Las maldiciones que se conjugaron en la eliminación de Alemania
La selección de Joachim Löw quedó eliminada en la fase de grupos de Rusia 2018, algo que no pasaba desde el mundial de 1938.
La cara de los hinchas de Alemania era de pura incredulidad. De candidatos serios a quedarse con la Copa del Mundo, de ganar la Confederaciones del año pasado, de sostener las clasficatorias sin perder un solo punto, de defender el título de Brasil 2014. Ese era el respaldo que tenía el cuadro ‘teutón’ para este mundial. La decepción fue enorme y ahora Joachim Löw no puede creer que esté buscando boletos de avión para volver anticipadamente al país.
Pero en la eliminación de los germanos hay también una especie de maldición. O varias. Desde hace 80 años que no quedaban fuera en primera ronda, pero volvieron a repetir casos emblemáticos en la historia de los mundiales.
El campeón vigente, afuera
De las últimas cinco Copas del Mundo, en cuatro el campeón ni siquiera ha podido defender su corona en la ronda de play-offs. Tras ganar el torneo que organizó, Francia fue una decepción en Corea y Japón 2002. Aunque Brasil llegó a cuartos en 2006, en los siguientes torneos se repitió aquella maldición del campeón defensor de no poder siquiera pasar el grupo: Italia fuera en 2010, España eliminado en 2014 y ahora Alemania en 2018.
Antes, solo Brasil en el mundial de Inglaterra 1966 y Alemania Federal en Argentina 1978 fueron los campeones que no pudieron avanzar a la segunda ronda.
La maldita Confederaciones
Desde que se disputa en 1992, ningún país ganador de la Copa Confederaciones ha ganado el mundial al año siguiente. Parece extraño, pues al ser un año antes, el certamen debería probar las fuerzas reales del probable campeón del mundo ante los mejores equipos de cada confederación.
Pero esta maldición vuelve a repetirse. Alemania se quedó con ese título en 2017 al vencer en la final a la selección chilena y ahora queda fuera anticipadamente de Rusia 2018.
Una historia impecable
Más que una maldición, la historia mundialista de Alemania parecía inquebrantable. La selección germana solo había faltado a las ediciones de 1930 y 1938, y ninguna por razones futbolísticas. Campeón en cuatro ocasiones, solo en 1938 había quedado eliminado en primera ronda. Ochenta años después, Toni Kroos y compañía vuelven a repetir la historia.
A excepción de estos resultados aislados, su peor marca eran unos muy dignos cuartos de final.