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Columna de Víctor Maldonado: “La cuestión del sacristán en versión comunista”

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POR Equipo Radio Pauta |

Juan Andrés es un destacado dirigente del PC y ha participado de manifestaciones de apoyo a Jadue en los tribunales. Nada que objetar. El Ministerio del Interior no puede cuestionar las decisiones judiciales. Nada que objetar. Lagos llegó a ser visible en el PC y en la subsecretaría del Interior. ¡Objeción!

El hombre invisible más fotografiado

A mediados del siglo XIX, un pequeño incidente en la Catedral Metropolitana terminó en un enorme conflicto político. El tema era en sí mismo intrascendente, pero se relacionaba con un debate de fondo, la separación de la Iglesia y el Estado. Una disputa nacional se detonó con ocasión de un suceso microscópico.

La salida de Juan Andrés Lagos de su rol de asesor de la subsecretaría del Interior tiene todas estas características. Más que el incidente, lo que más interesa es la amplificación que se le dio al hecho.

Los equipos de apoyo a las labores de Interior son, por definición, reservadas. Se trata de hacer una evaluación ponderada de situaciones críticas y sugerir cursos de acción. La efectividad de esta labor depende de que sus sugerencias puedan ser evaluadas libre de presiones y filtraciones. Así es como ha acontecido.

Juan Andrés Lagos ha cumplido antes este tipo de funciones y siempre ha sido un aporte, como parte de un equipo en el que lo central es poder contar con múltiples miradas. Identificar un abanico de opciones viables es la tarea.

Las críticas realizadas desde antes por la derecha por la presencia de Lagos en este espacio no sólo están descaminadas, sino que son improcedentes.

Un equipo asesor no tiene influencia propia, lo que hace es potenciar el desempeño de la autoridad a la que apoya. La decisión nunca se delega.

El poder en Interior se establece por la línea de mando, no por la línea de apoyo y se ejerce de continuo, nunca por sesiones semanales, en un ministerio donde 7 días es una eternidad. La derecha lo sabe porque ha estado ahí, así que asustar a los niños con la presencia del PC en Palacio es algo que se hace de mala fe. Se le puede juzgar por lo que hace, no por lo que no puede hacer.

El doble rol incompatible

El problema es otro y tiene que ver con la posibilidad de cumplir una función, no con el maltrato. Juan Andrés es un destacado dirigente del PC y, como tal, ha participado de manifestaciones de apoyo a Jadue en los tribunales. Nada que objetar. El Ministerio del Interior no puede ni por asomo cuestionar las decisiones judiciales. Nada que objetar. Juan Andrés llegó a ser visible en el PC y, al mismo tiempo, en la subsecretaría del Interior. ¡Objeción!

Ambas cosas no sintonizan, entran en colisión y tienen que ser subsanadas. Puede que la decisión a tomar no sea grata, pero no queda más que un curso de acción y es el que se tomó. No se explica por la militancia, es por doble rol incompatible.

Si esto fuera un problema de lógica política, en vez de un problema entre personas de carne y hueso, con las personalidades que tienen, la solución era bien sencilla: de común acuerdo y ante lo inevitable, se acuerda la salida de Lagos y la mantención de la presencia del PC en un lugar donde es útil, sea que le guste o no a la derecha.

Administrativamente, estamos ante un “no problema”, pero política y emocionalmente sí lo es porque, como en el caso del sacristán, un asunto nimio acontece en una zona muy sensible producto de diferencias políticas reales.

Pararse a fumar no es problema, hacerlo en la proximidad de un polvorín tiene una que otra complicación. El PC y el gobierno pueden tener conflictos, pero el conflicto no puede terminar capturando a ambos. Lo entienden.