Intriga en Quilín
“El dominio que en la ‘Roja’ tuvo por años el empresario Fernando Felicevich, representante -entre otros- de Vidal, Sánchez y Medel, está siendo desplazado por un nuevo actor”, escribe Fernando A. Tapia.
Esta semana, el director nacional deportivo de la Federación de Fútbol, Francis Cagigao, ofreció una extensa conferencia de prensa. De esas a distancia, por Zoom, en las que es imposible la contrapregunta, pero en la que acuñó el término de “Operación Remontada”, haciendo alusión a que la Selección aún está a tiempo de volver a meterse en zona de clasificación, siempre y cuando cumpla con la meta preestablecida (al menos siete puntos de nueve posibles en fecha triple de octubre).
Buen intento el de Cagigao y de la ANFP por desviar la atención, porque en rigor ese encuentro con los medios, me parece, tuvo como objetivo final lanzar una cortina de humo ante las lapidarias críticas que surgieron hacia su trabajo, instalando la legítima duda sobre su verdadero rol en el fútbol chileno.
La desastrosa gestión con el futbolista chileno norteamericano Robbie Robbinson, que optó por tomar un vuelo de regreso a Estados Unidos apenas con un par de entrenamientos en Juan Pinto Durán, echó por la borda lo que el propio Cagigao había calificado como una exitosa negociación de reclutamiento. Se sumaba a las fracasadas tratativas con los equipos ingleses para contar con Francisco Sierralta y Ben Brereton en la fecha triple de septiembre. Y especialmente a las potentes declaraciones de exasesor técnico contratado por Pablo Milad, el argentino Germán Corengia, quien incluso puso en duda la existencia de un plan de desarrollo integral para las selecciones, que es -en definitiva- para lo que supuestamente fue contratado el español.
El edificio donde funciona la Federación, y también la ANFP -porque en Chile son lo mismo- está ubicado en la avenida Quilín 5635, en la comuna de Macul. Inaugurado durante la gestión de Ricardo Abumohor, fue en su momento la demostración empírica del crecimiento del fútbol chileno y de su modernización en la década de los 90. Una casa de gobierno que, como tal, ha sido testigo de numerosas intrigas, negociaciones entre cuadro paredes, traiciones y centenares de “vueltas de carnero”, especialmente a la hora de las apasionadas votaciones de los presidentes de clubes.
En marzo pasado, en este mismo espacio, escribí sobre el confuso rol que iba a asumir Corengia como asesor de fútbol del presidente: “¿De qué estamos hablando?”, me pregunté. Milad se está llenado de asesores innecesariamente, tal como lo hizo Sergio Jadue, fue mi reflexión. La respuesta que recibí no fue institucional, sino más bien provino de otra de las funcionarias contratadas por el actual presidente. La abogada Pilar Maulén, asesora legal de la ANFP, respondió a través de Twitter que mi opinión carecía de sustento informativo, y que “si hubiera reporteado bien, sabría que hay funciones muy específicas y necesarias para el desarrollo de los clubes”, para finalizar que lo que había hecho era simplemente “vender humo”.
Pues bien, seis meses después, la respuesta la dio el propio director deportivo nacional, Francis Cagigao, quien consultado por las críticas de Corengia, señaló que al técnico argentino lo conoció bien poco, que apenas tuvo una par de reuniones con él, una de ellas por Zoom, y que pese a que recibió la instrucción de la ANFP de juntarse con él, nunca supo de su propósito y rol. Que jamás hubo algún proyecto del que tuviera conocimiento y que incluso el cuerpo técnico de la Selección había rechazado la posibilidad de incorporarlo en la función de analista de campo.
De esta manera uno de las dudas está despejada, y finalmente se impone la verdad. Las cosas son como se dijeron acá hace varios meses: Corengia fue contratado por Milad con el objetivo de establecer un enlace con los 33 clubes del fútbol profesional chileno, para que recorriese Chile permanentemente como una suerte de embajador; es decir, un rol político para un presidente que, tal cual hemos dicho, está en permanente campaña para su reelección.
Las críticas que surgieron en el medio por su incorporación hicieron que el propio Pablo Milad le diera la espalda, y entonces ahora es Corengia el que respondió, estableciendo serias dudas sobre el verdadero rol de Cagigao en Chile. Dos frases son a mi juicio bastante lapidarias. Primero: que el exscouting del Arsenal “tiene compromisos que le impiden realizar una mejor gestión” con la “Roja”. Segundo: “Hoy en Chile la gran mayoría de los dueños de clubes son representantes”.
Acá nos detenemos, porque van al corazón del conflicto de interés que supone la directa relación de Cagigao con la Selección, ya que para llegar a Chile fue contactado por el representante de futbolistas Cristián Ogalde, alguien que ha venido ganando fuerte influencia dentro de la ANFP. De hecho, fue el propio Ogalde el que acercó el nombre de Martín Lasarte a la directiva de Milad en medio del confuso y errático proceso de reclutamiento del reemplazante de Reinaldo Rueda. Las sospechas se han ido acrecentando con algunas convocatorias, como por ejemplo la del volante Marcelo Allende, también pupilo del mismo representante. En el mundo de los negocios del fútbol chileno se comenta también la estrecha relación entre esta nueva voz fuerte dentro de la selección con la empresa Cuatro Tres Tres, de la que forman parte Sergio Gioino, Pablo Leclerc y Mauricio Valenzuela, y quienes en su cartera de jugadores tienen -entro otros- al joven colocolino Luciano Arriagada, que con 19 años y apenas 107 minutos en Primera División fue convocado a la última Copa América, y a Pablo Aránguiz, llamado al mismo torneo continental pese a su deslucido rendimiento en la “U”.
Esta nueva intriga que ocurre en el edificio de Quilín permite simplemente visualizar un fenómeno que no es nuevo: el creciente poder de los empresarios o representantes de futbolistas en la actividad o industria. Están en todos lados, y ya no solo les basta con la comisión que cobran en cada una de las transferencias. Se han hecho del control de los clubes y están entrando con voracidad en la propiedad de las instituciones.
La idea es manejar el negocio en la más amplia dimensión, ojalá con múltiples plataformas o vitrinas –que vendrían siendo los clubes- para el constante movimiento del mercado de pases. Si hablamos de la máxima vidriera para la exposición de sus futbolistas, nada mejor que la Selección Nacional. El “Equipo de Todos” no lo es tanto en estricto rigor. El dominio que en la “Roja” tuvo por años el empresario Fernando Felicevich, representante entre otros de Arturo Vidal, Alexis Sánchez, Gary Medel y varios más, está siendo desplazado por un nuevo actor. Eso es, simplemente. Lo que está en tela de juicio es el criterio que utiliza el seleccionador nacional para las convocatorias y cómo ese negocio amenaza el parámetro estrictamente deportivo que debiera estar siempre presente a la hora de representar a Chile.
Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.