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Columna de John Müller: “Kamala Harris y la violencia criminal”

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POR Equipo Radio Pauta |

La vicepresidenta fue fiscal de distrito en San Francisco y en 2009 abogó por combinar valores progresistas con políticas de ‘tolerancia cero’.

Hubo un momento en que Kamala Harris pudo plantear una alternativa a la mano dura de Nayib Bukele en las Américas. Fue en 2009, cuando Bukele aún se dedicaba a dirigir las empresas de su padre y el concesionario de Yamaha de su país, que la entonces fiscal de distrito de San Francisco publicó un libro titulado ‘Smart on crime’ cuyo subtítulo resumía sus intenciones: “El plan de una fiscal de carrera para volvernos más seguros”. Era su programa electoral para ser elegida fiscal general de California.

El periodista y bloguero estadounidense Matthew Yglesias rescató en 2023 el libro, en un intento por descifrar el pensamiento de Harris, ensombrecido por la figura del presidente de Estados Unidos.  “’Smart on Crime’ se consideró banal en 2009, pero hoy resulta estimulante y esclarecedor”, decía Yglesias en su artículo, una frase que subrayaba hasta qué punto fueron muy pocos los que realmente vieron venir a comienzos de este siglo la crisis de seguridad ciudadana que se ha extendido por el continente.

A Kamala Harris le pasó con su libro lo que sucede con los personajes públicos progresistas que proceden de manera pragmática: que la tildaron de ‘facha’. Ella intentaba combinar los valores de la izquierda californiana con algunos enfoques rigurosos y de mano dura. El resultado es que desde su izquierda la tildaron de traidora y los republicanos, con muy poca vista, dijeron que era una falsa progresista, cosa de la que se olvidaron de manera oportunista cuando Biden la eligió como vicepresidenta en 2020 y entonces dijeron que era casi tan radical como Bernie Sanders.

En el libro, Harris abogaba por la vigilancia policial y la intervención inmediata en áreas problemáticas, como el distrito de Tenderloin en San Francisco, para abordar problemas de base como la adicción a las drogas, la prostitución, el abandono infantil y la falta de vivienda. No proponía nada realmente original: planteaba una estrategia de ‘tolerancia cero’ con las pandillas combinando la represión con esfuerzos preventivos y de reintegración. Harris quería aplicar medidas para reducir el ausentismo escolar, destacando la importancia de la ayuda social y la intervención temprana para prevenir futuros delitos.

“Harris es progresista en el sentido de que su trabajo se basa en valores progresistas, como la financiación de los servicios sociales y la asistencia a los más vulnerables. Pero también cree firmemente en el poder de la ley y el valor de la coerción”, escribió Yglesias.

La obra no tuvo el impacto que Harris quería. Entre otras cosas porque en 2009 la violencia criminal no había alcanzado los niveles que tiene hoy y no se había extendido a países como Chile, Argentina o Ecuador de manera tan visible como ahora.