Segundo piso de La Moneda: ¿el poder en las sombras?
Los últimos acontecimientos protagonizados por el ahora exjefe del Segundo piso, Miguel Crispi, volvió a poner en debate el rol y el poder de este espacio de influencia que se ha ido consolidando con el paso del tiempo.
Quienes están en política y a quiénes les interesa, conocen la existencia del denominado segundo piso: espacio físico en La Moneda, desde donde trabajan los asesores de mayor confianza del presidente o presidenta; el rol que cumple y la influencia que ejerce en el o la mandataria, y por extensión, en la gestión del gobierno.
¿Cómo se conforman los equipos? ¿Cuál es el perfil escogido? ¿Depende solo de la máxima autoridad? son preguntas que surgen cuando los nombres de los asesores de los nuevos gobiernos comienzan a hacerse públicos. Lo anterior, porque el sistema político entiende que quien sea investido en tal cargo, influirá directamente en las decisiones presidenciales.
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Segundo piso de La Moneda: ¿Por qué y para qué existe?
El sociólogo Miguel Crispi Serrano asumió como jefe de asesores del segundo piso, luego de que Lucía Dammert dejara el puesto por los problemas que tuvo con el entonces jefe de Gabinete del Presidente, Matías Meza-Lopehandía.
A raíz de las continuas polémicas que protagonizó Crispi, mientras se desempeñó en su cargo, el segundo piso apareció en primera plana más allá de lo habitual y de lo esperado.
Así, hay consenso que este espacio de poder e influencia no debiera tener nunca un nivel de exposición que lo fuerce a convertirse en noticia, e incluso algunas voces afirman que en un gobierno políticamente fuerte no debiera existir esta figura.
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¿Desde cuándo existe el segundo piso?
Fue el expresidente Ricardo Lagos (2000-2006) quien inauguró este grupo asesor que, con el paso de los distintos gobiernos, ha ido adquiriendo poder y ha logrado instalarse como una “institución más” dentro de la estructura política que ayuda al presidente, sin existir oficialmente en la estructura del Estado.
En un principio, el presidente Lagos nombró a cuatro colaboradores, cuyas oficinas estaban ubicadas muy cerca de la suya. Quien lideraba el equipo era el sociólogo Ernesto Ottone, a quien se le reconocía el estrecho lazo con el mandatario. Junto a él estaban Eugenio Lahera, Carlos Vergara y Guillermo Campero, todos intelectuales y especialistas validados y reconocidos en sus áreas.
Ottone comandaba el equipo estratégico, que se preocupaba de los ejes centrales del gobierno y de que éste mantuviera su sello. Con los años ha quedado instalado que fue el responsable de la narrativa que cruzaron los seis años del período presidencial de Ricardo Lagos.
El equipo tenía funciones claras. Trabajaba en base a la premisa de que su único “cliente” era el Presidente de la República, y no el resto del gobierno. Según relataban en ese entonces, “jamás se le daba una instrucción a un ministro“, afirmación que al día de hoy es desmentida transversalmente a la hora de opinar sobre el rol de este espacio de influencia.
Recién en el 2010, bajo el primer gobierno del presidente Piñera, la instancia de poder, fue formalizada a través de una resolución presidencial.
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¿Quiénes han sido parte de los equipos?
Así, una vez que el poder lo recibió por primera vez la expresidenta Michelle Bachelet, también conformó su propio segundo piso.
En aquel mandato, su grupo de asesores estuvo compuesto por Francisco Diaz (PS), María Angélica Álvarez, más conocida como “la Jupi”, amiga muy cercana de la presidenta, Rodrigo Peñailillo, María Eugenia Paris, Marco Robledo, entre otros.
Lo propio hizo Sebastián Piñera en su primer Gobierno. La mujer a cargo era María Luisa Brahms, conocida como la asesora más influyente de La Moneda. Según cuentan, siempre estaba presente en las reuniones que el presidente sostenía con sus ministros. Se dice que tenía tarjetas de color rojo, verde y amarillo, para evaluar el desempeño de cada uno de los integrantes del gabinete.
Brahm fue la escogida por Piñera, porque además de contar con su confianza, su estilo y forma de trabajo rigurosa, era funcional a su estilo y mantenía la agenda en orden.
Cuando Bachelet volvió a La Moneda, incorporó figuras nuevas para que la asesoraran pero mantuvo a Paris. Algunos de los nombres del equipo eran Patricia Poblete, Pedro Guell, Rodrigo Uribe, además de la ya mencionada María Eugenia Paris.
El último Segundo piso de Sebastián Piñera fue liderado por uno de los hombres fuertes que tenía la derecha, Cristian Larroulet, pero también era integrado por el círculo de confianza del expresidente, entre los que se encontraban Magdalena Díaz, Benjamín Salas, Andrés Sotomayor y Carla Munizaga.
Actualmente el segundo piso del Presidente Gabriel Boric va por su tercer jefe de asesores. Inicialmente el rol estuvo a cargo de Lucía Dammert, para posteriormente ser remplazada por el frenteamplista Miguel Crispi. Después de su bullada salida, el escogido ha sido el ingeniero Felipe Melo, quien, como afirman altas fuentes de Palacio, cultiva un perfil discreto y alejado de la primera plana.
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“El mejor segundo piso es el que no existe o no se nota”
El sociólogo, experto electoral y director de TúInfluyes, Axel Callís está convencido que los Segundos pisos evidencian “una debilidad del Gobierno“, porque “un gobierno presidencial bien estructurado debería tener su poder en el comité político y no en el segundo piso“.
“Un segundo piso es una deformación del poder en términos de contar con un círculo de confianza, ya que los presidentes no confían en sus ministros“, afirmó.
Por el contrario, el analista político y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio, valoró su existencia, porque “da la impresión que en la mayoría de los Ministerios siempre se están apagando incendios en el día a día y muchas veces es difícil tener perspectiva“.
Por eso no está de acuerdo con el punto de vista planteado por Callis. “Un comité político fuerte igual está pensando en el día a día”, a diferencia de lo que puede hacer un segundo piso.
Así, Bellolio señaló que cada Segundo piso tiene, de alguna manera, un sello distintivo que depende también de las características del Mandatario. Callís también lo cree así; el diseño “responde al acento que cada presidente o presidenta le quiera dar”.
En opinión de Callís, el segundo piso existe “particularmente en gobiernos de coaliciones. En otros países no hay segundos pisos porque los partidos que gobiernan no son coaliciones tan grandes“, y agregó que en Chile los presidentes han debido gobernar con ministros de partidos políticos que siempre están en la conspiración”.
De ahí la importancia de generar espacios de exclusiva confianza para el presidente, y de ese modo, poder construir reflexión, discusión y análisis franco.
Así también lo cree el decano de la Facultad de Gobierno de la UDD, Eugenio Guzmán, quien explicó las razones que dieron origen al segundo piso. “Cuando tienes gobiernos de coaliciones en los que tienes que repartir cargos, necesitas asesores cercanos. Por eso aparece el segundo piso”.
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El poder del segundo piso
Vale la pena preguntarse que ocurría con los primeros gobiernos posdictadura, particularmente en el caso de los gobiernos de Eduardo Frei y Ricardo Lagos, los miembros del segundo piso no aparecían en primera línea. En el caso de Ottone y Lahera no hay registro de entrevistas mientras ocuparon ese espacio de poder.
El segundo piso también puede convertirse en un área de contención socio-afectiva. “Yo creo que en el caso de Michelle Bachelet su círculo de confianza era un espacio para poder no tener que estar hablando siempre de lo político y lo racional, sino que poder hablar de la familia y eso tiene que ver también con ciertos sesgos de género que pueden existir”, sostuvo el director de TúInfluyes.
“Entonces no hay un segundo piso ideal, cada presidente ha diseñado su segundo piso en la medida de sus necesidades directas“, afirmó.
Eugenio Guzmán hizo el punto sobre el gobierno del expresidente Aylwin. En tal caso, el país enfrentaba un momento especial como la transición, y “su círculo de hierro estaba a la cabeza de distintos ministerios”. Entre esos nombres destacan Enrique Correa, Edgardo Boeninger, Alejandro Foxley, entre otros”, por eso no había un segundo piso establecido como se conoce ahora”.
Para Callis, “el caso más fuerte es el de Sebastián Piñera, porque en el fondo el segundo piso de Piñera siempre fue su primo Andrés Chadwick y Cristián Larroulet que eran un complemento, más que asesores de confianza u operadores políticos”.
Por lo mismo Bellolio repara en el perfil que deben tener los integrantes de este espacio. “Si pones a alguien con mucha experticia en políticas publicas, pero con una mirada política menos sofisticada como era el caso de Larroulet, la lectura política que hizo el segundo piso del estallido social fue precaria y deficiente“, sentenció.
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Rivalidad con Secom
La rivalidad entre el segundo piso y la Secretaría de Comunicaciones (SECOM), es un secreto a voces que ha cruzado prácticamente a todos los gobiernos. La tensión que puede darse entre estos espacios de poder también estará determinada por cuanto poder otorgue el propio mandatario a cada una de ellas.
“A la larga todo redunda en que hay que hacer una gira; toda política presidencial termina en un discurso de prensa, y esas decisiones siempre pasan por el segundo piso y la Secom, y si esta última tiene mucha hegemonía, el segundo piso se va a sentir relegado”, argumentó Callis.
Bellolio, sin embargo, cree que las diferencias entre la Secom y el segundo piso son claras.”La Secom está para contar y comunicar las cosas buenas del gobierno”, en cambio el segundo piso debe analizar todos los factores para ser un espacio de reflexión.
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Segundo piso como gabinete encubierto
En opinión de Guzmán, “en el gobierno del presidente Aylwin, el circulo de hierro eran ministros, como Enrique Correa, y Eugenio Tironi”. Eduardo Frei también tuvo un grupo de personas muy cercanas que si bien no constituían formalmente un segundo piso, influían en sus decisiones: Cristián Toloza Castillo, Francisco Pérez Walker y Pedro Yaconi Valdebenito, Raúl Troncoso.
“Esto surge cuando ya los ministros no son asesores sino que representan cuotas de poder dentro de la coalición pero no responden a la confianza directa del presidente, y en este contexto sí es necesario el segundo piso“, argumentó.
En la práctica, dice Guzmán, “el segundo piso se ha transformado en una especie de gabinete encubierto y va a ser flanco de crítica política“, y por lo tanto expone al propio Ejecutivo”.
Para Callis, con el paso del tiempo, “el rol del segundo piso se fue desvirtuando en la medida que se transformaron en especies de comisariados que perseguían a los ministros para que ejecutaran lo que habían prometido”.
En tanto, el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez recordó que en Piñera 1, “se decía que María Luisa Brahm era como la ministra sin cartera y que el segundo piso, funcionaba como un espacio de coordinación interministerial”.
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“El segundo piso tiene la posibilidad de pensar Chile en perspectiva”
Para Bellolio, de todos los Segundos pisos, “el de Lagos es mitológico“, porque “tenía esa capacidad de ir leyendo lo que estaba ocurriendo en el país con cierta perspectiva”.
Las razones de la valoración que tiene del segundo piso de Lagos, es porque fue capaz de hacer las tres funciones que en general tienen los segundos pisos; esto es “ver las cosas en perspectiva; preocuparse de la coordinación interministerial y de la bajada de las políticas publicas; y cumplir la función de ser una especie de “orejeros” para el Presidente“.
Ningún integrante puede ser figura o tener agenda propia
Cristobal Bellolio recordó que en Piñera 1, el segundo piso a cargo de María Luisa Brahm funcionaba como un espacio de coordinación interministerial; “se decía que María Luisa Brahm era como la ministra sin cartera“.
En el caso de Cristián Larroulet (jefe de asesores de Piñera 2), señaló Bellolio, estaba mucho más orientado a supervisar que las políticas publicas “fueran cuajando”, en una mirada más sistémica de como funciona el gobierno.
“Y hay otros, que yo creo que es lo que pasa con el actual, que están más en función del Presidente, de generarle al presidente un cierto espacio donde se le retroalimenta de lo que está ocurriendo respecto de su actuación específica”, afirmó.
El politólogo reflexionó sobre la función del segundo piso, “¿quién esta ahí para proteger, orientar y acompañar al Presidente? ¿A quien el presidente debería escuchar con lo que los griegos llamaban parresía, es decir, ese derecho a hablar con franqueza? No sé si lo habrá hecho Crispi, pero he visto que a quienes ha puesto Boric, son personas con las que tiene cierta confianza y respeto”.
Por eso, reflexionó Bellolio “en el segundo piso nadie puede ser figura. No es un espacio de lucimiento. Si tienes a alguien que quiere hacer carrera política, lo pones mejor en un ministerio. Por eso creo que habría sido un error que Giorgio Jackson hubiera llegado al segundo piso“.
Asimismo, tal como está diseñado, afirmó Guzmán, la primera lealtad del segundo piso es con el presidente, y eso es una dualidad que orada la función del gobierno, porque los miembros que forman parte del segundo piso empiezan a tener más poder que el resto del gobierno, y por eso la rivalidad y las fricciones con el resto de los partidos”.
Callís insistió en su punto; “los mejores segundos pisos son los que no existen o no se notan. En un régimen presidencial no deben existir figuras que no estén en la estructura de gobierno”, aseveró.
