobierno es que los principales actores políticos decidan recuperar la agenda que se tenía entre manos y que hoy parece un tanto abandonada”.
¿Quién cambió el foco?
Debemos preguntarnos si el gobierno ordenó el escenario político tras el mensaje presidencial. Hay que recordar que de lo que se trataba era de ampliar el margen de maniobra para realizar las promesas hechas a la ciudadanía.
El efecto neto parece ser el de haber avivado en pocas horas el ambiente de campaña, que es todo lo contrario de lo que se requiere para sacar la agenda programática del oficialismo.
Antes de este fin de semana, el foco de atención estaba centrado en seguridad, crecimiento y previsión. De lo que se trataba era de asegurar que los avances posibles se pudieran verificar, concitando el apoyo suficiente para lograr su aprobación. Con esa vara hay que medir el discurso.
Tras mucho tiempo y esfuerzo, se podían mostrar los primeros éxitos por la reducción de conductas delictivas, una economía que experimenta un repunte y un diálogo sobre previsión que no se ha detenido en el Parlamento.
Solo que focalizarse es lo contrario de caer en la dispersión y sacar adelante la agenda comprometida se consigue agregando logros, no sumando compromisos. Optar por esto último no corresponde a un astuto plan político de posicionamiento electoral, es, simplemente, hacer mal las cosas.
Boric ha logrado cambiar la atención desde una agenda acotada posible de sacar adelante a una discusión inconducente de tipo valórica inviable de aprobar.
En el mejor de los casos, tendremos un efecto de corto plazo ante un hecho inesperado que provoca todo tipo de reacciones, pero que luego es remontado. Tenemos que decidir si dejaremos que se produzca un efecto de contaminación que afecte inusualmente al conjunto de temas de la agenda nacional.
Lo bueno es que hay solo una Cuenta en el año
El problema que se tiene en lo inmediato es que se tardará en dar una respuesta precisa porque la sorpresa producida fue completa, incluso dentro del gobierno y de sus coaliciones. Y es esa sorpresa la que, a su vez, ha sorprendido a Boric.
La autoreferencia nunca es buena y es persistente en esta administración. A veces un efecto grande se explica por motivos muy pequeños. El enfoque casi completo del discurso fue socialdemócrata, la compensación al ala más izquierda fueron dos menciones valóricas a la eutanasia y el aborto.
Si se revisa el discurso se verá que estos anuncios son un agregado. Lo más polémico se incorporó a mitad del texto, cuando algo de esta magnitud se pone después de mencionar todo aquello que nos une. Como no se calibró bien, las repercusiones empezaron en el mismo momento en que Boric hablaba.
Como resultado, las relaciones políticas se han desordenado en alto grado y el nivel de confusión ha aumentado de manera notable. Pensar que esto favorece al gobierno requiere de una mentalidad conspirativa extrema.
La única reacción ante la falta de un orden proveniente del gobierno es que los principales actores políticos decidan recuperar la agenda que se tenía entre manos y que hoy parece un tanto abandonada. Volver a poner las prioridades en su sitio, según la posibilidad de alcanzar acuerdos. Se tiene una cierta ventaja para lograrlo: no hay otra cuenta presidencial a la vista y los ministros se han especializado en reinterpretar las salidas de libreto que les regala el mandatario.