¡A descubrir la ciudad! un cuento infantil que aborda la relación de NNA y la ciudad
Para Rosario Palacios, autora del cuento, es fundamental el rol del adulto para acompañar a los niños y niñas en el descubrimiento de la ciudad”.
La ciudad no siempre es un espacio cálido, diseñado y planificado para que los niños, niñas y adolescentes pueden habitarla en propiedad.
En conversación con Ciudad Pauta, Rosario Palacios, doctora en Sociología y máster en Planificación Urbana abordó el derecho a la ciudad que tienen los niños, niñas y adolescentes, a través del cuento infantil que acaba de publicar por editorial Mis Raíces: ¡A descubrir la ciudad!
La experta en planificación urbana explicó que este cuento nace de su interés por promover el conocimiento del paisaje urbano en la infancia.
Por eso, ¡A descubrir la ciudad! es la historia de dos hermanos, Ana y Carlos, quienes acaban de llegar a una ciudad, y la miran con extrañeza recordando su pueblo. Pero un recorrido muy especial por este nuevo lugar los hará querer conocerlo más y disfrutar de sus barrios, calles y vida cotidiana.
“Bueno, este es un libro que es para niños y niñas en primer momento, pero también es para todos y todas las que nos interesa la ciudad, a quienes queremos descubrirla, aprovecharla y también disfrutar sus beneficios, porque por algo vivimos todos en ciudades, porque tienen muchas cosas buenas y este libro nació de la añoranza de la ciudad, porque estuvimos encerrados en pandemia”, explicó Palacios.
La socióloga afirmó que los adultos son muy importantes para que los niños y niñas se relacionen con la ciudad porque “todos los nuevos estudios de la niñez reconocen al niño y niña como sujeto de derechos, pero no existen solos, existen en relación con adultos, por lo tanto esa relación es la que hay que mirar cuando uno está interesado en los niños, cómo se da esa relación, cómo se da ese acompañamiento, ese cuidado y ese intercambio de saberes que niños y niñas dan a los adultos y que los adultos les damos a los niños y niñas”.
En relación a si las ciudades están hoy diseñadas, planificadas y construidas para nuestros niños, niñas y adolescentes, la autora del libro afirmó que “en general yo diría que definitivamente no, son las ciudades más bien adultocéntricas funcionando para ser eficientes y en esa ecuación niños y niñas van quedando excluidos, desde la escala que muchas veces no es para niños y niñas, los bebederos les quedan altos, los bancos de las plazas también”.
En la misma línea dijo que “creo que hay que hacer un esfuerzo desde la planificación y desde la arquitectura de incluir a niños y niñas en la ciudad y también creo que es importante decirlo desde los adultos que acompañamos a los niños y niñas, de incluirlos, porque muchas veces los dejamos guardados porque nos da susto sacarlos, porque nos sale más cómodo ir solos y creo que es muy importante integrarlos a la vida urbana”.
“La vida urbana es densa, es con mucha gente, es rápida. Cuando hablamos de una metrópoli, las características de la vida urbana son impresiones y afectos”, acotó la socióloga.
Y por eso, agregó, “tratamos de plasmar esa densidad en las ilustraciones del libro. Con Marcelo tuvimos muchas conversaciones donde yo le decía hay que poner más gente porque la ciudad es multitud, por algo estamos todos juntos, para maximizar muchos de los beneficios de la ciudad, del intercambio y por eso también es importante acompañar a los niños y niños en la multitud y enseñarles a funcionar y a manejarse en esa multitud”.
Sobre cómo sería una ciudad que es capaz de integrar a los NNA, Rosario Palacios dijo “que la ciudad que integra niños y niñas es la ciudad que nos integra a todos y todas, entonces si nosotros incorporamos estos elementos vamos a estar todos ganando y esos elementos tienen que ver desde las materialidades físicas hasta las relaciones”.
“Una ciudad que integra a sus niños y niñas es una ciudad donde hay prácticas que están abiertas a los niños y niñas, donde se los invita a y se les reconoce como miembros de esa ciudad, de ese espacio“, acotó la especialista.
Finalmente y en relación al cambio de paradigma cultural que es necesario para integrar plenamente a los NNA, la académica expresó que “efectivamente hay que aprender a vivir juntos, hay que aprender a vivir con niños y niñas que a lo mejor en algunos espacios van a meter un poquito más de ruido y también como padres y cuidadores y cuidadoras también saber que hay algunos espacios donde es bueno que no estén metiendo ruido y por lo tanto, ser mediador para ir orientando su comportamiento, pero también me parece súper importante cambiar la mentalidad respecto a los estilos de parentalidad que deben ser más bidireccionales; siempre que se habla de cuidados es que tenemos que proteger a los niños y niñas, y los niños y niñas también nos tienen que proteger a nosotros y para eso tenemos que darle espacio para que ellos puedan habitar este espacio urbano, tengan una movilidad independiente y tengan posibilidad de ser autónomos”.
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