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Columna de Luis Ruz: “Lecciones libertarias sobre el Estado y la receta argentina para Chile”

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POR Equipo Radio Pauta |

Recientemente tuvimos una visita ilustre desde el otro lado de la cordillera. Sin duda, fue una visita que generó “ruido” en los círculos políticos e intelectuales locales. Me refiero al Ministro de Desregulación y Transformación del Estado del Gobierno argentino, Federico Sturzenegger, el encargado de la motosierra del Presidente Javier Milei.

El motivo de su viaje a Santiago fue para compartir sus lecciones sobre la política de desregulación que está aplicando el gobierno argentino. La puesta en escena no fue menor. Se llevó a cabo en uno de los centros de pensamiento más influyentes del país, el CEP. Este encuentro también contó con la participación de la candidata de Chile Vamos, Evelyn Matthei. Y el nombre elegido para la actividad no deja duda sobre el interés de la discusión: “Desregulación y transformación del Estado: lecciones desde la Argentina de Milei y propuestas para Chile”.

En su alocución, el ministro argentino explicó que la corrección fiscal ha estado concentrada en la corrupción del Estado por contratos, en los funcionarios públicos que sólo van a cobrar sus sueldos los 29 de cada mes (los famosos “ñoquis”), y también en el gasto público inútil. Sin embargo, con todo, el ajuste fiscal (compresible para la realidad del Estado argentino) también ha implicado una afectación social para muchos argentinos. Así, según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el último trimestre del año 2024, la pobreza se movía en torno al 50% de la población. Y la paciencia de una ciudadanía que votó por Milei en buena medida por el rechazo a gobiernos que abusaron por años de la política fiscal, comienza a perderse. Acabamos de ver, por ejemplo, cómo los jubilados han salido a protestar por sus condiciones de vida.

Desde un debate más reposado y con una perspectiva mayor, habría que situar la discusión en algo más de fondo. Esto tiene que ver con una antigua discusión sobre el Estado y el Mercado y qué roles juegan en una sociedad, particularmente en una democracia representativa.

Para la ideología de los Libertarios de Milei, en simple, el origen de los problemas está en el Estado y que, por consiguiente, debe haber una total “libertad” para que opere el Mercado. A tal punto es esta convicción que Milei ha llegado a sostener: “yo odio al Estado”. A propósito de lo anterior, en una entrevista, Sturzenegger afirmó que él “no es dogmático, pero que desconfía profundamente del rol y capacidad del Estado para gestionar”. Pues bien, si esto no es una posición dogmática, ¿qué es?

Para esta discusión vale la pena recordar que la literatura política nos enseña que el Estado es una construcción social para ordenar la convivencia entre los hombres y mujeres. Ese fue el planteamiento de Thomas Hobbes cuando pensó en el Leviatán y su desconfianza de la naturaleza humana. Según Hobbes, para que los hombres pudiesen vivir juntos sin caer en la anarquía o la guerra es necesario un Estado “fuerte y autoritario”. Y si acudimos a otro clásico en la materia, John Locke, la argumentación en torno al Estado es precisamente sobre cómo un conjunto de personas libres acuerda vivir juntos en paz, y esa fue la lógica y la justificación del “contrato social”.

Sin duda, las recetas argentinas no son del todo aplicables a Chile. Es cierto que el Estado argentino viene de años con una carga fiscal y un rol “abusivo” del Estado en lo económico y en lo social, pero aquello no es asimilable a nuestro país. Durante las últimas décadas, Chile ha tenido un camino distinto. No se puede confundir el gasto público, con el rol y el tamaño permanente del Estado. Son discusiones relacionadas, pero distintas.

Desde la discusión política más contingente, en Chile, la derecha más radical ya tiene representantes con nombre y apellido. Antes José Antonio Kast y ahora Jahannes Kaiser. Ambos tienen profusos vínculos con el presidente Milei y se ufanan de aquello. Pero la gran crítica que se le hace a este tipo de derecha en el debate internacional es que termina por ofrecer soluciones simples y rápidas a problemáticas complejas, por ejemplo, en economía, seguridad y migración. Y utilizan la polarización como estrategia política y acuden a herramientas disruptivas y provocadoras para capitalizar los temores ciudadanos, lo que termina por deteriorar el necesario debate en democracia. Todo lo anterior, significa más populismo que, a la larga, no ayuda a tener más gobernabilidad para sociedades cada vez más difíciles de conducir y gobernar.

Por todo lo dicho, la pregunta que queda para Evelyn Matthei y los líderes de la derecha de Chile Vamos es si seguirán el modelo de la motosierra de Milei y su visión sobre el Estado. Por lo pronto, la candidata ya habló de “tijeras de podar muy grandes”. Si finalmente las lecciones libertarias argentinas terminan por convencer a toda la derecha chilena sin distingo, en los hechos, habrán sucumbido a la tentación populista libertaria.

 

 

 


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