La diplomacia del fútbol
“Sería decepcionante que el presidente de la FIFA no abordase la separación de la Federación y la ANFP”, escribe Fernando A. Tapia. “Pero en la diplomacia del fútbol también todo es negociable y habrá que estar atento a que el señor Infantino no muestre mano blanda”.
El suizo Gianni Infantino, de 51 años, el noveno presidente de la FIFA desde que este organismo fue creado en 1904, visitará Chile el fin de semana del 16 y 17 de octubre. Como parte de una sorpresiva gira a Sudamérica en la que, además de nuestro país, contempla viajes a Argentina, Colombia, Venezuela y Ecuador, el máximo dirigente del fútbol mundial viene con un objetivo claro: sumar apoyos a una nueva y revolucionaria idea, la de realizar los mundiales cada dos años.
A pesar de que hasta ahora ha sido respaldado por una mayoría de las federaciones asociadas, lo cierto que aún no logra convencer a las dos más poderosas confederaciones del planeta: la UEFA y Conmebol. Si bien Infantino ya tiene los votos para provocar una revolución con el calendario de las copas del mundo, la verdad es que sin el apoyo de Europa y Sudamérica, de donde provienen los mejores futbolistas, la idea está condenada al fracaso. Por eso está empeñado a convencer uno a uno de que el cambio podría significar un gran impulso económico para la industria, apostando a un trabajo diplomático de joyería, cara a cara con cada uno de los presidentes que dudan de la conveniencia de terminar con el mundial cada cuatro años.
Infantino se maneja como pez en el agua si de negociaciones se trata. Está involucrado del fútbol desde hace más de tres décadas. Con apenas 18 años, supo convertirse en el presidente del club de su ciudad natal en Suiza, el pueblo de Brig-Glis, ubicado apenas a 10 kilómetros de la ciudad natal de su predecesor en la FIFA, el también suizo Joseph Blatter. Abogado de profesión, ha tenido una carrera meteórica en la dirigencia mundial, siendo entre los años 2009 al 2016 el secretario general de la UEFA, donde fue la mano derecha del francés Michel Platini, quien tras el Fifagate cayó en desgracia al recibir pagos ilícitos por diversos contratos. Ha sido parte del comité de reforma del máximo organismo del fútbol mundial, y desde allí ha logrado impulsar importantes modificaciones, como por ejemplo la implementación del fair play financiero para los equipos europeos, la creación de la Liga de Naciones de la UEFA (que acaba de ganar a Francia), y el aumento de 16 a 24 de los cupos para la fase final de la Eurocopa, torneo el que además pasó a disputarse simultáneamente en 13 países distintos en su última versión, también con el apoyo de Infantino.
Son cambios dentro de Europa que ahora quiere llevar al resto del mundo. Ya consiguió que el Mundial de 2026, a efectuarse en Estados Unidos, México y Canadá, tuviera 48 selecciones. Pero va por más y ahora su objetivo es conseguir que el torneo mayor de selecciones se realice cada dos años.
La visita a Chile será flash. Estará apenas 18 horas en el país, tiempo suficiente para intentar sumar el respaldo de Pablo Milad, el que tendrá que lidiar con la postura que ya ha marcado oficialmente la Conmebol. El organismo con sede en Paraguay, y cuyo presidente Alejandro Domínguez se enteró por la prensa de la visita de Infantino a Sudamérica, ya ha dicho que no está de acuerdo con la idea.
Se habla de una visita protocolar, pero que en Chile genera más que una inquietud en el Consejo de Presidentes de la ANFP. Es de conocimiento público que desde hace más de un año la FIFA ha recomendado acelerar el proceso de separación de la Asociación con la Federación. Postura más que resistida por las distintas sociedades anónimas deportivas que controlan la gran mayoría de las instituciones del fútbol profesional chileno.
En juego hay demasiados millones que provienen precisamente de la Federación, fundamentalmente los acuerdos económicos y comerciales vinculados con la selección adulta, recursos que han subvencionado el Campeonato y por ende a los equipos de la Primera y Primera B. Sería decepcionante que el presidente de la FIFA no abordase este importante tema en su visita oficial a Chile. Infantino conoce perfectamente el daño que está provocando la irrupción de los representantes de futbolistas en la propiedad de los clubes en el mundo, y que en nuestro país se ha transformado en la principal amenaza para el desarrollo de la actividad (los mismos que se oponen a la separación ANFP-Federación).
De hecho, en uno de sus últimos informes oficiales, la propia FIFA dio a conocer que en la década pasada el negocio de los traspasos de jugadores movió casi 50 mil millones de dólares entre las más de 200 federaciones asociadas. Pese al incremento sostenido en las transacciones de pases en todo el mundo, mientras las contribuciones solidarias para los equipos formadores creció apenas un 1,3%, los ingresos de los agentes de futbolistas se incrementó en casi un 70%. Impresentable.
Ha sido la propia FIFA la que se ha mostrado alarmada por estas cifras. Pero en la diplomacia del fútbol también todo es negociable, y habrá que estar atento a que el señor Infantino no siga mostrando mano blanda para esta necesaria y postergada reforma en Chile, a cambio de un voto más para su sueño de los mundiales cada dos años.
Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.