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Fumata blanca: el significado del humo blanco y negro en la elección del nuevo Papa

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iprofesional.com
POR Trinidad Vera Castro |

Descubre el significado de los colores de la fumata y por qué ocurre en la elección de un nuevo pontífice.

Luego del lamentable fallecimiento del Papa Francisco, quien pasó más de dos semanas internado en un hospital de Roma debido a una neumonía bilateral, el Vaticano se prepara para uno de los eventos más trascendentales de su historia: la elección de un nuevo pontífice.

Ante este escenario, surgen muchas preguntas sobre el proceso para escoger al sucesor del Sumo Pontífice y el significado de una de las tradiciones más emblemáticas del Vaticano: el humo blanco y negro que se eleva desde la Capilla Sixtina.

Cuando los cardenales se reúnen en cónclave para elegir al próximo Papa, el mundo entero sigue con atención la señal de humo que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina. Esta antigua costumbre, que se remonta al siglo XIII, es la forma en que la Iglesia comunica el resultado de la votación.

Acá te contamos qué significa el humo blanco y negro y de dónde nace esta tradición. 

¿Qué significa el humo blanco en el Vaticano y por qué lo tiran?

El humo blanco que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina es la señal inconfundible de que el Vaticano ha elegido a un nuevo Papa. Esta tradición, conocida como “fumata”, es muy importante en el cónclave, el proceso en el que los cardenales votan hasta alcanzar un consenso sobre el sucesor del Pontífice.

Cuando la silla papal queda vacante, el mundo entero sigue con atención cada fumata, que puede ser de dos colores: el humo negro indica que aún no se ha logrado una mayoría suficiente, mientras que el blanco confirma que uno de los cardenales ha alcanzado al menos 77 votos, el umbral necesario para convertirse en el nuevo líder de la Iglesia.

La fumata se produce mediante la quema de las papeletas utilizadas en la votación. Originalmente, el humo negro se generaba quemando solo el papel, mientras que el blanco se lograba con la adición de paja húmeda.

Sin embargo, esta técnica presentaba dificultades, ya que en algunas ocasiones el humo adquiría un tono grisáceo, causando confusión entre los fieles. Esto ocurrió, por ejemplo, en 1978, cuando se eligió a Juan Pablo I, lo que llevó al Vaticano a perfeccionar el proceso en elecciones posteriores.

Para garantizar la claridad de las fumatas, en el cónclave de 2005 se introdujo un sistema más sofisticado.

Actualmente, en la cubierta de la Capilla Sixtina se encuentra una chimenea de casi dos metros de altura conectada a dos estufas. La primera quema las papeletas y lleva grabadas las fechas de elección de los últimos seis pontífices. La segunda, mediante un mecanismo electrónico con sustancias fumígenas, intensifica el color del humo para evitar ambigüedades.

El humo negro se produce cuando la combustión es incompleta, generando hollín y partículas en suspensión.

En cambio, el humo blanco resulta de una combustión completa, en la que se liberan vapor de agua y dióxido de carbono, dando al humo su característico tono claro. Para asegurar la correcta coloración, el Vaticano emplea compuestos químicos específicos: el humo negro se obtiene con perclorato de potasio, antraceno y azufre, mientras que el humo blanco se genera con clorato de potasio, lactosa y colofonia.

Además, para evitar cualquier error de interpretación, cuando se confirma la elección del nuevo Papa, la fumata blanca se acompaña del repique de las campanas de la Basílica de San Pedro. Poco después, un cardenal se asoma al balcón central y pronuncia las palabras más esperadas: “Habemus Papam”.

Aunque en ese momento el mundo sabe que hay un nuevo Pontífice, su identidad puede no revelarse de inmediato. En algunas ocasiones, pasan varias horas antes de que el elegido aparezca ante la multitud, ya que es necesario preparar su vestimenta y completar los protocolos previos a su presentación pública.