La cuenta regresiva de la megaescultura de Francisco Gazitúa en Magallanes
Este 15 de octubre se inaugura en Punta Arenas “Circunnavegación”, la megaobra del escultor chileno que conmemora los quinientos años del descubrimiento del Estrecho de Magallanes.
De Pirque a Magallanes. Ese es el trayecto que hicieron las piezas de “Circunnavegación”, la obra que el escultor Francisco Gazitúa monta por estos días en la Avenida Costanera del Estrecho en Punta Arenas, junto a la desembocadura del río de las Minas, y que podrá ser visible a más de doscientos metros de distancia. Las piezas llegaron a mediados de septiembre a la ciudad austral, después de una travesía que esquivó la huelga de los camioneros y que amenazó con retrasar el traslado. Finalmente se embarcaron hasta Puerto Montt, se llevaron a Puerto Natales por mar y arribaron a destino.
“Trabajé en una maestranza bastante grande, en una cantera en Pirque, donde vivo. Y hubo que bajar la obra en partes, fue una verdadera proeza. Y he descubierto que me gusta cuando se une la escultura con la proeza. Antes, por el Covid, estaban todas las maestranzas cerradas, todas las barracas de fierro cerradas, así que tuvimos que contrabandear”, contó Gazitúa al programa Plaza Pauta, de Radio PAUTA.
Al cierre de esta edición, Gazitúa trabajaba a toda máquina junto al arquitecto Marcial Cortés Monroy en ensamblar las partes de una obra gigantesca, de 17 metros de alto y 12 de diámetro. 25 toneladas de acero de un color cobrizo. “Elegimos el color, un ocre anaranjado, que es el color literal del tronco del arrayán. Por pantone sacamos ese color. Eso basado en que la naturaleza es muy sabia en ofrecer lo que en cada paisaje corresponde. Así como la rica-rica entrega en el Altiplano lo justo que se necesita para no apunarse, el arrayán entrega en esos días de colores nublados y grises, ese color que contrasta. Es cálido, acogedor y sin ruido”, dijo Cortés Monroy.
Al aire, el arquitecto describió escenas de un camión bajando por los cerros de Pirque, cargado con estas monumentales piezas de metal, y coincidió en que la elaboración de la obra y su montaje ha estado teñida, sin buscarlo, “de la épica de Magallanes”. Una aventura que recuerda a Fitzcarraldo, la película.
Obra de proporciones
“Esta obra tiene un emplazamiento, un tamaño y una volumetría que responde a la idea de que es un punto para la ciudad y para el mar. Las embarcaciones que van a entrar por el estrecho van a ver esto y la ciudad la verá desde distintos ángulos. Eso tiene que ver con el tamaño, pero, especialmente, con una proporción que le da presencia”, explicó Cortés Monroy.
Una escultura que cuenta con múltiples significados y relatos que entrecruzan la hazaña marítima de Hernando de Magallanes, como también la búsqueda de conocimiento científico, el empeño humano por descubrir y los pueblos originarios que poblaron la Patagonia y Tierra del Fuego antes de la colonización.
A primera vista, lo que se verá es una esfera, inspirada en la esfera armilar, instrumento astronómico usado hasta fines de la Edad Media. La escultura es también una metáfora del globo terráqueo que contiene en su interior una representación de la Nao Victoria, embarcación que comandaba Magallanes, navegando en dirección al oeste y con su mástil mayor en la posición del eje de la Tierra, inclinado a 23 grados.
La propuesta de Francisco Gazitúa fue escogida luego de un concurso público, por un jurado de once miembros encabezado por el Presidente Sebastián Piñera, e integrado por el entonces ministro de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera; la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Consuelo Valdés, y el subsecretario de Obras Públicas, Cristóbal Leturia, entre otros.
Revise la entrevista completa con Francisco Gazitua y Marcial Cortés Monroy en Plaza Pauta