Deportes

Audax ¿Italiano?

Imagen principal
Audax Italiano (Instagram) / PAUTA
POR Eduardo Olivares |

“El nuevo presidente de Audax Italiano deberá demostrar que está al margen del mundo de los representantes de futbolistas, hasta ahora los únicos que han irrumpido con fuerza en la propiedad de los clubes en Chile”, dice Fernando A. Tapia.

Ocurrió en tiempo récord. O más bien así se enteró el medio. Después de poco más de una década en la propiedad del club Audax Italiano, la familia Antillo decidió la venta el club profesional, su marca y plantilla, a inversionistas argentinos y mexicanos. De acuerdo con la información revelada por el diario La Tercera, el negocio se concretó por cerca de US$ 7 millones, en el que se excluyeron los nombres de cinco futbolistas exportables,  además del complejo deportivo construido en la comuna de Puente Alto, el que ahora le será arrendado a los nuevos dueños.

El cambio de mando se hizo de manera flash, y no dio espacio para que los hinchas itálicos pudiesen manifestar su opinión respecto de esta nueva realidad que asoma como radicalmente distinta a lo vivido en los 111 años de historia de una de las instituciones más tradicionales del fútbol chileno. Fueron inmigrantes italianos quienes el 30 de noviembre de 1910, dieron vida a un club que desde su fundación ha estado siempre al mando de  dirigentes de apellidos cuyo origen está en la península itálica: desde Cintolesi, pasando por Pagani, Simonetti, Pastorino, Sturione, Gellona, Solari y Bascheri, en su primera etapa, hasta Mauriziano, Cantergiani, Ravera, Corona y Antillo en los tiempos más cercanos. Hubo varios más, por cierto, pero todos siempre ligados a la colonia.

Gonzalo Cilley, argentino de 45 años, es ahora el nuevo presidente del club. Es la cabeza visible de un grupo de cinco inversionistas que lograron convencer a la familia Antillo de la venta. El joven empresario trasandino es fundador de Fanalítica, una agencia digital que asegura entregar soluciones estratégicas, de comunicación y de tecnología. En efecto, hay referencias de que el nuevo mandamás de Audax Italiano trabajó para la liga colombiana, y en Argentina fue asesor entre 2018 y 2020 de la liga profesional, participando en el diseño de una aplicación para teléfonos celulares de la Súper Liga, el campeonato de la primera división de ese país. La carrera profesional del nuevo presidente está estrechamente ligada al mundo de las comunicaciones. Por años fue  productor ejecutivo de la cadena Telefé, encargado de promover la exportación de formatos televisivos a diferentes mercados. Y luego, como independiente, a través de su agencia Resonant TV, se dedicó al mismo negocio ofreciendo la adaptación de series exitosas, llevando creaciones europeas o norteamericanas a países como Colombia y México. Trabajó en Hollywood y definitivamente su perfil aparece revolucionario para los hinchas más tradiciones del equipo asentado en la comuna de La Florida, algunos de los cuales han sentido este cambio como una puñalada directa al corazón, que pone fin de una tradición centenaria.

Pero las sociedades anónimas deportivas no son más que empresas, que como en cualquier rubro, cambian de propietario de vez en cuando. Creadas a partir de una ley que no contempló la opinión del hincha o socio y cuya reforma, que busca remediar este problema, sigue paralizada en el Parlamento. En el caso de Audax Italiano el tema para ese pequeño grupo de simpatizantes aparece más complejo, porque está lejos de ser un equipo popular, de modo que la preocupación instalada apenas se ha hecho visible en los medios.

Ahora bien, vale preguntarse si más allá de dolor por dejar de ser dirigido por alguien de la colonia, es plausible estar preocupado por el futuro del club. Porque ciertamente las dudas surgen por la aparición de alguien externo, un extranjero, de apellido anglosajón, y que irrumpe justo cuando otras instituciones han pasado a ser controladas por empresarios ligados a la representación de jugadores. La verdad sea dicha, con Lorenzo Antillo a la cabeza, un dirigente que heredó de su padre el control de Audax, el equipo ya estaba bajo el dominio casi absoluto de un representante: Sergio Morales, nada de italiano, el mismo que decide todo lo que pasa en Coquimbo Unido, hacía y deshacía  a su antojo en el equipo de colonia (está por verse si seguirá haciéndolo desde ahora). Armaba el plantel y decidía a quién contratar, enviar a préstamo o despedir. Por lo tanto, si esa es la preocupación de algunos hinchas, lamentablemente habrá que recordarles que eso hace rato sucede en el cuadro itálico.

En todo caso en las primeras entrevistas otorgadas a diferentes medios de comunicación, el nuevo presidente de club, Gonzalo Cilley, aseguró no tener vínculo alguno con representantes. Lo de su grupo de inversionistas, declaró, fue una decisión estudiada en base al big data, reconociendo una oportunidad en el mercado en el fútbol chileno y prometiendo innovación en el negocio deportivo, con ideas emparentadas con la nueva era tecnológica y digital. En efecto, el cuadro itálico ha sido uno de los equipos que más exportaron en la última década. Esto ha sido sin duda uno de los logros de la administración Antillo. Tuvo ventas por más de US$ 13 millones en el periodo, con jugadores como Ignacio Jeraldino, Sebastián Vegas, Diego Valdés, Felipe Mora y ahora último Joaquín Montecinos. El tema es que no  fue capaz de traducir los éxitos económicos en logros deportivos, a lo que se sumó un creciente distanciamiento con la hinchada y la colonia.

Los nuevos dueños de Audax Italiano creen que pueden revertir el problema, e incluso prometen trasformar al club en el cuarto grande del fútbol chileno. En términos de popularidad, difícil. Pero si mantienen la capacidad formativa que ha demostrado la institución y lo acompañan con campañas destacadas, podrían saldar la promesa. Está claro que toda organización necesita innovar para mantenerse competitiva. En este caso el cambio aparece radical y revolucionario, y deberá enfrentarse a las dudas que genera el origen de los nuevos propietarios.

El nuevo presidente de Audax Italiano deberá demostrar con hechos y no palabras que en efecto está al margen del mundo de los representantes de futbolistas, hasta ahora los únicos que han irrumpido con fuerza en la propiedad de los clubes en Chile, aprovechándose de la lentitud, desidia e irresponsabilidad de nuestros parlamentarios para corregir un vacío dañino y peligroso en la ley de sociedades anónimas deportivas. Porque los empresarios que negocian con los pases de futbolistas ya están abiertamente con el control en equipos como Unión La Calera, San Luis de Quillota, La Serena, Coquimbo Unido y Ñublense, además de otros de la primera B. Eso sin contar las serias sospechas que permanecen en relación con la propiedad de Azul Azul, la empresa que dirige los destinos del club de fútbol de la Universidad de Chile.

Que surjan ahora tras una fachada como dueños de Audax Italiano no sería nada extraño. Aunque, ya está dicho, esto sería simplemente formalizar algo que ya estaba ocurriendo en los hechos. Solo el tiempo dirá cuán reales son las intenciones de los nuevos dueños del equipo de colonia, desde ahora ya no dirigidos formalmente por un dirigente de apellido italiano. Si las ideas del inversionista argentino Gonzalo Celley son auténticas, deberá luchar contra las dudas que surgen espontáneamente dada la grave amenaza que implica el voraz apetito que los representantes de futbolistas han demostrado en el fútbol chileno. Y con la natural resistencia de los hinchas audinos que sienten que el nuevo Audax se aleja de su origen, borra tradiciones y se distancia de Italia.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.