Columna de John Müller: “Trump está en problemas”
La campaña del republicano no acaba de despegar y el problema no sólo es el entusiasmo de la Prensa con Kamala Harris.
Llevo varias semanas tratando de no contagiarme con el entusiasmo que Kamala Harris despierta en la Prensa estadounidense. Incluso la que es crítica con ella, le presta atención, espacio y minutos. Como todos, aprendí la lección que nos dio Donald Trump en 2016: Nueva York no es Estados Unidos, su país no es como el trocito que sale en las películas y los medios de comunicación están llenos de universitarios urbanitas que aprendieron tarde que los huevos no crecen en árboles y la leche no nace en los bricks.
Pero viendo las cosas que están pasando, creo que esta vez el candidato republicano está en problemas. El asunto no es lo buena que es la campaña de Kamala Harris, sino lo mala que es la de Donald Trump. Desde que Joe Biden tiró la toalla, este miércoles hace exactamente un mes, el republicano es como un nadador que no hace pie en la piscina electoral y está empezando a tragar agua.
Se ha criticado mucho que Harris escogió a Tim Walz, que es casi igual que ella políticamente, pero en blanco y masculino. Pero se ha analizado poco que J.D. Vance, el compañero de Trump, está prisionero de toda una vida de opiniones sin filtro expresadas en el pasado. Y que le ha creado más problemas que ventajas a la candidatura republicana. Ahora mismo es un peso muerto.
Pero, y esto creo que es importante, Vance ha puesto en evidencia que Trump ya no es el de 2016. Ahora el candidato habla del aborto sin tomar una postura clara, porque teme que el voto femenino lo penalice si critica el aborto libre. Tampoco habla abiertamente de sus planes económicos. No defiende con entusiasmo los aranceles que aplicó en su primer mandato. Y no ha querido asumir la agenda liberal del Project 2025 que la Heritage Foundation le había preparado con mimo como plataforma electoral.
Da la impresión de que Trump está jugando a la defensiva, como Italia con el famoso ‘catenaccio’ que practica en el fútbol. Esto le ha privado de la frescura y radicalidad que tuvo en su primera campaña y que entonces atrajo a mucha gente. Pero uno juega a la defensiva cuando tiene algo que defender y esa victoria segura que Trump tenía frente a Biden por cuestiones de edad, se ha esfumado.
Es más, el sambenito de ser el más viejo de la campaña ya no lo lleva Biden, sino él. Y las sospechas de problemas cognitivos se le aplican cuando se declara más hermoso que Kamala o compara a la vicepresidenta con Melania, su esposa y exprimera dama.
Por último, el gran activo de Trump que fue su política exterior, está ahora en cuestión. Sus partidarios afirman que, durante su mandato, EE.UU. no inició guerras, sino que las evitó. Su carácter impredecible habría evitado que Putin, Kim o Xi lo sometieran a provocaciones. Con Biden, en cambio, no habría sido así. El problema es que estamos en 2024 y a estas alturas Putin, Kim y Xi ya le han tomado la medida al expresidente perfectamente. Incluso su legendaria impredecibilidad ha dejado de existir, porque el que vuelve a la escena del delito es él.