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Los futbolistas de origen más exótico que han pasado por Chile

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POR Periodista Practicante |

Uno vino desde el Congo Democrático y otro llegó a ser ministro en Guatemala. Estas son las historias de los diez jugadores provenientes de los mercados más atípicos.

Históricamente han sido argentinos, pero desde hace unos años los países de Centroamérica y el Caribe han llegado con una legión de jugadores. Partieron con Dioni Guerra en 1995, luego se potenciaron con Rómulo Otero y alcanzaron su consolidación en 2017, con el arribo de Yeferson Soteldo a Huachipato. El dominio de Venezuela como uno de los mayores exportadores de talentos hacia el fútbol chileno es un hecho. Pero no siempre han sido los refuerzos más destacados.

Ya sea por la nacionalidad, el debut que no fue, la inactividad absoluta o el trabajo post retiro, son más de 30 los deportistas extranjeros, con pasos por Chile, que serán recordados por algo más que correr 90 minutos persiguiendo el balón. Aquí te mostramos los diez futbolistas de nacionalidades más exóticas que pisaron una cancha local.

Mahamat Ngoulore (Camerún)

Emigró de su país con 18 años, a pesar de ser parte del seleccionado sub17. El objetivo era probar suerte en el fútbol profesional de Sudamérica. Con pasos por Bolívar y Unión Maestranza, la oportunidad de jugar en un club chileno llegó tres años más tarde.

Cobreloa, con Nelson Acosta al mando, contrató al jugador. Pero la indisciplina llevó al club a rescindir de su contrato. Luego de un breve paso por la Tercera División de Brasil, Chile fue nuevamente su destino. En la temporada 2014-2015 disputó seis encuentros con Mejillones, de los cuales solo tres comenzó como titular. No registró goles durante los seis meses que jugó con la camiseta del club antofagastino.

Shadi Shaban (Palestina)

Siempre en el mediocampo, el primer palestino en la historia del fútbol chileno inició su carrera jugando en la división sub19 del Maccabi Haifa (Israel). Tiempo después de haber ascendido al primer equipo, fue enviado a préstamo al Ramat HaSharon. La mayor parte de su carrera la ha desempeñado en ese país, pero el salto lo dio precisamente cuando miró más allá de sus fronteras.

En 2015 emigró al Ahli Al-Khaleel, equipo con el cual enfrentó a Palestino en el Partido por la Hermandad. La derrota por 1-5 a manos de los dirigidos por Nicolás Córdova, lejos de sentirlo como una derrota, fue el comienzo de su vínculo con Chile. A pesar de eso, y sin debutar en el Torneo Nacional, solo sumó 14 minutos por Copa Sudamericana.

Occupé Bayenga (República Democrática del Congo)

El golpe del año para el club. En 2011, luego de defender los colores de su selección en juveniles, y de tener un discreto paso por el club Deportivo Cañuelas (Torneo Argentino D), llegó a reforzar la delantera de Deportes Copiapó (24 partidos y cuatro goles).

El desempeño alcanzado lo llevó a fichar en la Universidad de Concepción por seis meses en 2012. En el equipo estuvo lejos de alcanzar un buen rendimiento, y una vez finalizado el periodo, partió a préstamo a Deportes Concepción. Pero la suerte fue la misma, y al término de año retornó al Campanil. Pese a la obtención de la nacionalidad chilena, el rendimiento lo obligó a volver a casa, donde actualmente milita en el AS Dragons.

Ekele Udojoh (Nigeria)

Llegó en 2011 a Deportes La Serena proveniente del Sharks FC, club de la Premier League nigeriana, para potenciar la delantera de los “papayeros”. En el club se mantuvo por dos años, en los cuales disputó 17 partidos bajo el mando de Víctor Hugo Castañeda.

A pesar de que su pase se entrampó y no tuvo un buen comienzo en el profesionalismo de Chile, terminó convenciendo. Fueron 40 minutos (suplente) del primer entrenamiento, los que bastaron para llamar la atención tanto del técnico, como de los hinchas que asistieron la primera práctica. Era la estrella de la jornada. Y en eso se quedó.

David Waterson (Sudáfrica)

En 1981 Mario Tuane tenía un deseo: traer dos sudafricanos al fútbol chileno. Con la mayor parte de su carrera como entrenador en Sudáfrica, el conocimiento sobre las cualidades de Waterson era tal, que el guardameta no demoró en fichar por Magallanes.

El equipo logró el segundo lugar en la liguilla de Copa Libertadores, pero ese fue el máximo logro de Waterson. Sin mayores hitos en su paso por el país, un año fue suficiente para el equipo, que en 1982 ya no contaba con su presencia. Tanto él como su compatriota Rodney Anley (Tuane lo trajo y llegó a Palestino), se devolvieron a Sudáfrica.

Norio Takahashi (Japón)

Llegó a los 31 años a Chile, proveniente del Sagan Tosu (equipo japonés). Hasta ese momento solo registraba pasos por clubes japoneses y a pesar de que había realizado pruebas en Audax Italiano y Palestino, Unión San Felipe decidió finalmente contratarlo por un año.

El objetivo era disputar el Torneo de Clausura 2004, pero no sumó minutos oficiales y al año siguiente volvió a la Segunda División japonesa con el Tokushima Vortis. A cuatro años de su paso por el balompié chileno, colgó los guantes en el Albirex Nigata de Singapur. Hoy se desempeña como entrenador de arqueros.

Maksim Molokoedov (Rusia)

Tenía 24 años cuando su talento para el fútbol fue descubierto por Frank Lobos. Ni siquiera su estancia en la Penitenciaría fue impedimiento para llegar en 2012 a Santiago Morning y ostentar un record que continúa vigente hasta hoy: ser el último europeo en convertir en Chile.

Volante escencial en el esquema de la escuadra en la temporada 2012-2013, su único tanto lo anotó a Coquimbo Unido, y a meses de haber obtenido la libertad, se embarcó en un vuelo hacia Rusia para tomar vacaciones. Pero nunca volvió. Los dirigentes del club se quedaron en el aeropuerto esperándolo. Años después reveló que el motivo era el bajo sueldo que le ofrecían.

Dwight Pezzarossi (Guatemala)

Centrodelantero que marcó el comienzo de los guatemaltecos en el fútbol nacional. Con el cambio de milenio vino su arribo a tierras chilenas. En 2000 lo fichó Palestino, club donde solo disputó una temporada, para luego llegar a Santiago Wanderers. Ambos equipos sirvieron como vitrina para dar el salto al fútbol español en 2003.

Después de nueve años de ausencia, Pezzarossi volvió a Chile. Deportes La Serena fue el plantel que reforzó entre 2011-2012. Esta fue la última camiseta extranjera que vistió, antes de retornar a Guatemala y retirarse como campeón con el CSD Comunicaciones. Pero su vínculo con la pelota se extendió más allá, e incluso fue ministro de Cultura y Deportes. 

Robert Moewes (Alemania)

En enero de 2018 fue anunciado como el nuevo portero de Barnechea. Con pasos por las inferiores del Borussia Dortmund, el Shalke 04 y dos equipos en Estados Unidos, el jugador de entonces 24 años se convirtió en el cuarto alemán en firmar con un club de fútbol chileno.

Durante el año disputó 40 partidos y le convirtieron en 45 ocasiones (1,1 promedio por encuentro). Pero si hay jugadas recordadas por los hinchas son los lanzamientos penales atajados por el alemán. Con el marcador en contra, Barnechea necesitaba remontar un 1-0 ante Curicó Unido en Copa Chile. Y lo hizo, pero con la ayuda de los guantes de Moewes, que con dos tapadas selló el paso de los “huaicocheros” a cuartos de final del campeonato.

Chase Hilgenbrinck (Estados Unidos)

La pasión por el fútbol lo caracterizó siempre. Cambió de equipos y de país, pero hubo un aspecto en su vida que jamás accedió a cambiar: su cercanía con la religión. Llegó a Chile en 2005 para defender los colores de Huachipato y luego tuvo un breve paso por Naval. Pero si se lo recuerda por algo, es por el ascenso logrado con Ñublense en 2006.

Defensor del gusto de Claudio Borghi, quien incluso pensó en sumarlo a Colo Colo mientras estuvo al mando del equipo, decidió a los 26 años volver a su país natal para ingresar al seminario y convertirse en sacerdote. Una misa fue precisamente el motivo que lo trajo de vuelta a Chile hace dos años. Y Chillán nuevamente fue su casa.