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Flores amarillas: la tendencia que se vivió el 21 de septiembre en América Latina

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Foto de Townsend Walton / pexels.com
POR Equipo Radio Pauta |

Conoce por qué se regalaron flores amarillas en algunos países de América Latina y por qué fueron tendencias.

La llegada de la primavera en el hemisferio sur es un acontecimiento verdaderamente mágico, marcado por el 21 de septiembre. Durante esta temporada, la madre naturaleza se viste con un espectacular abanico de colores vibrantes, y las flores amarillas se convierten en las auténticas estrellas de la fiesta. Especialmente, los claveles de tonalidades doradas son regalados como símbolos de amistad y alegría en el día de la primavera.

En esta festividad, las personas se congregan en parques y jardines para deleitarse con la belleza primaveral. Las risas y los abrazos se mezclan con los fragantes aromas de las flores amarillas, generando un ambiente cálido y reconfortante. Es un momento propicio para celebrar la amistad y la vida.

De esta manera, el intercambio de flores amarillas en la temporada primaveral se convierte en algo más que un simple gesto; se convierte en un rito que une a las personas en la celebración de la amistad y el comienzo de una temporada llena de luminosidad y exuberancia.

Flores amarillas: ¿Por qué se regalaron flores el 21 de septiembre?

La costumbre de regalar flores amarillas el 21 de septiembre durante el Día de la primavera no es universal y se encuentra arraigada principalmente en ciertos países de América Latina, como Argentina y Chile, donde se celebra de manera especial.

En otras partes del mundo, la llegada de la primavera puede no estar relacionada con esta tradición o puede dar lugar a diferentes costumbres y festividades.

Cabe destacar que cada país y región tiene sus propias maneras de celebrar la primavera y otros eventos significativos. Por lo tanto, es fundamental reconocer que las costumbres pueden variar significativamente según la cultura y el contexto geográfico. El acto de regalar flores amarillas como símbolo de amistad y alegría puede ser una práctica específica de algunas regiones de América Latina, pero no necesariamente se extiende a nivel mundial.