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Estudio de Movilidad Social Multidimensional en Chile da cuenta de una generación con más espacio, pero menos viviendas propias y seguridad

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POR Isidora Fontánez Núñez |

En Ciudad Pauta, Raúl Figueroa, director Ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas de la UNAB se refirió a la publicación del Estudio de Movilidad Social, que busca identificar factores, más allá del ingreso, que produzcan este cambio en las personas. 

El Estudio de Movilidad Social Multidimensional entregó resultados en esta materia, vinculados al nivel educacional, ocupación, acceso al consumo, salud, trabajo, vivienda propia, habitabilidad y seguridad. 

En Radio Pauta, Raúl Figueroa, aseguró en ese sentido que el estudio “busca identificar, más allá de los ingresos si existe movilidad social, es decir, en qué medida los chilenos han avanzado o retrocedido en diversas dimensiones (…) además de cuáles son los determinantes que generan esa movilidad”.  

En dicha investigación, se observa que, en general, Chile ha tenido movilidad social positiva o ascendente. Lo que se puede ver en los cambios de la situación socioeconómica a lo largo de la vida de las personas, en relación a sus padres.  

“Lo que nosotros hicimos fue entrevistar a personas entre 35 y 55 años de edad, es decir, los nacidos entre el 69 y el 89, preguntándole sobre su realidad actual y la que ellos tenían cuando tenían 14 años, es decir, en el fondo, la realidad de sus padres cuando tenían la misma edad” aseguró Figueroa. 

Pese a estos resultados positivos, en términos de vivienda propia la movilidad ha sido negativa. Porque existe un 17,9% de movilidad ascendente, un 55,2% de movilidad nula, es decir, que están exactamente igual que sus padres, y un 26,9% de movilidad descendente. 

“Lo que vemos en movilidad negativa significa entonces que un 26,9% de los encuestados, y por tanto estamos hablando de cerca de 1.340.000 personas entre 35 y 55 años, tienen una situación peor que la que tenían sus padres en materia de acceso a la vivienda propia, es decir, los padres tenían vivienda propia y ellos no logran acceder a ella”. 

En cuanto a la habitabilidad, que en palabras del director de Políticas Públicas de la UNAB significa “lo contrario de hacinamiento (…) Por lo tanto, tiene relación con el número de personas que comparten el mismo hogar y que comparten una misma pieza dentro del hogar”. El estudio demuestra que actualmente cada persona tiene más espacio. 

“Los chilenos viven menos hacinados que en la generación de sus padres, y eso es interesante porque es una medida de movilidad, una movilidad de progreso bastante relevante” aseguró el también abogado. Siendo la baja tasa de natalidad un factor importante en ese sentido. 

Sin embargo, como el estudio se hizo mediante encuestas presenciales, los espacios urbanos de tomas ilegales, por ejemplo, no están considerados dentro de esta muestra. 

En ese sentido, el director señaló que “con seguridad, en esos lugares, el hacinamiento es mayor y, por lo tanto, este índice cambiaría. Pero si tú sales de las tomas ilegales, lo que te da cuenta de esto es que hay un progreso en materia de la forma en que vive esta generación”. 

En materia de seguridad, a los entrevistados se les consultó por balaceras en sus barrios, tráfico y consumo de drogas. Dimensión que arrojó los peores índices de movilidad, “el estudio anota que el 51,3% de la población consultada presenta movilidad social descendente” aseguró Figueroa. 

“Son las mujeres quienes declaran tener una sensación de inseguridad en su barrio mayor, y no solo las mujeres, sino que también los núcleos urbanos, a diferencia de los espacios rurales, y en los sectores socioeconómicos de menores recursos“. 

Revisa la entrevista a continuación: