Un viaje en el tiempo a través de Sewell: la historia de la ciudad minera que reabrió sus puertas al público
En conversación con Ciudad Pauta, Felipe Bengoa arquitecto y co-fundador de Enterreno, se refirió a la importancia del yacimiento de cobre subterráneo más grande del mundo.
Después de tres años cerrado al turismo por la pandemia, la ciudad minera de Sewell reabrió sus puertas. La ciudadela en la mina El Teniente, ubicado a 80 kilómetros al este de Rancagua, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO el 2006.
El tour de tres horas permite observar las diferentes instalaciones y campamentos productivos de la División El Teniente. Se requiere previa inscripción para participar del reccorido.
En conversación con Ciudad Pauta de Radio Pauta, Felipe Bengoa arquitecto y co-fundador de Enterreno, se refirió a la historia e importancia del yacimiento de cobre subterráneo más grande del mundo.
Un viaje en el tiempo a través de Sewell: la historia de la ciudad minera que reabrió sus puertas al público
“El Teniente tiene una historia mística”, reconoció Bengoa. En 1760 la mina era conocida como “La Fortuna”; sin embargo, el co-fundador de Enterreno explicó que un teniente español, huyendo de la justicia, trataba de llegar a Argentina por la cordillera. Buscando refugio en unas cuevas, se encontró con las vetas de minerales. Se corrió la voz, pasando a llamarse mina El Teniente.
El arquitecto señaló que “es una ciudad que se diseñó prácticamente en el extranjero”. Sewell fue construida por la empresa estadounidense Braden Copper en 1905 para albergar a los trabajadores de la mina. “La tipología de construcción se empezó a hacer a través de camarotes de estos grandes edificios de madera y claramente no había calles, solamente escaleras y rutas peatonales. No existía el automóvil como una opción de transporte dentro de la ciudad, sino que existía una serie de ascensores industriales y, por otro lado, el autocarril que se inauguró unos años más tarde del inicio de la ciudad”, recalcó.
El autocarril fue construido en 1911. Unía Rancagua con Sewell para mover minerales, pero en muchas ocasiones se usó como transporte personal.
Sobre la composición de la ciudad, Bengoa destacó que Sewell contaba con su “propia policía de la moral”. Eran conocidos como los “Serenos”, quienes supervigilaban a las personas. En la ciudad no se permitía el alcohol, pero existían los “Guachucheros”, un personaje folclórico que lo vendía de manera clandestina.
La icónica ciudad, sin embargo, no estuvo exento de problemas. La “Tragedia del Humo”, ocurrido el 19 de junio de 1945, fue un evento donde fallecieron 355 hombres. Lo que correspondió a “tres cuartos de todo el turno que estaba en ese minuto”, dijo Bengoa. Se convirtió en una de las peores catástrofes de una mina metalífera en el mundo. Dejó 150 viudas y 420 huérfanos. El incidente no obstante ayudó a que naciera el “Departamento de Seguridad Laboral tanto de Braden and Copper como del gobierno en Chile”, señaló Bengoa.
Sewell siguió creciendo con los años hasta llegar a los 15 mil habitantes en los años 60′. Sin embargo, en 1967 la ciudadela tuvo que ser desalojada por la contaminación causada por el procesamiento del cobre. Esto, también se sumó al proceso de chilenización del cobre, donde se compró gran parte de la compañía.
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