La juventud de los 90 años de Ferrari en las pistas
El Gran Premio de Italia fue el escenario perfecto para el aniversario de Ferrari, que luego de una década volvió al triunfo en casa.
Cuando se habla de Fórmula 1, inmediatamente se asocia a ese concepto la marca Ferrari. Algunos visualizan un monoplaza en tonos rojos estableciendo un récord en pista, otros recuerdan los títulos mundiales de Michael Schumacher, que lo llevaron a ser el mejor piloto de la historia, y otros simplemente comienzan a decir il cavallino rampante.
El equipo del caballo, emblema y sinónimo de títulos, de rivalidades y de objetivo a vencer por el resto de los competidores, es una de las escuderías presentes en la máxima categoría del automovilismo desde el inicio. No obstante, el apellido Ferrari trazó su camino desde mucho antes, con un sueño de il commendatore.
Luego de haber participado en mundo del automovilismo como piloto, decidió adentrarse en el área administrativa de Alfa Romeo, con la creación de una sociedad para ocuparse de gestionar todo lo relacionado con la marca. En 1929, bajo el nombre de Scudería Ferrari, la leyenda comenzó.
Poco más de seis años pasaron hasta que en 1935 el taller del empresario diseñó su primer auto de carrera. Fue el comienzo de una potencia en la fabricación de automóviles que durante 1937, bajo su supervisión, las modificaciones al modelo Alfetta 158 esbozaron una característica que lo llevaría escribir su nombre en la historia: la meticulosidad.
Tal fue el asombro de los directivos de Alfa Romeo, que comenzaron a aumentar las exigencias en el desarrollo de los autos y el proceso de trabajo. Comenzaron entonces las disputas que obligaron a Ferrari a renunciar.
Entre las condiciones de su contrato estaba no poder utilizar su apellido, durante cuatro años, para negocios relacionados con el automovilismo. Los directivos de su anterior escudería reconocían la amenaza que representaba para su negocio.
En 1943 el bloqueo ya había culminado. Las ganas de continuar ligado a los autos estaban intactas. El italiano estableció una sucursal en Marianello (donde se realizan los trabajos de desarrollo y la ingeniería de los monoplazas). Siete años pasaron para ver el sueño de Ferrari hecho realidad.
En Mónaco 1950 iniciaron el camino que, 69 años después, los tendría como la escudería más laureada, con 15 títulos mundiales y 16 campeonatos de constructores.
Un monoplaza como fórmula del éxito
El coche escogido para la ocasión fue el Tipo 125, desarrollado por el fundador, por el ingeniero automotor Valerio Colotti y por el diseñador Gioacchino Colombo. Los resultados fueron inmediatos: Alberto Ascari entregaba el primer podio a la marca (2°) y Raymond Sommer terminaba en la cuarta posición. A pesar de eso, este modelo solo estuvo dos años en la Fórmula 1.
Desde ese monoplaza, 69 autos han pasado pasado por los boxes en cada temporada.
Este año, el modelo utilizado tanto por Sebastian Vettel como por Charles LeClerc es el Ferrari SF90, que con una unidad de potencia, sistema de transmisión de ocho velocidades y sistema de recuperación de energía acorde a los parámetros actuales, busca dejar atrás el mal comienzo de la temporada.
Ellos llegaron al n°1
El ideal de éxitos y triunfos no sería lo mismo sin él. Con siete campeonatos, el último de ellos en 2004, Michael Schumacher es el punto de comparación eterno. Las generaciones antiguas afirman que el alemán sigue siendo un antes y un después, que no hay mejor piloto y que difícilmente lo habrá. Las generaciones actuales lo miran como el modelo a seguir y el récord a quebrantar.
Su irrupción en el mundo del automovilismo, cuando Ferrari no tenía amenazas ni competencia real, encumbró a la escudería como la academia más destacada del mundo. Sin embargo, la historia de amor entre il cavallino rampante y el triunfo partió mucho antes.
Juan Manuel Fangio es sinónimo de orgullo no solo en Argentina, sino en todo el automovilismo. Uno de los pioneros en la actividad se alzó como el más destacado en 1956, bajo el alero de Ferrari.
Siendo uno de los logros más recordados, el título con los italianos dio comienzo a una carrera que por años lo alzó como el mejor de la historia, con cinco campeonatos. Por años, hasta que en la órbita mundial apareció un tal Michael Schumacher.
A bordo del Ferrari 312 T4, Jody Sheckter y Gilles Villeneuve dieron un giro radical al equipo. Con la introducción del efecto suelo (cuando el monoplaza está muy cerca de la superficie por la diferencia de presiones a nivel aerodinámico), lograron un total de seis victorias, el 5° título de constructores y el único mundial del sudafricano.
Con 40 puntos de ventaja, Niki Lauda se coronó por primera vez como el mejor de todos en 1975, a bordo de un auto que él mismo ayudó a diseñar. Gracias a una recomendación de Clay Regazzoni a Enzo Ferrari, Lauda se convirtió en piloto oficial que, además, permitió el 4º título de constructores a Ferrari (luego de las seis carreras ganadas).
Dos años después, el piloto que hoy es considerado como uno de los más destacados por, entre otras cosas, haber vuelto al ruedo luego de un trágico accidente que quemó gran parte de su cuerpo, logró su segundo título mundial.
No fue una rivalidad de antología, más bien fue la supremacía de uno y la suplencia del otro. Alemania y Brasil expandían su rivalidad a los autos, y marcaban una era en la Fórmula 1. Con el F1-2000, Michael Schumacher y Rubens Barrichello consiguieron ganar 10 de las 17 carreras en el año, retornando al primer lugar del podio.
Schumacher llegaba al n° 1 de la general y Ferrari lo acompañaba luego de 21 años, cuando Jody Scheckter logró la hazaña. Cuatro años después, Alemania volvería a gritar de la mano de la escudería italiana.
Se repetía el nombre, aumentaban las victorias y la diferencia de puntos. El motor y la caja de cambios del F2004 fueron rediseñados para aumentar su rendimiento, y les resultó. Un total de 15 victorias (sobre 18 GP) le entregaron al piloto alemán su séptimo y último título en el deporte.
La carrera en Italia
Lejos de alcanzar la primera plaza del campeonato mundial, la tarea de Ferrari en el Gran Premio de Italia 2019 en Monza era volver a la ruta trazada por Enzo: meticulosidad, cero tolerancia al error y la estrategia como centro de la competición.
Habían pasado nueve años desde que esos mandamientos se siguieron de tal forma que Fernando Alonso se alzó como el mejor del circuito. Hasta que LeClerc, de comienzo a fin, encabezó la carrera y le devolvió la alegría a su equipo ante más de 20 mil tifosi.
Fue el piloto más joven en la historia de la escudería italiana el encargado de sellar con broche de oro el nonagésimo aniversario.