Carta de Cristián Warnken a diputados republicanos
“No hay que tumbar al gobierno (por ineficiente que sea), sino al narcotráfico”, dice Cristián Warnken: “Vivimos hoy una doble crisis muy peligrosa: crisis de seguridad y crisis de la política”.
Cuando las herramientas que entrega la Constitución a los diputados o senadores se usan una y otra vez sin destino, y se abusa de ellas, un silencioso, pero peligroso deterioro institucional comienza a corroer la credibilidad de la política y de la República.
Estamos viviendo una crisis de seguridad sin precedentes y la debilidad del Estado ante la criminalidad organizada es evidente. Pero, ¿se enfrentan las causas profundas de esta crisis acusando una y otra vez a ministros y, en este caso, a la Ministra del Interior? ¿Se avanza de verdad y se le gana terreno al verdadero enemigo de la sociedad (las bandas criminales) debilitando a la autoridad máxima en el tema de seguridad del Gobierno?
Durante el estallido de octubre del 2019 fui muy crítico con las acusaciones constitucionales contra el Presidente de la República de entonces, en un momento de anomia y violencia en las calles, justo el momento inoportuno para poner a la máxima autoridad del país en jaque. Hoy ocurre lo mismo. En un contexto electoral, la acusación constitucional que ustedes quieren presentar parece más un acto efectista que busca réditos comunicacionales y electorales, que un gesto responsable que ayude a garantizarle seguridad a los ciudadanos, especialmente los más vulnerables.
La acusación constitucional contra la ministra Carolina Tohá solo nos aleja de aquello que sí puede traer resultados reales en la batalla contra el crimen organizado: un gran acuerdo nacional que le devuelva a los ciudadanos la fe en la política. Sin un acuerdo nacional, convertiremos la seguridad en un campo de batalla entre gobierno y oposición, y ello, sólo será un triunfo para los que hoy están sembrando el miedo en las poblaciones de Chile. Este es justamente el tema que debiera hacernos salir de nuestras trincheras ideológicas, para ir a pelear a las trincheras donde sí hay que dar la batalla para enfrentar sin tregua al verdadero enemigo.
El verdadero enemigo de hoy no es la izquierda o la derecha, sino el crimen organizado. Olvidar esto revela una falta de visión, una falta de mirada de largo plazo, una falta sentido de la responsabilidad republicana. Lo más fácil son hoy los gestos populistas, el efectismo que da réditos inmediatos. Pero no es con Twitter ni griterío en las redes sociales que el Estado derrotará a la delincuencia. ¿Qué ha cometido errores este gobierno en esta materia? Sí. Y muchos. Pero lo que hay que hacer es ayudar a enmendarlos, no gastar el poco tiempo y energía de la que disponemos como República en el espectáculo de las acusaciones constitucionales.
¿Cuántas acusaciones inconducentes se han presentado hasta ahora? Nadie lleva la cuenta de este mal uso y abuso institucional. Estoy seguro de que el país valoraría que los republicanos cruzaran a la vereda de enfrente y fueran a proponer al Presidente de la República un acuerdo sobre seguridad con medidas bien pensadas y propuestas de verdad efectivas (y no voladeros de luces, como suele ocurrir en estas materias). Tal vez su voto duro los aplaudirá en el gran circo en llamas de las redes sociales. ¿Pero quieren los republicanos sólo afirmar su voto duro en esta hora de zozobra de la democracia? Hoy es la hora de gestos patrióticos, responsables, no de pequeños “gustitos” para la galería.
Una parte del octubrismo que ustedes declararon tanto rechazar consistió en ir a poner al gobierno, desbordado en las calles por la violencia, en aprietos, contra las cuerdas. ¿Así como tuvimos un octubrismo de izquierda, tendremos ahora un octubrismo de derecha? Porque el octubrismo sólo fue posible por la irresponsabilidad de la clase política de la izquierda, irresponsabilidad que ahora veo en el sector que ustedes encabezan.
Hoy la violencia está desbordando nuestras calles y no necesitamos un gobierno debilitado y distraído de sus tareas de seguridad, sino un Estado unido, cohesionado que es capaz de bajar las banderas de las luchas partidistas para colocar la bandera del país en la primera línea. Eso es verdadero patriotismo. Es aquí, en estas circunstancias, donde se ve quiénes son los verdaderos “republicanos”, los defensores de la República. No hay que tumbar al gobierno (por ineficiente que sea), sino al narcotráfico, que está demostrando más eficacia que el Estado y que sabe colarse por las grietas de la debilidad de la política.
Esta es la hora donde se ve la calidad de nuestra política o su pobreza. Si somos un país en serio o una montonera. Si estamos como estamos hoy es resultado, también, de años de mala política, de política efectista pero no efectiva. Vivimos hoy una doble crisis muy peligrosa: crisis de seguridad y crisis de la política.
Creer que con las armas de esa política deteriorada, se va a poder ganar al crimen organizado, es creer que con pistolas de fogueo se puede enfrentar un enemigo con armas de alto calibre. Hay que disparar en serio, no al voleo y, sobre todo, no equivocar el blanco. Para ganar esta batalla, cada sector político debe estar dispuesto a perder. Sólo con esa grandeza, tan escasa en estos días, se gana a este enemigo que crece todos los días. Lo otro sólo serán victorias pírricas.
Los saluda
Cristián Warnken.