Columna de Víctor Maldonado: “Humo en tus ojos”
“Está quedando claro que la apuesta política más seria de la derecha sigue siendo la de mantener abierta la búsqueda de acuerdos de mayor importancia, aún con la resistencia de parte de su propio sector”.
Midámonos de la misma forma
Hay un verbo que sintetiza la guía básica de la acción política de gobierno en estos meses de campaña: “presionar”. Es lo que antes se llamaba “sacar al pizarrón” y consiste en invertir un tanto los términos en que se establece la relación entre gobierno y oposición. Menos defensa y más emplazamiento.
Lo primero que viene a la mente es el pasar a la ofensiva en el caso de la reforma de pensiones y, en verdad, ha llegado la hora de dar inicio a su desenlace.
Es posible que, en este tema, parte de la oposición haya persistido en un error de envergadura en una de las tres prioridades de los chilenos, según las más diversas encuestas. Esto no puede traducirse en una falta de interés en el destino de la reforma, tal como ha afirmado Evelyn Matthei.
Si la oposición se descuida, puede convertirse en motivo de frustración de un futuro mejor para una gran cantidad de ciudadanos. La derecha se ha especializado en criticar, pero no puede tomarse vacaciones del esfuerzo constante por construir acuerdos de alcance nacional.
El gran poder de la oposición en el Parlamento es tener la llave para hacer que un tema que le desagrada no pueda ser aprobado. La canción no tiene por qué terminar en esta estrofa y que, al final, el efecto de esta permanente trabazón de iniciativas genere un reproche que la oposición no ha sentido hasta hoy.
Puede que ver fracasada una reforma sea malo para el gobierno, pero esperar al último día para que ello suceda hace que solo sea malo para el oficialismo y que la oposición tenga la sartén por el mango hasta terminar con una contraparte lentamente asfixiada. Si el desenlace se produce en medio del período electoral, el resultado de este fracaso se comparte con la oposición.
¿Quiénes son los que piensan en grande?
Afortunadamente, para el país, este peligro también es percibido desde Chile Vamos. Está quedando claro que la apuesta política más seria de la derecha sigue siendo la de mantener abierta la búsqueda de acuerdos de mayor importancia, aún con la resistencia de parte de su propio sector. Es mucho más interesante que basar la campaña, como lo hace Evelyn Matthei, en el “prometan nomás”.
Es más justo comparar propuestas con propuestas y acciones con acciones. A partir de ahora nadie va a estar cómodamente instalado en el palco, opinando lo que quiera sobre los otros.
Tal vez lo más importante es que el tipo de decisiones que hay que tomar requiere ir desarrollando una gran capacidad colectiva de escoger los mejores momentos para producir los desenlaces decisivos.
Esta reforma tiene una importancia indudable, pero no agota la fórmula. Es meritorio conseguir mucho teniendo mucho, pero es mejor conseguir mucho teniendo poco. Conocer las mejores experiencias municipales y regionales, que no han invertido un peso en difundir sus logros más allá de sus límites, puede ayudarnos a tener una visión más realista del país en sus localidades.
Volvamos al principio y a la esperanza de un acuerdo, como dijo el presidente RN, Rodrigo Galilea, “llegó la hora de la política, que es la que tiene que elegir el camino a seguir”. Las apuestas se hacen en grande. Sería bueno que alguien se lo contara a Evelyn Matthei porque últimamente ha estado hablando de humo.