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Columna de Víctor Maldonado: “El tiro por la culata” como estrategia política

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POR Equipo Radio Pauta |

“El error de Javier Macaya fue llevar el caso de su padre a un asunto que afectaba al partido y el error de su partido es seguir hablando tanto del asunto (para que los demás no lo usen en su contra) que consiguen justo lo inverso”.

Instalarse en el campo de tiro

La dirección de la UDI informa que el gobierno no ha de esperar ponerse de acuerdo con ellos en el Parlamento si se les sigue cuestionando moralmente a raíz del caso Macaya. Es la peor postura que pudieron adoptar.

En una crisis los partidos apelan a lo mejor de sus recursos para enfrentar la amenaza, las disputas internas cesan y se presenta un frente común. Lo que hacen es ofrecer su mejor rostro. En este caso, se ha procedido de un modo distinto. En vez de alejarse del foco conflictivo, lo que hace el gremialismo es instalarse en la zona donde mayor daño se puede esperar.

Esto partió con el padre del presidente del partido acusado por un grave delito, pasó a un problema del presidente por inmiscuirse en una decisión judicial y está convirtiéndose, por sus acciones, en un partido que adoptó una falta política por considerarse moralmente afectado por el incidente.

No es cierto que los demás estén abocados a amplificar un delito personal en una característica política de partido. Esa crítica por sí sola ni se sostiene ni se justifica, como podría decir cualquier dirigente del Frente Amplio recordando el caso convenios. Ha sido un manejo particularmente incorrecto de la UDI lo que ha mantenido la confusión de planos.

La UDI no está en el centro de la escena ni por sus virtudes ni por sus defectos; es el lugar del que está saliendo producto de un debilitamiento continuo, del que este episodio es uno más de una larga cadena.

La UDI está diciendo que tiene los votos suficientes para decidir si un proyecto de ley se aprueba o rechaza. Nadie necesita que se lo recuerden y, por eso mismo, hacer una mención tan explícita muestra que es lo más fuerte que tiene en sus manos para reaccionar. Equivale a una nueva confesión de debilidad.

El gremialismo está recurriendo a lo que conservará como poder hasta las elecciones próximas, cuando empezará a cambiar el cuadro en su contra.

Nueva directiva, viejo error

En su mejor época el recurso mayor de la UDI fue su comportamiento de equipo y su discurso cohesionado. Ante el ataque avanzaban, ahora se repliegan quejándose por el maltrato recibido. Han transitado del exceso de confianza a las demostraciones de debilidad e inseguridad.

Cuando el presidente UDI, Guillermo Ramírez, le dice al gobierno que no habrá acuerdo en la reforma de pensiones si lo sigue relacionando con el caso Macaya, no se sabe que es peor: condicionar un tema de interés nacional a la protección de un partido, insistir en que lo que pase en un proceso judicial lo saca de quicio o aceptar que lo que suceda con el gremialismo depende de algo que debió ser un episodio doloroso, pero condenado a desaparecer pronto de la escena.

El error de Javier Macaya fue llevar el caso de su padre a un asunto que afectaba al partido y el error de su partido es seguir hablando tanto del asunto (para que los demás no lo usen en su contra) que consiguen justo lo inverso.

Amplificar el efecto de lo que se quiere disminuir es un comportamiento bien poco astuto y es una falla básica en la que ha caído la nueva conducción, sin que se sepa qué puede ganar con eso. La UDI está enfrentando la coyuntura haciendo resaltar sus debilidades y esa es la peor de todas las recetas.