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La ideología se toma los edificios públicos: en Estados Unidos y Europa se debaten los estilos arquitectónicos de la ciudad

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Pexels/Bauhaus Archive
POR Agustin Lizana |

Desde el rechazo a la Nueva Bauhaus europea, iniciativa que promueve infraestructuras amigables con el medio ambiente, hasta la propuesta de republicanos en el Congreso norteamericano para la instaurar del diseño neoclásico para todos los edificaciones estatales, son las discusiones que analiza Pablo Allard en Radio Pauta.

Política, ideología y arquitectura. Esos elementos se han tomado el debate público en países como España y Estados Unidos. En el primero, el partido de extrema derecha Vox, plantea en su programa de gobierno para las elecciones del 23 de julio, el rechazo a la Nueva Bauhaus europea, iniciativa creada el 2021 por la Comisión Europea.

Y por otra parte, Donald Trump, antes de dejar su mandato, firmó una orden ejecutiva para que todos los nuevos edificios federales sean “hermosos”. Es decir, deben ser construidos con un diseño neoclásico, prohibiendo así infraestructuras estatales que posean una arquitectura moderna. La iniciativa ahora avanza con fuerza en el Congreso norteamericano en manos de los republicanos.

La ideología se toma los edificios públicos: en Estados Unidos y Europa se debaten los estilos arquitectónicos de la ciudad

En conversación con Ciudad Pauta, de Radio Pauta, Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo (UDD) dijo que “estamos en un momento muy especial en la historia de la civilización. Hoy estamos frente a una polarización que está exacerbando posiciones ideológicas más radicales”.

En este sentido, sostuvo que “la arquitectura, como toda expresión de una cultura creativa, que está en constante evolución, se ve expuesta a críticas, a interpretaciones y también a errores de la arquitectura y a errores de quienes lo interpretan”.

En el programa de gobierno de Vox recalcan que buscan promover “un urbanismo amable para las familias, arraigado y armonioso con el entorno, fomentando la rehabilitación de los estilos regionales y la protección de las fachadas tradicionales, incluyéndolos en los catálogos de bienes de interés cultural. Rechazamos por ello proyectos globalistas como la llamada Nueva Bauhaus europea que impulsan los burócratas de Bruselas, que, con la coartada del fanatismo climático y la eficiencia energética de los edificios pretende uniformizar la realidad de nuestras ciudades”.

Allard es enfático al decir que lo señalado por el partido político “es un error cultural”. Lo propuesto por la Comisión Europea, responde a los problemas actuales de la sociedad. Hay tres puntos clave que resumen el Nuevo Bauhaus europeo: edificaciones enriquecedoras que se inspiren en el arte y la cultura para que respondan a las necesidades de los habitantes, que sean sostenibles, es decir, amigables con el medio ambiente y finalmente, que sean inclusivos, fomentando el diálogo cultural y entre diversas disciplinas.

“Les molesta mucho el tema de la crisis climática y adherir a ella en las nuevas edificaciones al parecer les incomoda, pero les llevó a este error”, señaló el columnista.

En el caso de Estados Unidos, la propuesta de Trump de prohibir la arquitectura cívica modernista fue revocada por Joe Biden, una vez que llegó al poder. Sin embargo, la iniciativa fue revivida por los republicanos en el Congreso para que la arquitectura clásica sea el estilo de construcción para edificios federales. La Ley de Embellecimiento de la Arquitectura Civil Federal es vista por el Instituto Americano de Arquitectura (AIA por sus siglas en inglés) como una medida que atenta contra la libertad de expresión. Allard explicó que se encuentran trabajando para evitar la aprobación de la legislación.

El columnista aclaró que actualmente no hay una corriente arquitectónica que se esté imponiendo en el mundo, “pero sí efectivamente hemos visto que mediante el uso de tecnologías de la información, el desarrollo de los materiales y la crisis climática se están empezando a producir algunas condiciones que incomodan a algunos actores políticos, o de la esfera ideológica, más aún si se trata de edificios de carácter público o edificios que están en contextos patrimoniales.

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